Tú, tan simple
Publicado: Jue, 17 Oct 2024 0:01
Si el querer se convirtiera en amor,
no existiría amor con tanto querer.
Te mueves entre mis aguas como gaviota voladora,
como esa simiente atolondrada,
que cuando brota la semilla se pierde,
cuando es transportada por los vientos, musas,
escala el sol los días.
Eres el rocío de la mañana,
y en la mañana de jueves recorreré el estío
que el viernes no me dejará,
cerraré la puerta de tu talle,
pasaré de puntillas por el fin de semana,
y andando,
pulverizaré los días que el tiempo pone a mi paso.
En el horizonte se perderán los vientos,
más, lejos de la morada de una suave brisa,
lejos de la mañana,
allá a lo lejos, estará tu sonrisa.
Yo, levantaré una mirada al cielo envuelta en belleza,
tú serás realeza que corone el universo,
donde florecerán tus bellos ojos y tus cándidos besos.
Y en tardes de viento otoñal,
de lluvias de hojas caducas,
de jardines con bancos de vieja madera,
-a mi manera, bellos y elegantes-,
galantes ramas en reverencia
resguardarán tu presencia,
la belleza que inundará el hoy.
Tú, tan simple,
tú, en esa mala luz que cubre la penumbra,
estarás tú,
una flor entre jardines de cielo,
con ese bello rostro de sonrisa de cristal,
estarás tú,
como agua fresca de manantial.
Y en su infinito poder creó la mujer, te creó,
te bañó con oro y belleza,
esculpió tu cuerpo con delicadeza,
y te dejó flotar por el universo.
Apareció entonces, un cielo enamorado de él,
pleno de hermosura,
con una delicada calidez,
con su cabello al viento y el amor entre nubes algodonadas.
Ahora, hoy, es mañana,
tu belleza vive en mí desde ayer.
Más he tardado en comprender,
que el amor es una lanza,
que lo mismo te hiere,
que de amor te mata.
no existiría amor con tanto querer.
Te mueves entre mis aguas como gaviota voladora,
como esa simiente atolondrada,
que cuando brota la semilla se pierde,
cuando es transportada por los vientos, musas,
escala el sol los días.
Eres el rocío de la mañana,
y en la mañana de jueves recorreré el estío
que el viernes no me dejará,
cerraré la puerta de tu talle,
pasaré de puntillas por el fin de semana,
y andando,
pulverizaré los días que el tiempo pone a mi paso.
En el horizonte se perderán los vientos,
más, lejos de la morada de una suave brisa,
lejos de la mañana,
allá a lo lejos, estará tu sonrisa.
Yo, levantaré una mirada al cielo envuelta en belleza,
tú serás realeza que corone el universo,
donde florecerán tus bellos ojos y tus cándidos besos.
Y en tardes de viento otoñal,
de lluvias de hojas caducas,
de jardines con bancos de vieja madera,
-a mi manera, bellos y elegantes-,
galantes ramas en reverencia
resguardarán tu presencia,
la belleza que inundará el hoy.
Tú, tan simple,
tú, en esa mala luz que cubre la penumbra,
estarás tú,
una flor entre jardines de cielo,
con ese bello rostro de sonrisa de cristal,
estarás tú,
como agua fresca de manantial.
Y en su infinito poder creó la mujer, te creó,
te bañó con oro y belleza,
esculpió tu cuerpo con delicadeza,
y te dejó flotar por el universo.
Apareció entonces, un cielo enamorado de él,
pleno de hermosura,
con una delicada calidez,
con su cabello al viento y el amor entre nubes algodonadas.
Ahora, hoy, es mañana,
tu belleza vive en mí desde ayer.
Más he tardado en comprender,
que el amor es una lanza,
que lo mismo te hiere,
que de amor te mata.