Volver (tango estrangulado)
Publicado: Mié, 30 Oct 2024 15:08
De "Las razones de la sacavera" (*)
Para Armilo Brotón de Nilo Borbotón
(*) sacavera: salamandra en asturiano.
Volver porque todas las señales salen a mi encuentro.
Soy también memoria y los recuerdos desfilan siendo su voz primera.
He visto en el espejo de ayer una imagen de mí con un temblor
en la mirada, mis ojos regresando al inicio de ese cielo de coral tibio,
aunque se agiten los sentidos entre la nausea y un pésame,
pero siempre hay un latido que persiste como vieja mancia.
Las calles me llaman desde el silencio recogido de las aceras,
y hay presentidos aromas de la infancia elevándose en el aire.
Sé que la vida es viajera hasta perderse, y busca del destino
la buena estrella.
Una ciudad recibe mis pasos con sus puertas entreabiertas
y sé que bastan unas pocas palabras reivindicando heridas
de otro tiempo para que nada tenga más memoria que la ausencia.
Un coro de olas como antorchas enfrentan la oscuridad
en las paredes mudas que me devuelven a los viejos edificios,
ahora casi transparentes. Los bares me reciben con la púrpura
abierta de sus branquias y me muestran su botín de ánforas
y anclas. Princesas que vienen de Abisinia encienden la noche
como ríos de escamas plateadas, y la noche, que mira hacia adentro
para despeñarse como un párpado al apagarse la última luz
del cielo, es un barco en alta mar.
Me pregunto si el mundo, siempre demasiado grande, se vuelve
ahora más pequeño al sumergir mis pensamientos en un vaso
de cerveza, y doy vuelta a los mapas, el norte es el sur
sin la penumbra bajo el vuelo de los gansos de nieve, y hay ciudades
que pasan de largo, paisajes de fiebre salina donde el agua es un país
vacío, pero el corazón siempre me aprieta a volver.
Una súplica arrastrada por la nostalgia y la melancolía de pájaros
que caen desde inmutables ventanas cautivos del vértigo
que atraviesa un mar sepultado bajo fallidos acordes en que la luz
quiebra su sentencia.
Regresar´será como volver a lo que fui: silueta transparente de puro azar
sustentada por el peso de mi insignificancia y con una impertérrita fe
en el blanco sol de las noches.
Volver, sí, pero como dice el tango.
Para Armilo Brotón de Nilo Borbotón
(*) sacavera: salamandra en asturiano.
Volver porque todas las señales salen a mi encuentro.
Soy también memoria y los recuerdos desfilan siendo su voz primera.
He visto en el espejo de ayer una imagen de mí con un temblor
en la mirada, mis ojos regresando al inicio de ese cielo de coral tibio,
aunque se agiten los sentidos entre la nausea y un pésame,
pero siempre hay un latido que persiste como vieja mancia.
Las calles me llaman desde el silencio recogido de las aceras,
y hay presentidos aromas de la infancia elevándose en el aire.
Sé que la vida es viajera hasta perderse, y busca del destino
la buena estrella.
Una ciudad recibe mis pasos con sus puertas entreabiertas
y sé que bastan unas pocas palabras reivindicando heridas
de otro tiempo para que nada tenga más memoria que la ausencia.
Un coro de olas como antorchas enfrentan la oscuridad
en las paredes mudas que me devuelven a los viejos edificios,
ahora casi transparentes. Los bares me reciben con la púrpura
abierta de sus branquias y me muestran su botín de ánforas
y anclas. Princesas que vienen de Abisinia encienden la noche
como ríos de escamas plateadas, y la noche, que mira hacia adentro
para despeñarse como un párpado al apagarse la última luz
del cielo, es un barco en alta mar.
Me pregunto si el mundo, siempre demasiado grande, se vuelve
ahora más pequeño al sumergir mis pensamientos en un vaso
de cerveza, y doy vuelta a los mapas, el norte es el sur
sin la penumbra bajo el vuelo de los gansos de nieve, y hay ciudades
que pasan de largo, paisajes de fiebre salina donde el agua es un país
vacío, pero el corazón siempre me aprieta a volver.
Una súplica arrastrada por la nostalgia y la melancolía de pájaros
que caen desde inmutables ventanas cautivos del vértigo
que atraviesa un mar sepultado bajo fallidos acordes en que la luz
quiebra su sentencia.
Regresar´será como volver a lo que fui: silueta transparente de puro azar
sustentada por el peso de mi insignificancia y con una impertérrita fe
en el blanco sol de las noches.
Volver, sí, pero como dice el tango.