Editorial Alaire

F. Enrique escribió: ↑Jue, 22 Ago 2024 10:19 Tal vez sea mejor abrir los ojos,
aparcar la oscuridad al otro lado de las cortinas,
respirar sin apenas hacer ruido,
morder el polvo que arrastra nuestros miedos
y pedirle al corazón que se tranquilice,
que descongele la sangre de las venas,
despierte al alma y al valor,
y viaje a un mundo lejos de las tinieblas
dónde no existan cortinas cerradas.

Encuentro en tu poema momentos emotivos que podríamos considerar nuestros, de tal forma describen con singular acierto, con poesía, lo que todos sentimos en estos días.

Un abrazo.

Francisco Lobo escribió: ↑Jue, 22 Ago 2024 16:53 El poema de agranda y magnífica en sus seis últimos versos. El tema de la oscuridad y la luz ha estado presente en mi vida durante los últimos treinta años. cuando un diagnóstico me auguraba ceguera. Erraron, sigo viendo bastante bien, aunque no imágenes deformadas y confusas las más de las veces. En fin, que el tema y el poema lo hice mío, con tu permiso. Un abrazo.

Alejandro Costa escribió: ↑Jue, 22 Ago 2024 0:17 ¿Qué sucede sin luz?
¿Qué existe detrás de las cortinas opacas?

Todo es silencio,
derrota de luz y escena sombría,
nada se mueve a nuestro alrededor,
la penumbra está preocupada en no mostrarnos
imagen alguna,
la imagen se acuesta en un rincón cualquiera
y en la duda del momento,
todo es duda y nada es cierto.

No sé qué hacer,
a malas penas puedo administrar los sentidos
que me ayuden a vivir el momento,
los instantes son demasiado fríos,
y es tal la sensación que me aturde la mente,
que dejo de regar las venas con sangre caliente,
y congelo hasta la piel que me cubre el esqueleto
con el consiguiente helor del corazón
y el tiritar tenebroso del alma.

Más las cortinas son un monumento de piedra
sin ningún movimiento, ningún sonido,
tan solo con el enigma de un signo de interrogación
y la angustia de unos ojos de pupila inmóvil
y córnea moribunda y ciega.

¿Y la luz? ¿Dónde se halla?
¿Quién dará vida a esas cortinas de alquitrán?
¿Quién alimentará al sonido sordo de silencio?

Tal vez sea mejor abrir los ojos,
aparcar la oscuridad al otro lado de las cortinas,
respirar sin apenas hacer ruido,
morder el polvo que arrastra nuestros miedos
y pedirle al corazón que se tranquilice,
que descongele la sangre de las venas,
despierte al alma y al valor,
y viaje a un mundo lejos de las tinieblas
dónde no existan cortinas cerradas.

Probablemente no será real,
pero podremos vivir dando la espalda
a la cruel y oscura realidad.

Pero, al menos,
no habrán cortinas cerradas
y la luz iluminará algún rincón cualquiera.

J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Jue, 29 Ago 2024 11:53 Magnífico, interesante y original poema, este poético enfrentamiento a la realidad; que desde la oscuridad y desde la luz se nos aparece tan distinta, tan inquietante. Somos nuestro sentidos, todo lo demás es conjetura, terreno de juego amañado para poder eso jugar, vivir...

Todo un placer de lectura, amigo Alejandro.

Un abrazo de verano.

xaime oroza carballo escribió: ↑Mar, 03 Sep 2024 0:09 A veces tras la noche surge el hermoso sueño alentador del alba. Gracias, Alejandro.

Unha aperta, meu amigo.

Julio Bonal escribió: ↑Mar, 03 Sep 2024 17:32 Ahí está, ese grito, ese clamor: dónde está la luz?, dónde hallarla?, hayla? Me recuerda, salvando las distancias requeridas en cuanto a tiempo y motivo, los versos de Blas de Otero: "Aire, aire, es que en España no hay aire?" Y abrimos los ojos, claro que uno debe de saber mirar, o por lo menos, ver. Muy buen trabajo.

E. R. Aristy escribió: ↑Vie, 06 Sep 2024 19:08

Alejandro Costa escribió: ↑Jue, 22 Ago 2024 0:17 ¿Qué sucede sin luz?
¿Qué existe detrás de las cortinas opacas?

Todo es silencio,
derrota de luz y escena sombría,
nada se mueve a nuestro alrededor,
la penumbra está preocupada en no mostrarnos
imagen alguna,
la imagen se acuesta en un rincón cualquiera
y en la duda del momento,
todo es duda y nada es cierto.

No sé qué hacer,
a malas penas puedo administrar los sentidos
que me ayuden a vivir el momento,
los instantes son demasiado fríos,
y es tal la sensación que me aturde la mente,
que dejo de regar las venas con sangre caliente,
y congelo hasta la piel que me cubre el esqueleto
con el consiguiente helor del corazón
y el tiritar tenebroso del alma.

Más las cortinas son un monumento de piedra
sin ningún movimiento, ningún sonido,
tan solo con el enigma de un signo de interrogación
y la angustia de unos ojos de pupila inmóvil
y córnea moribunda y ciega.

¿Y la luz? ¿Dónde se halla?
¿Quién dará vida a esas cortinas de alquitrán?
¿Quién alimentará al sonido sordo de silencio?

Tal vez sea mejor abrir los ojos,
aparcar la oscuridad al otro lado de las cortinas,
respirar sin apenas hacer ruido,
morder el polvo que arrastra nuestros miedos
y pedirle al corazón que se tranquilice,
que descongele la sangre de las venas,
despierte al alma y al valor,
y viaje a un mundo lejos de las tinieblas
dónde no existan cortinas cerradas.

Probablemente no será real,
pero podremos vivir dando la espalda
a la cruel y oscura realidad.

Pero, al menos,
no habrán cortinas cerradas
y la luz iluminará algún rincón cualquiera.

Un poema de luminosa lluvia ante oscuras y densas nubes. Logras poeticamente desmantelar la inercia qué se siente ante la confusión, el ofuscado y justificado dolor de no compagina con la ceguera y el choque que es atravesar el laberinto de cosas que se lanzan ante Quién se detiene a querer comprender los vuelcos del corazón. Es un poema extraordinaria porque ofrece una manera eficaz y sabía para preservarnos con gran inventiva y ecuanimidad. Es muy distinto al escape qué niega y reniega de la oscuridad. Es la gran inteligencia emocional que llega a ver que no hay que salir por suicidio ni por locura. Nos muestra nuestra mente e intuición las ventanas que llevan al vertedero de la luz. Realmente, Alejandro, te felicito por tu perspicacia y sutiles invenciones. Abrazos

Julio Gonzalez Alonso escribió: ↑Jue, 12 Sep 2024 12:55 Tal vez sea mejor abrir los ojos,
aparcar la oscuridad al otro lado de las cortinas,
respirar sin apenas hacer ruido,
morder el polvo que arrastra nuestros miedos
y pedirle al corazón que se tranquilice,
que descongele la sangre de las venas,
despierte al alma y al valor,
y viaje a un mundo lejos de las tinieblas
dónde no existan cortinas cerradas.

Me quedo, hoy, con esta estrofa, Alejandro, que sobresale -para mí- con inusitada fuerza de entre los versos de tu poema. Un abrazo, salud y felicidad.