Editorial Alaire

Se afilan cuchillos, navajas
máquinas de cortar
y toda clase de herramientas,
a un precio a no olvidar,
en la puerta.

Melodías de otro tiempo
en la calle que trae las imágenes
de una era pasada.

El instinto de antiguos oficios
en la música suave
del afilador...

Cómo siento que el caos del presente
ya no pueda aportar los trabajos
de la ciudad dormida en laberintos.

A veces las mañanas
nos traen a la memoria
escenas ya extinguidas, salvo en sueños.

Entonces...
realidad y ficción
se mezclan y nos hacen más próximos
a los años extraviados
en la niebla
del olvido...


Ana Muela Sopeña

Yo también siento nostalgia por los viejos oficios de otras épocas que han ido desapareciendo, especialmente los artesanales. "Afilador y paragüero" se anunciaban por las aldeas de Galicia, acompañándose a su llegada con el reconocible sonido de una flauta de pan. Tu poema logra transmitir esa nostalgia por los tiempos pasados que muchos sentimos, en este caso representados por el oficio de afilador. Un buen aporte que me ha encantado leer. Abrazos.

Somos unos nostálgicos.

Quizás, cualquier tiempo pasado fue mejor. Mis recuerdos añoran muchas cosas de aquellos tiempos. La juventud no nos entiende. Nuestro mundo, sin tanta tecnología, prácticamente nula, sin tanta locura, sin tanto materialismo, nos hacía ser más humanos, más creativos, más eternos.

No es ya el afilador, el paragüero, el zapatero remendón, el lechero, con su bicicleta y sus dos tinajas, la huevera, el repartidor de hielo, para esas viejas y entrañables neveras, etcétera, etcétera y un largo etcétera.

Pero la vida evoluciona y en su evolución, avanzamos un paso y damos tres para atrás.

Más nos queda el transcurrir de la vida, los años que ocupamos y los recuerdos, aquellos que viajaran con nosotros definitivamente en el último viaje.

Muy bueno, Ana. Muy bueno.

Un beso.

Salud, paz y felicidad.

Entrañable este poema recordando al viejo afilador.
Hay cosas que no se olvidan nunca.
En mi antiguo barrio sigue pasando el afilador pero ya no va en bicicleta, aún así era una delicia escuchar su llamada y cantinela.
También pasa el tapicero.

Me ha gustado que nos hagas rememorar cosas tan bonitas, gracias, Ana.

Felicidades y un beso.

Me ha encantado tu comentario, Ramón:

La verdad es que esos oficios tenían mucha belleza y encanto.

Ahora cuando un cuchillo no corta o un paraguas tiene rota una varilla se tira, no se arregla y es una pena.

Un beso grande
Ana

Muchas gracias, Alejandro, por tu precioso comentario:

Un beso grande
Ana

Me ha encantado este poema homenaje a las profesiones más libres que se pueden dar. Gente que ofrecía sus conocimientos cantando la habilidad. Hoy día no tendrían cabida en la ciudad. Qué lástima.
Un buen poema, Ana.
Abrazos.

Es muy grata la lectura, como de costumbre en tus trabajos.
Me gusta mucho el cierre, de hecho se puede sacar de esa última estructura un debate muy pero que muy sustancioso.
Gracias, Ana.

Hola Ana
Que nostalgia nos con el afilador, profesión que er de utilidad y tenía su son.
Gracias
Un abrazo

Estoy en la playa y pasó el afilador que me hizo recordar tu encantador poema y tiempos pasados. Yo también soy nostálgica de muchas cosas que quedaron atrás.
Me gustó mucho leerte.
Un abrazo grande y felicidad

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Jue, 27 Jun 2024 12:49 Se afilan cuchillos, navajas
máquinas de cortar
y toda clase de herramientas,
a un precio a no olvidar,
en la puerta.

Melodías de otro tiempo
en la calle que trae las imágenes
de una era pasada.

El instinto de antiguos oficios
en la música suave
del afilador...

Cómo siento que el caos del presente
ya no pueda aportar los trabajos
de la ciudad dormida en laberintos.

A veces las mañanas
nos traen a la memoria
escenas ya extinguidas, salvo en sueños.

Entonces...
realidad y ficción
se mezclan y nos hacen más próximos
a los años extraviados
en la niebla
del olvido...


Ana Muela Sopeña

Qué belleza es este poema de poderosas añoranzas. Todavía en algunas parte del recuerdo se desliza con gracia y balance armonioso la verdulera con su batea llena de plátanos, verduras, mangos, yautia, berenjenas y aguacates
Nos traes al afilador y has afilado a nuestra memoria, Ana. Todos ellos son personajes de un mundo que venía al vecindario a proveemos de necesidades básicas. Todos ellos eran el ritmo y el paisaje colorido de otras épocas. Gracias por compartir tan bella creación. Abrazos

Gracias, Marisa, por tu bello comentario:

Un beso
Ana

Pues todavía, muy de vez en cuando, oigo la chifla del afilador que pasa por delante de casa; ahora viene en una pequeña motocicleta y no sé yo cuántos cuchillos, navajas y tijeras afilará... aunque sospecho que muy pocas. No ocurría así cuando era un guaje en un pueblo de montaña en León. Pero los tiempos cambian.

Gracias, Ana, por venir:

Un beso enorme
Ana

Gracias a ti, por brindarme tu opinión, Ricardo:

Un beso grande
Ana