Editorial Alaire

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer;
cómo después de acordado
da dolor;
… …
(Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre)



Andamos entre luminosidades
que adquirieron hace tiempo color
de olor a opaco: translúcidas,
encubren aquello que su relumbrante opacidad
retrae: rastros de lo, en lo humano dentro,
de vez en vez vivido.
Habrá voces, corales, metal y fastos,
deslizándose por los salones luz
a velocidad de vértigo, mareos
durante los cuales vernos como depositarios
de la disponible felicidad ―¿es, ésta,
esa descarga a la que urge toda tensión
seminal?―, y está bien, se sabe
que quien no camina alerta, los dientes blancos,
está predestinado a miserable looser,
solo que,
en la noche eterna del que vivía, todo se apaga,
cantidad ninguna de semen acumula
el bastante fósforo con que iluminar los ojos
y atisbar, quizá, lo que no se estuvo a ver:
no es placer lo que más place a la vida,
sino esa rara, nuda, lujuriosa, en este mundo, cosa
a la que llamamos Amor a veces y a veces Bien.

Un muy buen poema, trufado de hermosas y contundentes imágenes, que decreta sobre situaciones tan humanas como el amor y la felicidad y la propia existencia en definitiva.
Enhorabuena.
Un abrazo.

Julio Bonal escribió: ↑Dom, 08 Dic 2024 11:34 Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer;
cómo después de acordado
da dolor;
… …
(Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre)



Andamos entre luminosidades
que adquirieron hace tiempo color
de olor a opaco: translúcidas,
encubren aquello que su relumbrante opacidad
retrae: rastros de lo, en lo humano dentro,
de vez en vez vivido.
Habrá voces, corales, metal y fastos,
deslizándose por los salones luz
a velocidad de vértigo, mareos
durante los cuales vernos como depositarios
de la disponible felicidad ―¿es, ésta,
esa descarga a la que urge toda tensión
seminal?―, y está bien, se sabe
que quien no camina alerta, los dientes blancos,
está predestinado a miserable looser,
solo que,
en la noche eterna del que vivía, todo se apaga,
cantidad ninguna de semen acumula
el bastante fósforo con que iluminar los ojos
y atisbar, quizá, lo que no se estuvo a ver:
no es placer lo que más place a la vida,
sino esa rara, nuda, lujuriosa, en este mundo, cosa
a la que llamamos Amor a veces y a veces Bien.

Es muy impresionante como el Amor sube a la palestra, se cubre los hombros para no despertar al frío; se hace paso entre la gente, se mira incrédulo a sí mismo en los cristales llenos de vapor...
Atisbarlo, abrazarlo, ondear en su diluvio, no es tarea fácil; aún así, moviliza ejércitos, rompe fuentes y, extiende sus manos para ser motivo perfecto.

Me ha gustado tanto este ejercicio de alta sensibilidad, querido Julio.

Gràcies mil per aquests arbres que sembres a la terra d'Alaire. Alguna vegada en serem els fruits.
Una abraçada forta.

Un poema bello y sabio, Julio:

Placer sin amor no deja huella.
Placer con amor marca profundamente.
Amor sin placer puede ser algo platónico o una bonita amistad.
Y relaciones sin amor y sin placer son absolutamente anodinas.

Con el paso del tiempo vamos valorando lo que verdaderamente importa.

En realidad todo importa pero ya no te puedes ofrecer como un mito erótico a partir de cierta edad.

El tiempo pasa. La juventud pasa. El amor a veces pasa y a veces no. El que lo encuentra duradero es afortunado.

Me ha encantado tu poema. Insta a la reflexión profunda.

Es interesante tu "Oficio de tinieblas".

Felicidades
Un abrazo
Ana

Muy bueno, Julio.

He disfrutado su lectura.

Quizás debiéramos reflexionar un poquito y maquinar ese oficio de tinieblas que nos propones.

Como dice Ana, es un afortunado al que le perdura el amor.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

Ramon,

Con seguridad, demasiado elogiosas notas para mi escrito, pero que agradezco en lo que valen de ti viniendo.
Una abraçada.

Hallie,

Siempre comentando con letras de poeticidad y alcance mucho mayores a las mías, y esto no es un hablar fácil, sinó el sentir que siento que me es devuelto. Tu presencia no sólo es grata, es orientadora e incitante, un estandarte casi. En esa peregrinación en que me hallo, giro, regiro, me detengo, sin saber nunca bien por dónde voy o si me acerco o alejo o, sin ni darme cuenta, permanezco detenido en los mismos puntos. La palabra es polar, norte, pero hay que hallarla, y por sí sola, además, no basta. En esa mirada refugio tuya me reposo y respiro largo.
Una gran abraçada.

Ana,

Comentas siempre añadiendo valor largo a los textos que se proponen. Lees en profundidad, elaboras y formulas anotaciones a pie de página de esas más importantes que la página misma. Aprecio mucho tu generoso estar y dejar huella.
Una abraçada.

Alejandro,

Parafraseando al bueno de Aristoteles diría que el amor se dice de muchos modos, o lo es. Por supuesto, tu mirada o lectura, como buen poeta, es larga y saca del texto lo que ni el propio autor sabía que estaba allí. Si no, no valdría la pena comentarnos los unos a los otros o publicar. Agradezco mucho tu huella.
Una abraçada.