Diez minutos

[Alonso Vicent]

En ocasiones, uno muere sin darse cuenta
aunque la rendición quede lejos.
Todo puede cambiar en un segundo
cuando la vida te hace un guiño
y con un corte de mangas significativo
rompes la tapa de ese nicho que impedía las vistas.
En ocasiones, morir podría ser una huida,
¿pero hacia dónde?
En los laberintos, la prisa es un agobio
que ciega lo natural del recorrido;
los setos siempre fueron un engaño,
una manipulación de los arbustos.
Pero los arbustos no engañan,
te muestran su sur y tu norte, y la delicadeza del rocío.
En ocasiones, se escribe un poema en diez minutos:
sin maquillaje, sin reservas, sin alardes, sin motivo.
¿Por qué?
Quizás porque la emotividad, precisamente,
sigue conectando neuronas
y puntos sensitivos.
En ocasiones, se subleva el instante
y ataca los papeles con tinta y alguna mancha de café.
Algunas veces, diez minutos dan para mucho,
o no.
“Seguimos prevenidos”.

[Jorge Salvador]

Pues a fe que has aprovechado bien esos diez minutos, amigo. Has hecho un poema que invita a la reflexión y rezuma belleza y sabiduría por todos sus poros. De verdad lo has hecho en diez minutos?
Me encantó, te felicito por tu enorme inspiración y te mando un abrazo enorme

[Ramón Carballal]

En diez minutos te puede llegar la inspiración o el vacío. Tu poema invitar a pensar más allá de la poesía, incluso en la vida misma. Me gustó el poema y te felicito por haberlo escrito. Un abrazo.

[Ana García]

Las pequeñas muertes reflejadas en un poema que te lleva de paseo por la reflexión.
Me ha encantado la personificación de los arbustos.
Te felicito.
Un abrazo.

[Ramón Carballal]

En diez minutos te puede llegar la inspiración o el vacío. Tu poema invitar a pensar más allá de la poesía, incluso en la vida misma. Me gustó leerlo y te felicito por haberlo escrito. Un abrazo.

[E. R. Aristy]

En ocasiones, uno muere sin darse cuenta
aunque la rendición quede lejos.
Todo puede cambiar en un segundo
cuando la vida te hace un guiño
y con un corte de mangas significativo
rompes la tapa de ese nicho que impedía las vistas.
En ocasiones, morir podría ser una huida,
¿pero hacia dónde?
En los laberintos, la prisa es un agobio
que ciega lo natural del recorrido;
los setos siempre fueron un engaño,
una manipulación de los arbustos.
Pero los arbustos no engañan,
te muestran su sur y tu norte, y la delicadeza del rocío.
En ocasiones, se escribe un poema en diez minutos:
sin maquillaje, sin reservas, sin alardes, sin motivo.
¿Por qué?
Quizás porque la emotividad, precisamente,
sigue conectando neuronas
y puntos sensitivos.
En ocasiones, se subleva el instante
y ataca los papeles con tinta y alguna mancha de café.
Algunas veces, diez minutos dan para mucho,
o no.
“Seguimos prevenidos”.

Es un hermoso poema que nos conecta en su espontáneo resplandor. Un placer inmenso y refrescante, Alonso. Abrazos

[Hallie Hernández Alfaro]

En ocasiones, uno muere sin darse cuenta
aunque la rendición quede lejos.
Todo puede cambiar en un segundo
cuando la vida te hace un guiño
y con un corte de mangas significativo
rompes la tapa de ese nicho que impedía las vistas.
En ocasiones, morir podría ser una huida,
¿pero hacia dónde?
En los laberintos, la prisa es un agobio
que ciega lo natural del recorrido;
los setos siempre fueron un engaño,
una manipulación de los arbustos.
Pero los arbustos no engañan,
te muestran su sur y tu norte, y la delicadeza del rocío.
En ocasiones, se escribe un poema en diez minutos:
sin maquillaje, sin reservas, sin alardes, sin motivo.
¿Por qué?
Quizás porque la emotividad, precisamente,
sigue conectando neuronas
y puntos sensitivos.
En ocasiones, se subleva el instante
y ataca los papeles con tinta y alguna mancha de café.
Algunas veces, diez minutos dan para mucho,
o no.
“Seguimos prevenidos”.

Qué lúcido y certero este poema, hermano león.
En diez minutos la vida se apersona en la causa, anida con seriedad en las retinas, ilumina los perfiles del aire.

Aplausos en primera fila; cuidaros mucho.
Un abrazo de los grandes.

[Alonso Vicent]

Pues a fe que has aprovechado bien esos diez minutos, amigo. Has hecho un poema que invita a la reflexión y rezuma belleza y sabiduría por todos sus poros. De verdad lo has hecho en diez minutos?
Me encantó, te felicito por tu enorme inspiración y te mando un abrazo enorme

Je, je... diez minutos dan para mucho con un café y una copita de...
El problema llega cuando tienes que transcribirlo de la parte de atrás de la factura de hidroeléctrica, fue el caso, al teclado del ordenador o el móvil... eso sí que es una aventura. Lo de las manchas de café y algún grano de arroz (estamos en Valencia) también es verídico, je je.
Un abrazote de lunes laborable, Jorge, después de un almuerzo en ruta, nada, el tentempié de la nañana.

