Editorial Alaire

LAS PALOMAS

Primero él
la ayudaba a ella.
Luego, ella lo ayudaba a él.

Él llevaba en la mano siempre
migas de pan
y derramaba la mitad
en las manos de ella.

Ahora viene al parque
solo ella.
Ahora la acompaña un joven.
Ahora el joven la ayuda a sentarse
y a levantarse (y ella hace ademán
de ayudarlo, después, a él).

El joven lleva siempre un móvil
en la mano
y no percibe
que ella ofrece las suyas
esperando pan.

Todas las tardes
ella se pregunta por qué no van,
como entonces, a ese banco,
las palomas.

--oOo--

Este poema pega fuerte.
Has conseguido una enseñanza, a mi modo de ver, como una parábola.
Salgo de aquí brindando contigo por tu brillante hacer poético.
Vendrán muchísimos más, sin duda, y siempre a mejor.
Me gusta mucho cómo tratas cada temática y el contemplar cómo te atreves con cualquier matiz y lo plasmas con mesura.
Versatilidad pura.
Me honra haberte leído y te felicito por esta gran obra.
Abrazos y felicidad, amigo José.

Tienes una delicadeza extrema, José Manuel.

El poema es una preciosidad y el final es tan tierno como triste.

Muy bueno.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

Siempre emocionan tus poemas y este no puede ser más sentido y tierno.
Es realidad de la vida.

Un placer leerte, felicidades y un abrazo.

Me encanta la delicadeza y sensibilidad de este poema. Felicidades.
Un abrazo grande y salud

Muchas gracias por los comentarios.
Un abrazo.
J. Manuel

Un poemazo, José Manuel:

Es una pena que muchas personas saquen el móvil incluso en un parque y se pierdan la belleza de esos momentos tan interesantes.

Tu poema es de una sensibilidad exquisita...

Felicitaciones
Un beso enorme
Ana

Hola José Manuel
¡¡¡¡Qué ternura!!!!
Me ha encantado la sutileza con que desarrollas una tierna y preciosa historia.
Un abrazo

jose manuel saiz escribió: ↑Jue, 04 Jul 2024 11:32 LAS PALOMAS

Primero él
la ayudaba a ella.
Luego, ella lo ayudaba a él.

Él llevaba en la mano siempre
migas de pan
y derramaba la mitad
en las manos de ella.

Ahora viene al parque
solo ella.
Ahora la acompaña un joven.
Ahora el joven la ayuda a sentarse
y a levantarse (y ella hace ademán
de ayudarlo, después, a él).

El joven lleva siempre un móvil
en la mano
y no percibe
que ella ofrece las suyas
esperando pan.

Todas las tardes
ella se pregunta por qué no van,
como entonces, a ese banco,
las palomas.

--oOo--

Dejas al lector responder la moraleja. A primera vista es una descripción directa y limpia. Con gran arte e intencionalidad provees una escena que se repite, parece igual, pero en cada toma los pequeños detalles cuentan de cómo el gozo de la interacción es intercambiado por un ritual inconexo. Nos muestras sin decirnos que estamos perdiendo ese valor del gozo al estar presentes, al producir el encanto dulce de compartir. Encanto. Estamos perdiendo el asombro que nos entibiece el alma. Es un poema de vanguardia y de presencia. Tu poética es indispensable y sutil. Te felicito, José Manuel. Abrazos