Editorial Alaire

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Sab, 12 Oct 2024 22:59 El dolor es siempre lacerante, como las contracciones de un demonio que pugna por salir a devastar. Todo lo que sucede en paliativos parece a simple vista la hermosa compasión de las galaxias. Pero no te confundas, ser pensante, un combate de luz y de tinieblas se desarrolla en cada decisión. Hay vidas que se siegan sin un ápice de ética ni sombra de ternura. Se valoran las "cosas" con triaje, se cuantifican números y códigos en mitad de la sangre y de la herida. Una purga terrible va ocurriendo con aspecto de bálsamo correcto. Las dosis se falsean hacia arriba o se eliminan antes de que rueden. Acrobacias con fármacos y técnicas para entrampar humanos en tinieblas. Antes la muerte era natural y llena de consciencia de lo último. Ahora muchas veces es un sueño que no termina nunca, es narcolepsia en fumaderos de opio sanguinarios. El que pueda entender que abra los ojos. El que no entienda nada que pregunte. Hipócrates solloza en cementerios. Ahora el juramento es como un útero que degrada a sus fieles a sicarios de una agenda infernal que llora y mata. El que pueda escuchar que sea cauto, como los vigilantes en la noche. Los perros y chacales de la luna han extirpado un mundo en pesadilla. Todo lo que acontece en historiales de últimos momentos se disfraza de buenos tratamientos ortodoxos, pero un río de lava y de mentiras atrapa en gelatina sin color una verdad que impacta como el hielo en corazones buenos que derraman lágrimas de impotencia y oraciones. El que pueda sentir la realidad que entienda y oiga, porque hay reptiles llenos de sonrisas y lobos del abismo cual corderos acechando en
esquinas de hospitales y farmacias abiertas en suburbios, llenas de corrupción y extrañas huellas. Las mafias consagradas a la bolsa denigran lo sagrado con sus índices y la despoblación es una máquina que funciona sin pausa cada hora.


Ana Muela Sopeña

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Sab, 12 Oct 2024 22:59 El dolor es siempre lacerante, como las contracciones de un demonio que pugna por salir a devastar. Todo lo que sucede en paliativos parece a simple vista la hermosa compasión de las galaxias. Pero no te confundas, ser pensante, un combate de luz y de tinieblas se desarrolla en cada decisión. Hay vidas que se siegan sin un ápice de ética ni sombra de ternura. Se valoran las "cosas" con triaje, se cuantifican números y códigos en mitad de la sangre y de la herida. Una purga terrible va ocurriendo con aspecto de bálsamo correcto. Las dosis se falsean hacia arriba o se eliminan antes de que rueden. Acrobacias con fármacos y técnicas para entrampar humanos en tinieblas. Antes la muerte era natural y llena de consciencia de lo último. Ahora muchas veces es un sueño que no termina nunca, es narcolepsia en fumaderos de opio sanguinarios. El que pueda entender que abra los ojos. El que no entienda nada que pregunte. Hipócrates solloza en cementerios. Ahora el juramento es como un útero que degrada a sus fieles a sicarios de una agenda infernal que llora y mata. El que pueda escuchar que sea cauto, como los vigilantes en la noche. Los perros y chacales de la luna han extirpado un mundo en pesadilla. Todo lo que acontece en historiales de últimos momentos se disfraza de buenos tratamientos ortodoxos, pero un río de lava y de mentiras atrapa en gelatina sin color una verdad que impacta como el hielo en corazones buenos que derraman lágrimas de impotencia y oraciones. El que pueda sentir la realidad que entienda y oiga, porque hay reptiles llenos de sonrisas y lobos del abismo cual corderos acechando en
esquinas de hospitales y farmacias abiertas en suburbios, llenas de corrupción y extrañas huellas. Las mafias consagradas a la bolsa denigran lo sagrado con sus índices y la despoblación es una máquina que funciona sin pausa cada hora...


Ana Muela Sopeña