Editorial Alaire

...

Venías no sé de dónde,
alta de tacón, espiga de amanecer.

Un mes y otro yo por ahí,
y tú mirabas desde lejos sin mirar
las palabras de los tercos sordos.

Escuchabas de cerca las miradas,
decías que la luna te deslumbraba,
que las calles eran hilos de piedra,
y las mañanas noches perezosas.

Nos pusimos a contar mentiras
de salón, las que se dicen sonriendo
para derrotar las verdades de plomo,
diluidas en el humo y el alcohol
con aroma de polen y papel de arroz.

Decías que aprendiste de los poetas
desnudos recitar por los bares
en las madrugadas desiertas de abril.

Las horas se iban,
neblina indolente, baile de anémonas.

Cara triste,
virgen de amaneceres,
cuéntame los dolores
de tu felicidad oscura.

Y tú callabas o mentías, azarosa solitaria
por la espuma de estos mares de Madrid.

...

¡Qué maravillosa suerte estar por aquí, a esta hora en la que dejas esta belleza de poema!
Para leer y releer muchas veces.

Felicidades, Ignacio, un abrazo fuerte.

Todas las estancias poéticas de tu casa me gustan Ignacio, en todas hay algo que me alimenta. En ésta, donde encuentro tus últimas aportaciones al foro, ternura.
Un abrazo y feliz día

Todo el poema en si es maravilloso, pero los versos que lo cierran son un diez.
Enhorabuena.

Un abrazo..

Marisa Peral escribió: ↑Mié, 18 Dic 2024 12:49 ¡Qué maravillosa suerte estar por aquí, a esta hora en la que dejas esta belleza de poema!
Para leer y releer muchas veces.

Felicidades, Ignacio, un abrazo fuerte.

Coincidencias, Marisa. Sonrío.
Gracias por la nota tan entusiasta.

Un abrazo.
Ignacio

F. Enrique escribió: ↑Mié, 18 Dic 2024 13:39

Gran poema, Ignacio. Enhorabuena.

Un abrazo.

Me alegra tu parecer, Enrique, gracias por la nota.

Un abrazo.
Ignacio

Qué buen poema!

Encuentros ocasionales. Encuentros benditos. De esos que dejan huella en nosotros. Da igual el lugar, el tiempo, la hora. El escenario puede ser cualquiera: un parque o un bar de esos que permanecen abiertos para los que no les espera nadie en casa. Te haces el remolón y pides la última varias veces porque volver da miedo. El ruido del hay nadie a veces es aterrador.
Perdón que casi comento como si fuese un poema de miedo y no, todo lo contrario, es altamente sentimental y romántico.
Durante unos instantes breves o no, esas mentiras y esas caras nos salvan los días. Y las noches.
Y durante un rato uno quiere hacer feliz al otro, escondiendo el dolor detrás de una irónica sonrisa, esas del: todo va bien.

Ha sido un verdadero placer.
Un abrazo.

Armilo Brotón escribió: ↑Mié, 18 Dic 2024 15:24 Todas las estancias poéticas de tu casa me gustan Ignacio, en todas hay algo que me alimenta. En ésta, donde encuentro tus últimas aportaciones al foro, ternura.
Un abrazo y feliz día

Me alegra esta nota tuya, Armilo. Las estancias poéticas dices, qué guardará cada una entre la arquitectura de las casas laberinto.

Gracias por la nota, un abrazo y felices años nuevos.
Ignacio

Una imagen del caleidoscopio de la vida descrita con maestría de poeta. Me gustó mucho leerte.
Abrazos y salud

Arriba con este hermoso e interesante poema, amigo Ignacio.
Felicidades y un abrazo.

Uno de los poema más evocadores que te he leído, con una gran riqueza en el lenguaje poético de la metáforas que utiliza. Son grandes hallazgos sensoriales:
espiga de amanecer, palabras de los tercos sordos, las calles eran hilos de piedra, aroma de polen y papel de arroz, espuma de estos mares de Madrid.

Todo un placer de lectura, amigo Ignacio.

Un fuerte abrazo. Se te echa de menos.

Magnífico poema.

El cierre es genial.

Un abrazo.

Otra forma de decir que el versolibrismo "encaja" a toda costa. Deberías cambiar al verso blanco y vigilar las asonancias, para evitar cacofonías.
El fondo del trabajo está currado y suena bonito, pero no se sostiene.
Puestos a escribir, escribamos correctamente, ¿no crees?
Decir que los tópicos o las expresiones fáciles no deben formar relleno en los versos, es mejor que fluya un estilo más propio y sacar partido a cada espacio entre versos o palabras, pienso.
Gracias por compartir.
Abrazos y felicidad!

Ignacio, maravilloso poema el que nos compartes.
De principio a fin un gusto de lectura.

Un abrazo.