Editorial Alaire

En este jardín de putas
sobran los dioses
—tú y tus lemas—
¿y ahora qué, Álvaro?
Ahora que nadie puede
abrir tu visón
y pagar por tu polla seca,
dime ¿Cómo vas a pagar
la última raya de la noche!

Alvarito pensaba que el sexo
y el barro eran la clave para estar bella
le gritaba a la noche:

El que sepa follar que me salude,
los demás, ni varíen su trayecto.
Harta estoy de encontrar camas de alambre.

Quien ama, otorga y quien otorga, pierde.

Álvaro y sus poemas en un bolso de Desigual,
un gigante que puede llegar, esta noche,
a besar la eternidad de Dios
soltaba lemas a la belleza eficaz
—eso decía de mi—:

Tu belleza se alza
sobre tanta doctrina iluminada,
culebras parlanchinas,
hermetismos,
metafísicas,
gritos,
aplausos,
veneraciones,
santos, santos, santos,
alza sus velos tu belleza.
Una nebulosa de color carne
parece sonreírte desde bambalinas.


Le conocí en aquella esquina
donde su cuerpo reposa,
decúbito supino
y su rubia peluca,
en el suelo.
Había atravesado una bala su corazón.
Se llamaba Álvaro.

Olvidaste en qué lugar
están enterrados
tus muertos.
Y ahora tengo que ser capaz
de cantar en tu entierro
—me pedías cosas así—
desde el lado más bestia de la vida.

Muy interesante, Anita.

El poema es bueno y tiene estrofas maravillosas, las dos últimas son una pasada, pero, ¿sabes? soy eternamente clásico, y algunas palabras, quizás no he avanzado, no entran en mi vocabulario poético.

Espero no me lo tengas en cuenta.

Quizás esté anticuado.

Pero, al margen de ello, es un magnífico escrito.

Y, al margen de ello, te sigo queriendo.

Un besote, Anita.

Yo me quedo con este asombrosamente bueno endecasílabo:


que da, en mi opinión, para un soneto de aquellos...

Como es la tónica en ti, apuestas por la variedad con este último poema. Lo cual me gusta porque, después de todo, ¿qué es la vida sino eso que se resiste a las miradas de túnel?

Y no me sonrojan (no tanto, imagínate para más guasa la escena) las palabras duras, porque estas están tan hechas de realidad como esas otras vertidas en los grandes poemarios de todos los tiempos.

Y porque cumplen aquí una función cabal o insustituible, en el sentido de que apuntan a dar voz a una existencia desbocada, acaecida —tal parece— a su pesar: a la de aquel llamado Álvaro, ahora póstumo cantor de las cosas del sexo.

Bello homenaje a una vida que acaba de elevarse al panteón de los crepúsculos.

Un abrazo fuerte.

Alejandro Costa escribió: ↑Mié, 19 Feb 2025 23:14 Muy interesante, Anita.

El poema es bueno y tiene estrofas maravillosas, las dos últimas son una pasada, pero, ¿sabes? soy eternamente clásico, y algunas palabras, quizás no he avanzado, no entran en mi vocabulario poético.

Espero no me lo tengas en cuenta.

Quizás esté anticuado.

Pero, al margen de ello, es un magnífico escrito.

Y, al margen de ello, te sigo queriendo.

Un besote, Anita.

Eres sincero y además me sigues apreciando. No puedo pedir más.
Gracias por leerme siempre.
Un fuerte abrazo.

Julio Arroba escribió: ↑Jue, 20 Feb 2025 1:07 Yo me quedo con este asombrosamente bueno endecasílabo:

«Quien ama, otorga y quien otorga, pierde»

que da, en mi opinión, para un soneto de aquellos...

Como es la tónica en ti, apuestas por la variedad con este último poema. Lo cual me gusta porque, después de todo, ¿qué es la vida sino eso que se resiste a las miradas de túnel?

Y no me sonrojan (no tanto, imagínate para más guasa la escena) las palabras duras, porque estas están tan hechas de realidad como esas otras vertidas en los grandes poemarios de todos los tiempos.

Y porque cumplen aquí una función cabal o insustituible, en el sentido de que apuntan a dar voz a una existencia desbocada, acaecida —tal parece— a su pesar: a la de aquel llamado Álvaro, ahora póstumo cantor de las cosas del sexo.

Bello homenaje a una vida que acaba de elevarse al panteón de los crepúsculos.

Un abrazo fuerte.

No queda otra que hablar como el finado si es que quiero referirme a sus cosas. Natural y poco refinado llamaba a todo por su nombre.
No puedo ni quiero disimular sus palabras. Murió hace años, de un tiro, y quedó expuesto en el pinar.
Apenas sabía leer o escribir, pero era todo un poeta de la noche y trapicheaba de maravilla.
Qué tiempos!
Gracias por ese buenísimo comentario.
Un beso.

Me ha gustado la solidez y originalidad desprendidas en este trabajo.
Abrazos y felicidad.

Hola, Ana:

Un poema crudo que plasma una realidad terrible pero que existe: las drogas, la prostitución por necesidad, la sordidez, la soledad, los prejuicios y la muerte.

Al final solo queda la solidaridad con los que sufren tener que llevar una vida así.

Un poema muy bueno. Gracias por compartirlo.

Felicitaciones
Un beso grande
Ana

Ricardo López Castro escribió: ↑Jue, 20 Feb 2025 15:33 Me ha gustado la solidez y originalidad desprendidas en este trabajo.
Abrazos y felicidad.

Un buen elogio, gracias por este comentario que me anima a seguir a pesar del dolor que a veces es en lo único que pienso.
Un fuerte abrazo.

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Vie, 21 Feb 2025 15:59 Hola, Ana:

Un poema crudo que plasma una realidad terrible pero que existe: las drogas, la prostitución por necesidad, la sordidez, la soledad, los prejuicios y la muerte.

Al final solo queda la solidaridad con los que sufren tener que llevar una vida así.

Un poema muy bueno. Gracias por compartirlo.

Felicitaciones
Un beso grande
Ana

Y a veces todo comienza por no ser aceptado socialmente, por nacer en un cuerpo q no corresponde, o por otros muchos temas que no siguen la norma.
Gracias por tu atenta lectura y comentario.
Un fuerte abrazo.

Pareces adentrarte en el lado oscuro de la noche. Y las hubo así que acabaron en juguetes rotos. La vida es dura para quien se sale de los códigos sociales aceptados. Me gustó el tratamiento narrativo que le has dado a este poema que concluye con un triste final. Felicidades y un abrazo.

Ramón Carballal escribió: ↑Sab, 01 Mar 2025 16:35 Pareces adentrarte en el lado oscuro de la noche. Y las hubo así que acabaron en juguetes rotos. La vida es dura para quien se sale de los códigos sociales aceptados. Me gustó el tratamiento narrativo que le has dado a este poema que concluye con un triste final. Felicidades y un abrazo.

El mundo de la noche daba para muchos personajes que parecían irreales. Vivían a su manera y, tienes razón, la mayoría se rompía por salirse del rebaño. Otros, con suerte podían establecer sus propias normas, y vivir acorde a sus sueños. ¿Qué era lo que les diferenciaba para terminar de una u otra forma? Nunca lo supe.
Gracias por tu interesante comentario que me hizo recordar esos momentos.
Un abrazo.