Editorial Alaire

Alejandro Costa escribió: ↑Mar, 14 May 2024 11:43 El recuerdo perturbador de la mente.

Un trasiego que alguna vez, seguro, hemos vivido.

Muy interesante y bien escrito.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

A. Satír escribió: ↑Lun, 13 May 2024 17:55 Crisálidas rotas sobre mejillas,
alas manchadas de un atardecer suicida,
hora tardía, goteando el último sol,
de las flores arrasadas del sur espada,
desprecio clavado.
Te destrozo el corazón
de tanto hundir mi lengua en el olvido,
de buscar tu voz cuando la noche
es saqueada de sus nebulosas,
la larva acostumbrada a la sombra,
sin metamorfosis,
colgando de susurros y vacío,
esperando el puñal o la grieta;
El pulso,
la señal que abra la piedra,
los cerrojos polvorientos
que acostumbraron a dormir,
esperando el fuego
que me separe de la muerte.

Concha Vidal escribió: ↑Mar, 14 May 2024 12:42 Ay, Antonio,... es un poema tan... no sé, ¿perturbador?, creo que está salido "desde los adentros", como en un escape de sentimientos.
Y a mí que siempre me gusta la alegría y la luz, me ha encantado este `poema.
Abrazos mediterráneos.

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Mié, 15 May 2024 22:52 Un poema muy bien escrito. Parece salido de las profundidades abisales de tu psique, Antonio.

Aplausos
Un beso
Ana

E. R. Aristy escribió: ↑Vie, 17 May 2024 11:42

A. Satír escribió: ↑Lun, 13 May 2024 17:55 Crisálidas rotas sobre mejillas,
alas manchadas de un atardecer suicida,
hora tardía, goteando el último sol,
de las flores arrasadas del sur espada,
desprecio clavado.
Te destrozo el corazón
de tanto hundir mi lengua en el olvido,
de buscar tu voz cuando la noche
es saqueada de sus nebulosas,
la larva acostumbrada a la sombra,
sin metamorfosis,
colgando de susurros y vacío,
esperando el puñal o la grieta;
El pulso,
la señal que abra la piedra,
los cerrojos polvorientos
que acostumbraron a dormir,
esperando el fuego
que me separe de la muerte.

Oh! Cuantas transformación interna y externa nos pasan por el sagrado fuego del yo ulterior. Es un poema que se abre como una herida intelectual, que se deja ir a desembocar en el mar. Un poema para cuando se seca la lengua y empieza otro lenguaje prescindiendo quizá de símbolos, mas bien, navegando en dimensiones profundas intuitivamente. Me fascina tu poética, Satir!