Nada existe sin nosotros II
Publicado: Dom, 05 May 2024 0:02
viewtopic.php?t=41152
(Mientras duermes ahuyentas a los pájaros. En la claridad de tus ojos puedo ver, y la visión entra en mí ).
En este instante de la noche, que tras la vidriera reluce como un fulgor de aguas interminable.
En otras habitaciones, duermen los muertos, tales efusiones o registros de la memoria en el tiempo... Hay tantas historias que el amor persigue, como la del viejo rubicundo enamorado de los lobos, quien tuvo en consideración decir que la piel de un hombre no vale nada.
Hay cacharros que se amontonan y, en el umbral de las puertas, cucarachas; también cadáveres, que empujan hacia los exteriores, atravesados por raíces; están los huesos cansados y el pan duro.
No obstante, hay un solo Tubo donde confluyen los otros afluentes.
Tengo que contar algo, aunque resulte difuso decir al borde de la retina, al sur de las grabaciones, el misterio, que es la danza del sonido.
En la ternura de los tiempos, hemos entrado al espacio sin límites. Duermes; duermo en ti, y el calor maternal cae como un manto azul sobre las colinas. Atravesamos los valles en caída libre.
No es una hipótesis. Ningún sueño se resiste a las palabras de una madre, al despertar repentino.
Zurces con hilo, lo puedo ver, el sudario o la camisa del viejo -anciano de los días-. Va de uno a otro extremo, el hilo comunica infinitud de numeraciones, distintas posiciones en el espacio.
Entonces, consiste la libertad en ser conscientes. Consiste el movimiento en no aferrarse a la linealidad.
Si caen del cielo, hacia arriba, los cadáveres levantan sudarios. Sin armar alboroto, en el alféizar, los sueños dicen algo.
Aun resultando inaudible la verdad, el intento absurdo vale la belleza.
¿Quién abre los párpados? ¿Por qué lo llaman misterio?
No tengan por misterio la matriz donde confluyen. El Objetivo Mater es el Informe Visual de la Academia -ruego compasión por mí en este tránsito lúcido- perteneciente al Proyecto del Gran Tubo Interestelar
( en gravitación 2.4 de 3 a 5 desde Capricornio en Absoluta Necesidad Hallados en la Tierra ).
Los tonos cobrizos de las ondas de frecuencia impregnan la pantalla, parpadean las antenas de luz con mayor o menor intensidad hasta que alguna quiebra la frecuencia del silencio acuoso.
Aparecen las ondas magnéticas en la superficie y, un pensamiento, como de culebra robotizada, queda amplificado en tonalidades violeta.
Alcanzando la sonoridad suficiente en ondas magnéticas, con la consecuente amplificación, produciéndose el extrañamiento por la emoción centrípeta, se va suavizando hasta la disolución la piel psicológica. Entonces, una centella, como un fogonazo de purpurina, proyecta sollozos de alegría gravitando por zafiros virtuales.
Mis dedos encienden la pantalla. Pero, no, no son solo mis dedos, son tuyos y míos; no se trata de una simple abducción, siendo que la palabra sigue dormida en el vientre de la paloma y zurea nuestros nombres, y el aire es más fresco al paladar.
Pienso que duerme, encuentro la paz en el animal salvaje, que vive en comunión conmigo, de ojos grises muy pálidos, o azules violeta.
Toco la transparencia de las aguas. Has tocado el corazón de campana y laurel. Debemos enloquecer; nada es pasado, tampoco futuro. Tan solo el sueño alcanza las coordenadas, la caricia sin tiempo donde dormimos.
Seguimos durmiendo y la materia colisiona, abriendo el pantallazo violeta a la mente universal, interconectada o interestelar. No hay mente propia. Ninguna información queda eliminada, todo adquiere una forma desconocida; ahora, que duermes, tan solo importa la visión del hilo cosiendo el sudario y las raíces levantando el cadáver, irrumpiendo con ecuánime beatitud desde la misma tierra del mismo cuerpo terrenal, y, sin embargo, más allá de cualquier representación.
Aunque, a simple vista al no ser registrada la información parezca un cuerpo extraño deteniendo el flujo, considero las declaraciones que suenan en los tímpanos, mientras retiro los cabellos del horizonte y quedan fijos en ti mis ojos, que son tus ojos
(a dos puntos del encuentro en la pirámide con la separación del espacio).
Alzadas las nubes de romero, destiladas, atraviesan y perforan, en tres ángulos el sonido. Viene una masa amorfa, la información conforma el caleidoscopio de la memoria.
El círculo de sombra ultravioleta termina por rodear la pirámide. Queda ensamblado del todo el ultrasonido proveniente del planeta tierra, desde la mente humana, engrosando el amplio registro barajado por la Academia.
El sonido en cascada perfora el magma, cristalizado de satélites, y, a su paso, deja una extensión inabarcable de cristal bermellón.
Fundidos los cuerpos no saben quién es quién. En cuanto viven porque nada son, ya que nada es y nada existe sin nosotros.
