Era Delfín en el año de la bellota y otras fábulas
Publicado: Dom, 11 Ago 2024 22:22
Era Delfín en el año de la bellota y otras fábulas
A la gente de la cuesta de la calle Hostos y sus ruinas, mi cuna.
El tiempo me ha alcanzado; me toca el hombro izquierdo y me susurra algo al oído. Sin darme vueltas, le he dicho: para qué vernos la cara? La brecha que soy, el útero quintaesenciado, donde entraron mis terneros, es el isthmus que respira el trote de Cefiro. Tienes tiempo, tiempo?
Agosto ha poblado el campo de bellotas y sobre ellas descanso, es posible que hayas visto alguna vez a las vacas volando?
La mar me retrae y me enredo en plástico, al descubierto, aquí, me tienes con manos de fuego incendiando el viejo roble. Es la madera que dicen que hace al poeta, me importa un bledo y dos vacas sagradas. Se cayó el piso en mi primer paso. Qué soy?, lo que no he sido? Lo que se lleva volando el carro del viento?
en mi derrota, me he despellejado viva, y ese minutero tuyo se ha derretido en mi corazón juntamente con las cifras de las alas de los ángeles.
Y si la tempestad cabe en un vaso y la ternura en un beso, y si no hay manos dando palmaditas, y si llueven bellotas, y si la corrupción se toma diez selfies al día, y si los robots dominarán la esclavitud de los cerebros de lagarto, y si la paz cuesta ojo por ojo y diente por diente?, y si yo soy un producto de tu imaginación?, y si solo hay siete proporciones vigentes y cuatro vientos y mil demonios y un solo Dios, y si la guerra empezó en mi mente y termina en la perspicacia de los callejeros sin casa, y si te tuerces los tobillos en el césped de mi casa, es culpa tuya, tiempo, tus ráfagas y zarpazos?
Me alcanzaste en la rara vez de los coces. El carruaje arrastró la bufanda de Isadora, así vienes con el accidentado motivo del fin. Qué quieres de mi primavera?
Del infierno que rescata mis manos?
Del jardín del dolor?
Del naivete de mis sueños?
Me filtras una sugestión poderosa en el oído izquierdo para que sea tuya, para que haga algo hoy por dejar mi huella en el viento?
Y me he sentado sobre una alfombra de bellotas duras de posibilidades, al fresco, lejos del mar, con un otoño dibujado en los ojos del ciervo, con un poema humeando pan, mis manos son de fuego, todo cuanto toco quemo. Quemé las horas, Quemé el cristal, Quemé mi nombre Era Delfín en el sahumerio espiral de una oda a mi chispa en mis manos de leña, he subido la negrura de las nubes y me he estrellado contra el rayo de un arco en el iris del ojo del huracán y sentido su descarga quebrarme entre las brasas y hacerme filamentos de mi propio fuego libre de extinguirme o alargarme al dedo de Dios. Todo lo arrasa el viento, todo lo incendia el fuego. Tiempo, como un mar inquieto poblado de surfistas sobre tus crestas, como un tsunami que entra sin permiso y hace que crezcan alas de atrezzo, y escenas como éstas donde el lector se sienta sobre un clavo de improviso.
E.R. Aristy
A la gente de la cuesta de la calle Hostos y sus ruinas, mi cuna.
El tiempo me ha alcanzado; me toca el hombro izquierdo y me susurra algo al oído. Sin darme vueltas, le he dicho: para qué vernos la cara? La brecha que soy, el útero quintaesenciado, donde entraron mis terneros, es el isthmus que respira el trote de Cefiro. Tienes tiempo, tiempo?
Agosto ha poblado el campo de bellotas y sobre ellas descanso, es posible que hayas visto alguna vez a las vacas volando?
La mar me retrae y me enredo en plástico, al descubierto, aquí, me tienes con manos de fuego incendiando el viejo roble. Es la madera que dicen que hace al poeta, me importa un bledo y dos vacas sagradas. Se cayó el piso en mi primer paso. Qué soy?, lo que no he sido? Lo que se lleva volando el carro del viento?
en mi derrota, me he despellejado viva, y ese minutero tuyo se ha derretido en mi corazón juntamente con las cifras de las alas de los ángeles.
Y si la tempestad cabe en un vaso y la ternura en un beso, y si no hay manos dando palmaditas, y si llueven bellotas, y si la corrupción se toma diez selfies al día, y si los robots dominarán la esclavitud de los cerebros de lagarto, y si la paz cuesta ojo por ojo y diente por diente?, y si yo soy un producto de tu imaginación?, y si solo hay siete proporciones vigentes y cuatro vientos y mil demonios y un solo Dios, y si la guerra empezó en mi mente y termina en la perspicacia de los callejeros sin casa, y si te tuerces los tobillos en el césped de mi casa, es culpa tuya, tiempo, tus ráfagas y zarpazos?
Me alcanzaste en la rara vez de los coces. El carruaje arrastró la bufanda de Isadora, así vienes con el accidentado motivo del fin. Qué quieres de mi primavera?
Del infierno que rescata mis manos?
Del jardín del dolor?
Del naivete de mis sueños?
Me filtras una sugestión poderosa en el oído izquierdo para que sea tuya, para que haga algo hoy por dejar mi huella en el viento?
Y me he sentado sobre una alfombra de bellotas duras de posibilidades, al fresco, lejos del mar, con un otoño dibujado en los ojos del ciervo, con un poema humeando pan, mis manos son de fuego, todo cuanto toco quemo. Quemé las horas, Quemé el cristal, Quemé mi nombre Era Delfín en el sahumerio espiral de una oda a mi chispa en mis manos de leña, he subido la negrura de las nubes y me he estrellado contra el rayo de un arco en el iris del ojo del huracán y sentido su descarga quebrarme entre las brasas y hacerme filamentos de mi propio fuego libre de extinguirme o alargarme al dedo de Dios. Todo lo arrasa el viento, todo lo incendia el fuego. Tiempo, como un mar inquieto poblado de surfistas sobre tus crestas, como un tsunami que entra sin permiso y hace que crezcan alas de atrezzo, y escenas como éstas donde el lector se sienta sobre un clavo de improviso.
E.R. Aristy