Runas

[Ramón Castro Méndez]

Para Gía Nuage



De este lado el azul es el mar
sin la extraña urgencia de la playa.
A plena luz es medianoche
cuando el sol da de lleno en las ventanas.
El mundo es una ciudad abierta
cuando el cielo es tempestad sobre Berlín.
Nos hallamos detenidos en la vida
que nos vive, pero con nosotros
el mundo se sale del tiempo por mi costado.
Yo sé de la soledad con sus bordes afilados,
pero a la vez tan frágil como un pétalo de lluvia,
que vino a mí un febrero manuscrito,
una muerte de hielo azul con su cadáver
aún temblando como el más frío
de los inviernos y efervescentes flores.
También sé del amor y su proceso,
con sus peces de colores y el cosquilleo
de cascabeles, que es como un estreno en Broadway.
Vuelvo a hablar contigo, y te reconozco
con todos mis sentidos, recuerdo
de aquel día tu piel tan blanca
bajo el vestido, tus ojos grises
que me sonreían con tristeza, y tu pulsera
de monedas a las que te gustaba llamar
pequeñas lunas. Yo pensaba que eran runas
entrechocando y haciendo su magia.
Fue el único instante en que me sentí eterno,
y el mundo se agigantó después.


El flaco que levita

[Ara López]

Ramón, me gustan más imágenes que plasmas y el camino que van recorriendo, saltando de aquí para allá pero siempre agarradas del mismo hilo.

Amé los últimos dos versos.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Un magnífico poema, Ramón. Destaco los últimos versos que orientan su pesar hacia una queja de amor.

Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Qué bien escribes, Ramón:

Un lirismo suave se desliza por cada verso y nos deja inmersos en la nostalgia del amor perdido.

Enhorabuena
Ana

[Ramón Castro Méndez]

Ramón, me gustan más imágenes que plasmas y el camino que van recorriendo, saltando de aquí para allá pero siempre agarradas del mismo hilo.

Amé los últimos dos versos.

Un abrazo.

Muchas gracias Ara. Aprecio en mucho tus palabras.

Un gran abrazo.

[Pilar Morte]

Cuánto me gusta leerte!!!
Dejas un poema con un lirismo que sale del alma con la sinceridad de la nostalgia de lo perdido. Un verdadero placer pasar y disfrutar tus versos.
Abrazos y salud

[Marisa Peral]

Para Gía Nuage



De este lado el azul es el mar
sin la extraña urgencia de la playa.
A plena luz es medianoche
cuando el sol da de lleno en las ventanas.
El mundo es una ciudad abierta
cuando el cielo es tempestad sobre Berlín.
Nos hallamos detenidos en la vida
que nos vive, pero con nosotros
el mundo se sale del tiempo por mi costado.
Yo sé de la soledad con sus bordes afilados,
pero a la vez tan frágil como un pétalo de lluvia,
que vino a mí un febrero manuscrito,
una muerte de hielo azul con su cadáver
aún temblando como el más frío
de los inviernos y efervescentes flores.
También sé del amor y su proceso,
con sus peces de colores y el cosquilleo
de cascabeles, que es como un estreno en Broadway.
Vuelvo a hablar contigo, y te reconozco
con todos mis sentidos, recuerdo
de aquel día tu piel tan blanca
bajo el vestido, tus ojos grises
que me sonreían con tristeza, y tu pulsera
de monedas a las que te gustaba llamar
pequeñas lunas. Yo pensaba que eran runas
entrechocando y haciendo su magia.
Fue el único instante en que me sentí eterno,
y el mundo se agigantó después.


El flaco que levita

¿Ves "flaco que levita" cómo no solo a mi me gusta leerte?

Nos dejas otro de tus buenos poemas con momentos reseñables y con la magia, o el hechizo, de esas runas.
Felicidades a ti y a Gia por la dedicatoria de este poema.
Abrazos a ambos.

[Ramón Carballal]

Siempre disfruto con la elegancia de tus letras y con cómo hilas el "discurso poético" en tus poemas. Este es un ejemplo de tu buen hacer. Abrazos.

[Ramón Castro Méndez]

Un magnífico poema, Ramón. Destaco los últimos versos que orientan su pesar hacia una queja de amor.

Un abrazo.

Muchas gracias, F.Enrique, celebro que estas letras hayan sido de tu agrado.

Un abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Qué bien escribes, Ramón:

Un lirismo suave se desliza por cada verso y nos deja inmersos en la nostalgia del amor perdido.

Enhorabuena
Ana

Muchas gracias, Ana, eres muy generosa.

Un abrazo grande.

[Ignacio Mincholed]

Felicidades, Ramón. Un poema sólido en todos los sentidos.

Un abrazo.
Ignacio

[Ricardo López Castro]

Una historia con sus acertadas expresiones en forma de matices.
Muy buen trabajo.
Gracias por compartir.
Abrazos y felicidad, Ramón!

[Armilo Brotón]

Bro, querido y admirado, es siempre para mí una alegría enorme asomarme al portal y encontrar un poema tuyo recién salido de la tahona, oliendo a tu particular lírica; solo tengo que impregnarlo con aceite de oliva y disfrutar su sabor, el resto lo hace un carajillo de intensa emoción.
Un abrazotote y nos vemos en la siguiente estación

[J. J. Martínez Ferreiro]

Simplemente precioso!!, Ramón, y con ese lenguaje poético cercano y de gran altura que te caracteriza.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.

[E. R. Aristy]

Para Gía Nuage



De este lado el azul es el mar
sin la extraña urgencia de la playa.
A plena luz es medianoche
cuando el sol da de lleno en las ventanas.
El mundo es una ciudad abierta
cuando el cielo es tempestad sobre Berlín.
Nos hallamos detenidos en la vida
que nos vive, pero con nosotros
el mundo se sale del tiempo por mi costado.
Yo sé de la soledad con sus bordes afilados,
pero a la vez tan frágil como un pétalo de lluvia,
que vino a mí un febrero manuscrito,
una muerte de hielo azul con su cadáver
aún temblando como el más frío
de los inviernos y efervescentes flores.
También sé del amor y su proceso,
con sus peces de colores y el cosquilleo
de cascabeles, que es como un estreno en Broadway.
Vuelvo a hablar contigo, y te reconozco
con todos mis sentidos, recuerdo
de aquel día tu piel tan blanca
bajo el vestido, tus ojos grises
que me sonreían con tristeza, y tu pulsera
de monedas a las que te gustaba llamar
pequeñas lunas. Yo pensaba que eran runas
entrechocando y haciendo su magia.
Fue el único instante en que me sentí eterno,
y el mundo se agigantó después.


El flaco que levita

Pocas veces se reúnen simultáneamente la fragilidad con la fuerza interna, la pureza con la madurez, lo breve y lo eterno. Logras todo eso con magistral dominio de lenguaje y uñla inspiración poética que es tu misma respiración, Ramón Castro Méndez. Doblemente hermoso regalo para nuestra colega Gia. Abrazos a ambos.