Yo te hablo
Publicado: Jue, 27 Jun 2024 10:24
YO TE HABLO
He querido volver a mis adentros
a guardarte de todos los asedios
en este amanecer sin rumbo
en nuestros corazones.
Por dentro voy descalzo con el dolor del tiempo,
quiero bajar al cálculo equivocado desprendido,
de las horas nocturnas donde habito.
Mas este hombre que te habla
comparte sus edades con el temblor de tus manos,
el frío congelado de la duda,
los nombres confundidos en un viejo cuaderno,
con la vida observada en el fuego que brota de tu sangre,
regalo del destino.
Una querencia nuestra encendió los labios,
y un pensamiento tuyo nos deshizo,
del ayer y del hoy,
donde tu acuidad firmó,
de puño y letra,
un final tal vez inesperado.
Mañana, cuando el sol irradie de nuevo,
no conocerás la persistente misericordia
para alcanzar las nubes,
verás caer las rosas de la vida,
serás la misma en tu tristeza más íntima,
y yo no estaré como en otros instantes
para acariciar tu cuerpo en las noches.
De nada sirve, pues, la gran extensión
mental para pensar en mi silencio,
y buscar claridad en mi conciencia.
MORIR A SOLAS
Voy a escribir secretos de mi vida,
bebiéndome ,a la vez, la última copa
que elevo erguida, desde
desbordante de alcohol,
para afirmar con qué temor estoy viviendo.
Morir con mis paisajes cuando mi humildad,
ese ropaje roto que rebrota en mi marea,
se hunde sin escapar de un sueño necesitado
de noches.
Por detrás de las horas que fueron,
deja el pasado fechas que envejecen
en un amanecer aferrado a no ser.
He querido volver a mis adentros
a guardarte de todos los asedios
en este amanecer sin rumbo
en nuestros corazones.
Por dentro voy descalzo con el dolor del tiempo,
quiero bajar al cálculo equivocado desprendido,
de las horas nocturnas donde habito.
Mas este hombre que te habla
comparte sus edades con el temblor de tus manos,
el frío congelado de la duda,
los nombres confundidos en un viejo cuaderno,
con la vida observada en el fuego que brota de tu sangre,
regalo del destino.
Una querencia nuestra encendió los labios,
y un pensamiento tuyo nos deshizo,
del ayer y del hoy,
donde tu acuidad firmó,
de puño y letra,
un final tal vez inesperado.
Mañana, cuando el sol irradie de nuevo,
no conocerás la persistente misericordia
para alcanzar las nubes,
verás caer las rosas de la vida,
serás la misma en tu tristeza más íntima,
y yo no estaré como en otros instantes
para acariciar tu cuerpo en las noches.
De nada sirve, pues, la gran extensión
mental para pensar en mi silencio,
y buscar claridad en mi conciencia.
MORIR A SOLAS
Voy a escribir secretos de mi vida,
bebiéndome ,a la vez, la última copa
que elevo erguida, desde
desbordante de alcohol,
para afirmar con qué temor estoy viviendo.
Morir con mis paisajes cuando mi humildad,
ese ropaje roto que rebrota en mi marea,
se hunde sin escapar de un sueño necesitado
de noches.
Por detrás de las horas que fueron,
deja el pasado fechas que envejecen
en un amanecer aferrado a no ser.