Editorial Alaire

Pasaba por aquí y, como era de esperar, me enredé en el juego simbólico de tu poema que tanto abarca y en tanto hiende el rejo del arado poético. Una sugerencia para la pregunta: ¿Dónde se pudrirán tus hojas amarillas, tu horas ya vencidas? y la corrección de esa concordancia que en el vértigo de la transcripción se quiso colar de rondón (De paso, puedes quitarle el punto tras el cierre de interrogación).
Un abrazo norteño y otoñal, amigo Ferreiro. Salud.

Gracias, amigo Julio, celebro que enredándote tan gustosamente en este poema, aun así tu "ojo clínico" detectase esas teclas tropezando por los versos

Un fuerte abrazo desde Compostela

Ningún poema que hable de ebriedad va a estar exento de mi comentario, menos si es de sangre, como el vínculo que nos une. En este caso es admiración por la contundencia de tu besos a la poesía. Versos largos, como largo es tu sentir, no puedo decir de otras cosas pues sería meterme en berenjenales ajenos y ya tienes una edad. Pues lo dicho hermano, es Fe en carne viva y eso me apasiona.
Abrazote, feliz domingo y recuerdos a la familia.
Por cierto, ¿cuándo vas a cambiar ese avatar tan horroroso? Pon una botella de godello joder; ya es tiempo de renovación, nos vamos haciendo más jóvenes.

... ciertamente, y como afirma Julio: "hondo y nutrido simbolismo", poeta; toda una disertación tocante a ello, con destreza y poética capaz...; Venga ... a. justel/Orión

J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Sab, 23 Nov 2024 17:30 Una atronadora semilla germina el alba, música nueva, sin órdenes, ternura explícita.
Relámpago, de qué espacio llegas como una nieve de púrpura delirante, recogiendo todo el frío
y llevándolo a rastras por el suelo. Escucho sobre tu esqueleto las voces y el cuerpo,
sombras, polvo o fósforo, almas que se desplazan bajo tierra.

Del verde al rojo cabalga el otoño con sus espuelas y estalla infatigable
—vómito de una eternidad explosiva.
¿Dónde se pudrirán tus hojas amarillas, tus horas ya vencidas?
Tus abejas y mis dedos persiguen la sed y la oscura somnolencia de los cántaros.
Entre tus muslos se consagra el pan y hacen la sangre densa como el agua nocturna.
Tu frente devolverá el azul traspasado —Un milagro que acoge la distancia
y las fronteras vecinas calladas e incomprensibles.

La luz deja huellas en la memoria y duerme a la orilla de las dunas.
Puente sin vacío. Puente pegado a la arena seca y a sus mujeres enterradas.

Vuelve el intruso y siempre recomienza la idea fija, el perverso ritual.
Una cicatriz palpitante, ebriedad todavía herida.

Detonaciones del imaginarium producen esferas poéticas y desnudan la sensualidad y la sensibilidad elevada que enardece al poeta. Encuentro siempre el enlace vivo y hasta endemico con la mujer como símbolo. Todo un placer sensorial y pictograma de tu cosmos. Te felicito, Ferreiro. Abrazos

Cada vez que me meto en tus escritos, me enredas y no me dejas salir de ellos.

¡Quién tuviera esa magia que desprenden tus versos!

Muy bueno.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.