[Alonso Vicent]

En diez minutos te puede llegar la inspiración o el vacío. Tu poema invitar a pensar más allá de la poesía, incluso en la vida misma. Me gustó el poema y te felicito por haberlo escrito. Un abrazo.

La poesía y la vida van unidas, al menos en mi caso, y de momentos se alimentan.
Muchas gracias, Ramón, desde los arrozales del Perelló, de camino a los campos de naranjos. Creo que nos hemos perdido con el Google maps

[Ara López]

Alonso, un poema que no sólo se abre camino con grandes imágenes sino hacia un pensar más profundo. No solamente acerca de la muerte sino acerca de todo y de nada. Una vida en 10 minutos.

Maravilloso.

Saludos.

[Concha Vidal]

Che... pero que bien desnudas los sentimientos ...en sólo diez minutos. Oye, y que calan y todo. Como el rocío entre los setos a pesar de todo, a pesar de ser a veces laberintos.l
Abrazos mediterráneos grandes.

[Marisa Peral]

En diez minutos la vida se da la vuelta y nos cambia la vida.
Creo, Alonso, que nos parecemos en eso de lo cotidiano y la poesía y me he reído con tu pelea con la parte trasera de esa factura, Bendita sea, que te dejo utilizarla para estos diez minutos maravillosos.
Un placer.

Abrazos fuertes.

[Alonso Vicent]

Las pequeñas muertes reflejadas en un poema que te lleva de paseo por la reflexión.
Me ha encantado la personificación de los arbustos.
Te felicito.
Un abrazo.

De momentos se construyen los momentos e incluso, si no llegan, los inventamos. Una buena comida y un carajillo dan para mucho.
Muchas gracias, Ana, por este momento; hoy lejos de los laberintos pero con los arbustos en la mente.
Un abrazo desde la cocina con la estufa de leña a medio gas.

[Alonso Vicent]

En ocasiones, uno muere sin darse cuenta
aunque la rendición quede lejos.
Todo puede cambiar en un segundo
cuando la vida te hace un guiño
y con un corte de mangas significativo
rompes la tapa de ese nicho que impedía las vistas.
En ocasiones, morir podría ser una huida,
¿pero hacia dónde?
En los laberintos, la prisa es un agobio
que ciega lo natural del recorrido;
los setos siempre fueron un engaño,
una manipulación de los arbustos.
Pero los arbustos no engañan,
te muestran su sur y tu norte, y la delicadeza del rocío.
En ocasiones, se escribe un poema en diez minutos:
sin maquillaje, sin reservas, sin alardes, sin motivo.
¿Por qué?
Quizás porque la emotividad, precisamente,
sigue conectando neuronas
y puntos sensitivos.
En ocasiones, se subleva el instante
y ataca los papeles con tinta y alguna mancha de café.
Algunas veces, diez minutos dan para mucho,
o no.
“Seguimos prevenidos”.

Es un hermoso poema que nos conecta en su espontáneo resplandor. Un placer inmenso y refrescante, Alonso. Abrazos

La espontaneidad llega de vez en cuando y se asemeja bastsnte a lo que se supone que somos nosotros mismos.
Me alegra un montón que te gustara el resultado.
Un abrazo. ERA, hasta tu orilla.

[Alonso Vicent]

En ocasiones, uno muere sin darse cuenta
aunque la rendición quede lejos.
Todo puede cambiar en un segundo
cuando la vida te hace un guiño
y con un corte de mangas significativo
rompes la tapa de ese nicho que impedía las vistas.
En ocasiones, morir podría ser una huida,
¿pero hacia dónde?
En los laberintos, la prisa es un agobio
que ciega lo natural del recorrido;
los setos siempre fueron un engaño,
una manipulación de los arbustos.
Pero los arbustos no engañan,
te muestran su sur y tu norte, y la delicadeza del rocío.
En ocasiones, se escribe un poema en diez minutos:
sin maquillaje, sin reservas, sin alardes, sin motivo.
¿Por qué?
Quizás porque la emotividad, precisamente,
sigue conectando neuronas
y puntos sensitivos.
En ocasiones, se subleva el instante
y ataca los papeles con tinta y alguna mancha de café.
Algunas veces, diez minutos dan para mucho,
o no.
“Seguimos prevenidos”.

Qué lúcido y certero este poema, hermano león.
En diez minutos la vida se apersona en la causa, anida con seriedad en las retinas, ilumina los perfiles del aire.

Aplausos en primera fila; cuidaros mucho.
Un abrazo de los grandes.

Hola Hallie, aquí en la Terreta seguimos y de vez en cuando improvisamos el momento, ya sea con la poesía o cortando leños para la estufa. Todo tiene su razón de ser cuando te apetece.
Qué alegría volverte a ver en esta selva que es la tuya.
Un abrazo sin uñas, leona, de parte de este gatito montés.