Editorial Alaire

Un sol (a E.R.A.)

Esta es la historia de un sol, qué raro, no?
pues si nos fijamos bien, encontramos muchos rayos anaranjados,
hijos de distintos soles que por alguna extraña razón,,
llegaban a la tierra negros como el carbón,
daba igual la estación temporal.

La primera vez que observé dicha irregularidad,
me pareció una tragedia climática, algo insólito anunciaba,
era primeros de agosto, que tristeza, todo se oscureció
y la consciencia me dice que hay un sol que no volverá
a efectuar su presencia.

Algunos soles son muy pesados y felizmente luminosos,
otros volaron y entre nubes enmudecieron los truenos
no soportaban tan dolorosa visión,
por un miedo a la ceguera posterior.

El momento fue cortante, tanto
que los días laminaban el resplandor,
y así permanecen, con la condena eterna
de mirar unos ojos sonrientes sabiendo que no sirven para ver

Con todos mis respetos, amiga Carmen, ¡estás que te sales! Me gusta cómo dominas el verso y le das fluidez al poema; las metáforas muy acertadas y ese final magnífico... Estás en racha y estás en la onda. Me ha gustado mucho. Un abrazo y salud.

Original forma de hablar del resplandor del sol que da o quita luz y calor. El final está muy logrado. Me gustó mucho. Felicidades.
Abrazos y salud

Carmen Moro Frías escribió: ↑Mié, 29 Ene 2025 18:41 Un sol (a E.R.A.)

Esta es la historia de un sol, qué raro, no?
pues si nos fijamos bien, encontramos muchos rayos anaranjados,
hijos de distintos soles que por alguna extraña razón,,
llegaban a la tierra negros como el carbón,
daba igual la estación temporal.

La primera vez que observé dicha irregularidad,
me pareció una tragedia climática, algo insólito anunciaba,
era primeros de agosto, que tristeza, todo se oscureció
y la consciencia me dice que hay un sol que no volverá
a efectuar su presencia.

Algunos soles son muy pesados y felizmente luminosos,
otros volaron y entre nubes enmudecieron los truenos
no soportaban tan dolorosa visión,
por un miedo a la ceguera posterior.

El momento fue cortante, tanto
que los días laminaban el resplandor,
y así permanecen, con la condena eterna
de mirar unos ojos sonrientes sabiendo que no sirven para ver

Concuerdo con los elogios de Julio, Carmen, tu voz resplandece.

He conocido un sol que se ha ido también, querida Carmen. El verso de cierre es desgarrador, y su belleza triste es que penetra en la oscuridad del desconsuelo al mirar a esos amados ojos sonrientes y recordar que fueron reales, que miraron con ternura, con asombro directo a tus ojos en un lazo irrompible, sin embargo es quizás una foto que congeló el gesto afable, la espontánea sonrisa....la imagen del rostro amado. Yo conozco ese vínculo y ese momento subjetivo, donde se traslada la realidad y la añoranza y de vuelta al desconsuelo de la finalidad del alma. Siento que no se deja de amar a nuestros seres queridos y que hay tanto la ausencia como la presencia de ellos. Hay que recordarlos tal fueron y recrear sus pasos, sus ocurrencias, su carácter porque no podemos dejar que su vida vivida se olvide. Gracias por unir tan bellos filamentos y colmar de inspirada creación un poema que conoce el dolor de la pérdida de un hijo. Gracias por tu buen hacer poético que conlleva a catarsis y eleva el dolor a la belleza humana. Hoy precisamente me detuve en el libro de Corintios y volví a la fuente de la esperanza. Estas cosas leí:
1 Corintios 15:35-49
Traducción en lenguaje actual
Cómo resucitarán los muertos
35 Tal vez alguien me pregunte: ¿Y cómo volverán los muertos a la vida? ¿Qué clase de cuerpo tendrán? 36 ¡Qué preguntas más tontas! Para que una planta crezca, primero tiene que morir la semilla que fue sembrada. 37 Lo que se siembra es una simple semilla de trigo, o de alguna otra cosa, muy distinta de la planta que va a nacer. 38 A cada semilla Dios le da el cuerpo que él quiere darle. 39 No todos los cuerpos son iguales. Los seres humanos tenemos una clase de cuerpo, y los animales tienen otra clase. Lo mismo pasa con los pájaros y los peces. 40 Hay también cuerpos que viven en el cielo, y cuerpos que viven en la tierra. La belleza de los cuerpos del cielo no es como la de los cuerpos de la tierra. 41 El brillo del sol no es como el de la luna y las estrellas, y aun cada una de las estrellas tiene un brillo distinto.

42 Así pasará cuando los muertos vuelvan a la vida. 43 Cuando alguien muere, se entierra su cuerpo, y ese cuerpo se vuelve feo y débil. Pero cuando esa persona vuelva a la vida, su cuerpo será hermoso y fuerte, y no volverá a morir. 44 Se entierra el cuerpo físico, pero resucita un cuerpo espiritual. Así como hay cuerpos físicos, hay también cuerpos espirituales.

45 La Biblia dice que Dios hizo a Adán, y que Adán fue el primer hombre con vida. Pero Cristo, a quien podemos llamar el último Adán, es un espíritu que da vida. 46 Así que primero llegó a existir lo físico, y luego lo espiritual. 47 El primer hombre fue hecho del polvo de la tierra. El segundo hombre vino del cielo. 48 Todos los que vivimos en esta tierra tenemos un cuerpo como el de Adán, que fue hecho de tierra. Todos los que viven en el cielo tienen un cuerpo como el de Cristo. 49 Y así como nos parecemos al primer hombre, que fue sacado de la tierra, así también nos pareceremos a Cristo, que es del cielo.

Un abrazo afectuoso Carmen, sin tiempo, sintiendo tu bello corazón.

Roxane

Precioso y original.

El final, querida amiga, para enmarcar. Es apoteósico.

Un beso.

Hola Julio
Me ha hecho ilusión tu comentario, sobre todo en lo que respecta a que te parece bien hecho. Me anima a seguir con la escritura.
Un abrazo

Hola Pilar
Muchísimas gracias por tu comentario. Me anima. Un abrazo.

Hola E.R.A
Me encanta tu conocimiento teológico.
Yo que no se casi nada, aprendo contigo mucho.
Gracias por tu comentario, y un abrazo muy fuerte.

Hola Alejandro
Muchísimas gracias por tu comentario, me anima a seguir jugando con las palabras, a veces os hago partícipes de mis emociones y sentimiento.