Editorial Alaire

Para ti, Frodimir, hermano

En el Colmado de Oriente
hay una maleta, sin verso
para nosotros,
para contarnos historias sin palabras.
Un lunes regurgita otros días
y no sé cuántos más que piden silencio.
Entre las piernas de la noche,

          hay ojos,
          labios desesperados,
          ritos
          que añoran un beso.

Me sorprende
que se pida algo de amor en el colmado de Oriente,
donde hay sedas
que ni Sherezade pudo entretener con sus cuentos 
para morir vacía.	

Dicho lo indecible.

Gente como eres tú, como yo soy, 
sangre para los malditos,

un licor fuerte
que nos embriaga hasta tu sin-nombre
reclamando al sol
unas horas más, para no dormir mañana
ni morir temprano.

Rosas que sin prisa
rumian sus manos al caliente,
a tres rupias por destino.

Porque en el colmado de oriente
no hay rostro que se oponga
                ni a ti ni a mí .

Luego va el silencio 
 en      las      palabras
para saber si Dios está
                 entre alguna costilla, 
olvidado o durmiendo el sueño eterno,
en la desesperación de ser nosotros    	
 sus cojones.

Armilo Brotón

Armilo Brotón escribió: ↑Dom, 15 Dic 2024 12:34

Me sorprende
que se pida algo de amor en el colmado de Oriente,
donde hay sedas
que ni Sherezade pudo entretener con sus cuentos 
para morir vacía.	

Armilo Brotón escribió: ↑Dom, 15 Dic 2024 12:34

Para ti, Frodimir, hermano

En el Colmado de Oriente
hay una maleta, sin verso
para nosotros,
para contarnos historias sin palabras.
Un lunes regurgita otros días
y no sé cuántos más que piden silencio.
Entre las piernas de la noche,

          hay ojos,
          labios desesperados,
          ritos
          que añoran un beso.

Me sorprende
que se pida algo de amor en el colmado de Oriente,
donde hay sedas
que ni Sherezade pudo entretener con sus cuentos 
para morir vacía.	

Dicho lo indecible.

Gente como eres tú, como yo soy, 
sangre para los malditos,

un licor fuerte
que nos embriaga hasta tu sin-nombre
reclamando al sol
unas horas más, para no dormir mañana
ni morir temprano.

Rosas que sin prisa
rumian sus manos al caliente,
a tres rupias por destino.

Porque en el colmado de oriente
no hay rostro que se oponga
                ni a ti ni a mí .

Luego va el silencio 
 en      las      palabras
para saber si Dios está
                 entre alguna costilla, 
olvidado o durmiendo el sueño eterno,
en la desesperación de ser nosotros    	
 sus cojones.

Armilo Brotón

Julio Gonzalez Alonso escribió: ↑Dom, 15 Dic 2024 17:38 Este paseo por el mercado de Oriente me ha transportado, una vez más, a la experiencia de Estambul y la magia colorista de sus aromas, aunque lejos de los palacios persas. El último verso, grueso y áspero, nos vuelve del sueño. Un abrazo, Armilo. Salud.

F. Enrique escribió: ↑Dom, 15 Dic 2024 17:55 Hermano, eres el Bukowski más inspirado de todos los los callejones, el Henri Miller de nuestro triste país donde la izquierda no existe...
Un abrazo