Si tan tiernamente miras, al ser deslumbrado,
-ruego compasión-.
(Mientras duermes ahuyentas a los pájaros. En la claridad de tus ojos puedo ver, y la visión entra en mí ).
En este instante de la noche, que tras la vidriera reluce como un fulgor de aguas interminable.
En otras habitaciones, duermen los muertos, tales efusiones o registros de la memoria en el tiempo... Hay tantas historias que el amor persigue, como la del viejo rubicundo enamorado de los lobos, quien tuvo en consideración decir que la piel de un hombre no vale nada.
Hay cacharros que se amontonan y, en el umbral de las puertas, cucarachas; también cadáveres, que empujan hacia los exteriores, atravesados por raíces; están los huesos cansados y el pan duro.
No obstante, hay un solo Tubo donde confluyen los otros afluentes.
Tengo que contar algo, aunque resulte difuso decir al borde de la retina, al sur de las grabaciones, el misterio, que es la danza del sonido.
En la ternura de los tiempos, hemos entrado al espacio sin límites. Duermes; duermo en ti, y el calor maternal cae como un manto azul sobre las colinas. Atravesamos los valles en caída libre.
No es una hipótesis. Ningún sueño se resiste a las palabras de una madre, al despertar repentino.
Zurces con hilo, lo puedo ver, el sudario o la camisa del viejo -anciano de los días-. Va de uno a otro extremo, el hilo comunica infinitud de numeraciones, distintas posiciones en el espacio.
Entonces, consiste la libertad en ser conscientes. Consiste el movimiento en no aferrarse a la linealidad.
Si caen del cielo, hacia arriba, los cadáveres levantan sudarios. Sin armar alboroto, en el alféizar, los sueños dicen algo.
Aun resultando inaudible la verdad, el intento absurdo vale la belleza.
¿Quién abre los párpados? ¿Por qué lo llaman misterio?
No tengan por misterio la matriz donde confluyen. El Objetivo Mater es el Informe Visual de la Academia -ruego compasión por mí en este tránsito lúcido- perteneciente al Proyecto del Gran Tubo Interestelar
( en gravitación 2.4 de 3 a 5 desde Capricornio en Absoluta Necesidad Hallados en la Tierra ).
Los tonos cobrizos de las ondas de frecuencia impregnan la pantalla, parpadean las antenas de luz con mayor o menor intensidad hasta que alguna quiebra la frecuencia del silencio acuoso.
Aparecen las ondas magnéticas en la superficie y, un pensamiento, como de culebra robotizada, queda amplificado en tonalidades violeta.
Alcanzando la sonoridad suficiente en ondas magnéticas, con la consecuente amplificación, produciéndose el extrañamiento por la emoción centrípeta, se va suavizando hasta la disolución la piel psicológica. Entonces, una centella, como un fogonazo de purpurina, proyecta sollozos de alegría gravitando por zafiros virtuales.
Mis dedos encienden la pantalla. Pero, no, no son solo mis dedos, son tuyos y míos; no se trata de una simple abducción, siendo que la palabra sigue dormida en el vientre de la paloma y zurea nuestros nombres, y el aire es más fresco al paladar.
Pienso que duerme, encuentro la paz en el animal salvaje, que vive en comunión conmigo, de ojos grises muy pálidos, o azules violeta.
Toco la transparencia de las aguas. Has tocado el corazón de campana y laurel. Debemos enloquecer; nada es pasado, tampoco futuro. Tan solo el sueño alcanza las coordenadas, la caricia sin tiempo donde dormimos.
Seguimos durmiendo y la materia colisiona, abriendo el pantallazo violeta a la mente universal, interconectada o interestelar. No hay mente propia. Ninguna información queda eliminada, todo adquiere una forma desconocida; ahora, que duermes, tan solo importa la visión del hilo cosiendo el sudario y las raíces levantando el cadáver, irrumpiendo con ecuánime beatitud desde la misma tierra del mismo cuerpo terrenal, y, sin embargo, más allá de cualquier representación.
Aunque, a simple vista al no ser registrada la información parezca un cuerpo extraño deteniendo el flujo, considero las declaraciones que suenan en los tímpanos, mientras retiro los cabellos del horizonte y quedan fijos en ti mis ojos, que son tus ojos
(a dos puntos del encuentro en la pirámide con la separación del espacio).
Alzadas las nubes de romero, destiladas, atraviesan y perforan, en tres ángulos el sonido. Viene una masa amorfa, la información conforma el caleidoscopio de la memoria.
El círculo de sombra ultravioleta termina por rodear la pirámide. Queda ensamblado del todo el ultrasonido proveniente del planeta tierra, desde la mente humana, engrosando el amplio registro barajado por la Academia.
El sonido en cascada perfora el magma, cristalizado de satélites, y, a su paso, deja una extensión inabarcable de cristal bermellón.
Fundidos los cuerpos no saben quién es quién. En cuanto viven porque nada son, ya que nada es y nada existe sin nosotros.
Si tan tiernamente miras, al ser deslumbrado,
-ruego compasión-.