Evento Miyake (A Ana García)
Publicado: Dom, 19 May 2024 13:57
A Ana García, por su amistad y por su amor por las letras
Eva Luna era una gran aficionada a la observación astronómica nocturna. Su prima le había regalado un telescopio para poder ver y fotografíar la conjunción de Saturno con Neptuno. En la Asociación de Astronomía, a la que se había apuntado recientemente, había mucho revuelo y expectación. Pronto iba a venir un ponente muy prestigioso para hablar de las tormentas solares, del evento Carrington y del evento Miyake. Eva Luna había decidido olvidar todos sus problemas y disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas. Pasar página y empezar desde cero.
El experto en tormentas solares se había formado en la Universidad de Arizona y después había obtenido su doctorado en la Universidad de Tokio. Era toda una autoridad en el tema. Cuando Eva Luna lo conoció tuvo una extraña sensación. Una especie de "déjà vu". Le pareció que ya lo conocía; pero eso era muy raro, jamás lo había visto. ¿Cómo podía tener la sensación de conocerlo si nunca había coincidido con él en ninguna parte? De pronto recordó que se le había aparecido en sueños muchas veces explicando a una gran audiencia fenómenos y características del Sistema Solar. Las temperaturas de Venus, los cráteres de la Luna, la búsqueda de agua en Marte, los anillos de Saturno, los satélites de Urano, las tormentas solares, el desplazamiento de los Polos magnéticos de la Tierra. Por eso le resultaba familiar, por la cantidad de veces que lo había visto en sueños. Era danés, muy guapo, rubio y de ojos azules. Tendría unos 50 años. Se llamaba Ulrik Berthelsen. Hablaba danés, inglés, alemán y español perfectamente, así que no necesitaba intérprete para sus conferencias en España.
Llegó el gran día. El salón de actos de la Asociación estaba lleno.
Ulrik solicitó que alguien le ayudara para manejar un ordenador y proyectar en una pantalla gigante una serie de imágenes sobre el Sol. Eva Luna se ofreció como voluntaria.
La conferencia salió muy bien. Hubo muchísima gente. Al final se abrió un espacio de debate para dudas y preguntas.
De pronto todo se quedó a oscuras. Los móviles dejaron de funcionar. Nadie sabía qué estaba pasando. Ulrik Berthelsen y Eva Luna tranquilizaron a los asistentes.
- No pasa nada. Será un fallo en las redes eléctricas. Los móviles ya se sabe... a veces se quedan sin cobertura. - dijo Ulrik.
- Permanezcan tranquilos. Todo se arreglará enseguida. - pidió Eva.
Pasaron unos diez minutos y no había cambios. Los asistentes empezaron a inquietarse. Muchos salieron despavoridos hacia sus automóviles. Los coches eléctricos no funcionaban. Los de combustible sí.
Miraron en dirección al Sol. Se había vuelto enorme y de un color rojizo anaranjado intenso.
El evento Miyake no había hecho más que empezar...
Ana Muela Sopeña
Eva Luna era una gran aficionada a la observación astronómica nocturna. Su prima le había regalado un telescopio para poder ver y fotografíar la conjunción de Saturno con Neptuno. En la Asociación de Astronomía, a la que se había apuntado recientemente, había mucho revuelo y expectación. Pronto iba a venir un ponente muy prestigioso para hablar de las tormentas solares, del evento Carrington y del evento Miyake. Eva Luna había decidido olvidar todos sus problemas y disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas. Pasar página y empezar desde cero.
El experto en tormentas solares se había formado en la Universidad de Arizona y después había obtenido su doctorado en la Universidad de Tokio. Era toda una autoridad en el tema. Cuando Eva Luna lo conoció tuvo una extraña sensación. Una especie de "déjà vu". Le pareció que ya lo conocía; pero eso era muy raro, jamás lo había visto. ¿Cómo podía tener la sensación de conocerlo si nunca había coincidido con él en ninguna parte? De pronto recordó que se le había aparecido en sueños muchas veces explicando a una gran audiencia fenómenos y características del Sistema Solar. Las temperaturas de Venus, los cráteres de la Luna, la búsqueda de agua en Marte, los anillos de Saturno, los satélites de Urano, las tormentas solares, el desplazamiento de los Polos magnéticos de la Tierra. Por eso le resultaba familiar, por la cantidad de veces que lo había visto en sueños. Era danés, muy guapo, rubio y de ojos azules. Tendría unos 50 años. Se llamaba Ulrik Berthelsen. Hablaba danés, inglés, alemán y español perfectamente, así que no necesitaba intérprete para sus conferencias en España.
Llegó el gran día. El salón de actos de la Asociación estaba lleno.
Ulrik solicitó que alguien le ayudara para manejar un ordenador y proyectar en una pantalla gigante una serie de imágenes sobre el Sol. Eva Luna se ofreció como voluntaria.
La conferencia salió muy bien. Hubo muchísima gente. Al final se abrió un espacio de debate para dudas y preguntas.
De pronto todo se quedó a oscuras. Los móviles dejaron de funcionar. Nadie sabía qué estaba pasando. Ulrik Berthelsen y Eva Luna tranquilizaron a los asistentes.
- No pasa nada. Será un fallo en las redes eléctricas. Los móviles ya se sabe... a veces se quedan sin cobertura. - dijo Ulrik.
- Permanezcan tranquilos. Todo se arreglará enseguida. - pidió Eva.
Pasaron unos diez minutos y no había cambios. Los asistentes empezaron a inquietarse. Muchos salieron despavoridos hacia sus automóviles. Los coches eléctricos no funcionaban. Los de combustible sí.
Miraron en dirección al Sol. Se había vuelto enorme y de un color rojizo anaranjado intenso.
El evento Miyake no había hecho más que empezar...
Ana Muela Sopeña