Editorial Alaire

EL PEZ

La primera vez
que vi un pez vivo fue en un balde
y lo trajo mi abuelo a casa

Era pequeño y daba vueltas
angustiado
y lo saqué del agua
porque me daba lástima
que se ahogara

Lo puse en una manta
Le acaricié las branquias
y el cráneo
le sequé las escamas con un trapo
Le di calor

Miraba al balde y daba alegres
coletazos
Respiraba cogiendo aire
a bocanadas
aliviado
como si diera gracias
Pero murió
Se murió en mis manos y lloré
Demasiado cariño para un pez

--oOo—

Amigo José Manuel, tu anécdota de niño me ha hecho pensar en cuántos errores he podido cometer creyendo ayudar a los peces en la vida... Está claro que no es suficiente sólo la buena intención... Un abrazo, y salud.

Muchas gracias Julio, es exactamente como dices. El mensaje es ese.
un abrazo
J. Manuel

Tu poema resulta entrañable. Bien escrito, es como un pequeño relato. Creo que de niños somos especialmente sensibles, salvo excepciones, con todo lo que nos rodea, luego la vida y los años nos van maleando.

Un abrazo fuerte.

Está claro el mensaje de este entrañable poema. Me gustó leerte.
Un abrazo grande .

Precisa y aleccionadora reflexión poética. Muchas veces la bondad daña.
Has escrito un poema que ha encontrado una verdad sencilla con significación profunda.

Te abrazo, amigo.
Óscar

La inocencia del niño, que creo que ninguno hemos escapado a ella.

Muy dulce y a la vez triste poema.

Buen escrito.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

Conmovedora ilustración de la vida y la muerte. Muy tierno poema, José Manuel, amigo. Me gustó acercarme a la infancia del pez. Gracias por compartir.

Un abrazo.