Petirrojo
Publicado: Dom, 12 May 2024 8:23
Un petirrojo herido
preside la ciudad desde su árbol.
Contempla con sus ojos solitarios
las nubes somnolientas.
Su aura de orfandad
nos desliza hacia umbrales iniciáticos.
Se eclipsa cuando llegan los crepúsculos
en mitad de la bruma melancólica.
Nos recuerda que todo es ilusión
con su mirada abierta al infinito.
Un turista sonriente
captura con su cámara una foto.
El pájaro no entiende de instantáneas,
pero ofrece en silencio
su imperturbable estampa de belleza
para la eternidad...
El turista se diluye en la distancia
con su imagen captada
como sutil presagio
de evanescencia inmersa en un fractal.
El petirrojo atrapa
con su intenso plumaje
la niebla del instinto
y acompaña con lluvia
los secretos desnudos de las calles.
Cuando la noche invade
los pórticos durmientes,
el pájaro despierto es como un ángel.
Con su respiración rítmica y blanca
mantiene los portales del abismo
cerrados con sus códigos.
Como un guardián del alba
custodia nuestro espíritu inmortal.
No hay IA que doblegue su misión.
Insomne y vigilante
vela con su pureza nuestros sueños.
Ana Muela Sopeña
preside la ciudad desde su árbol.
Contempla con sus ojos solitarios
las nubes somnolientas.
Su aura de orfandad
nos desliza hacia umbrales iniciáticos.
Se eclipsa cuando llegan los crepúsculos
en mitad de la bruma melancólica.
Nos recuerda que todo es ilusión
con su mirada abierta al infinito.
Un turista sonriente
captura con su cámara una foto.
El pájaro no entiende de instantáneas,
pero ofrece en silencio
su imperturbable estampa de belleza
para la eternidad...
El turista se diluye en la distancia
con su imagen captada
como sutil presagio
de evanescencia inmersa en un fractal.
El petirrojo atrapa
con su intenso plumaje
la niebla del instinto
y acompaña con lluvia
los secretos desnudos de las calles.
Cuando la noche invade
los pórticos durmientes,
el pájaro despierto es como un ángel.
Con su respiración rítmica y blanca
mantiene los portales del abismo
cerrados con sus códigos.
Como un guardián del alba
custodia nuestro espíritu inmortal.
No hay IA que doblegue su misión.
Insomne y vigilante
vela con su pureza nuestros sueños.
Ana Muela Sopeña