El pájaro que nunca vio la luz

[Óscar Distéfano]

El pájaro que nunca vio la luz

Eres pájaro tonto.
No sabes emprender el vuelo
(sólo tristes corridas,
duras elevaciones casi a ras del suelo).
Nunca has surcado el aire como vuelan las palomas
enfrentadas al halcón peregrino, como cazan las águilas reales.
Frente a la belleza del vértigo, tu alma de pájaro arrogante
está desalentada y agoniza y araña
detrás de la quimera. Deberías arrancarte la venda.

Eres pájaro imbécil.
Jamás luce la luna en tus bosquejos,
ni vuelan mariposas en tu numen.
Tus manos se han entumecido
en los inviernos de la estrella.
Detrás de tus paredes hay demonios
que esperan la irrupción de tu silencio.
Vives en la catástrofe del grito,
en el tiempo obligado
a seguir la sequía de los páramos,
la oscuridad de los relámpagos,
aquella eternidad encarcelada,
tus sueños bajo máscaras.

Aunque veo que tienes la edad de los valientes,
de los que han sepultado su inocencia,
recomponiendo penas
que ya no influyen para nada
en tu memoria llena de parásitos;
aunque el tigre de Borges te ha comido la vista,
te extrajo ambos ojos y hoy, apoyado en tu bastón,
bajas por la escalera de la noche,
del otro lado de la noche: la ceguera psíquica...,
sabes que estás perdido
en los amables gestos de la ruina.

Tus voces siempre cierran la boca de tu espíritu,
ya que el recuerdo de aquellas cadenas
daña tu innoble corazón.
Sólo te resta enterrar tu amargura,
los días desolados,
y sufrir la agonía sideral
de los mortales que se aferran
a tumbas criogenizadas.

Ves partir hacia el infinito
debajo de las nubes las pandillas de pájaros
a punto de encontrar la absolución,
mientras tú vas sobrellevando tu apetencia,
ignorando que es tarde en el abismo,
oscuramente tarde.

Con tiempo justo para despedirme,
voy cantando en tenor la última canción,
con buena melodía y con sarcasmo:
«¡Buenas noches, amigo!
¡Buenos deseos a tu terca vida!»

[Alejandro Costa]

Me parece una metáfora en toda regla.

Desde el primer al último verso. Es como un repaso a la idiotez de la vida, al trayecto erróneo del ser humano, el trasiego por toda la caminata y la lucha constante por la subsistencia.

Muy bueno, Óscar.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[Pilar Morte]

La verdadera luz es para los privilegiados, muchos caminamos, bastante trayecto, en penumbra, pero también así se puede llegar.
Tu poema es bueno y triste, muy bien construido.
Un abrazo grande y salud

[Marisa Peral]

Pues tienes toda la razón, Óscar, hay vidas tan anodinas y carentes de interés por todo lo que se nos ofrece que llegan al final sin haber tenido y ni siquiera buscado, la oportunidad de volar sin miedo.
Muy buen poema, sarcástico y desalentador.

Te felicito y te envío un fuerte abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Maravilloso poema, Óscar:

A veces hay humanos que no vuelan nunca. De niños no porque obedecen al cien por cien a sus padres. De adolescentes tampoco porque no rompen el cordón umbilical. De jóvenes tampoco. En su etapa madura, por temor a perder lo poco que tienen tampoco alzan el vuelo. Y luego, en su vejez... es demasiado tarde. Ya solo esperan la muerte.

El momento es ahora. Volemos ahora. Si lo dejamos para más tarde nuestras alas se atrofiarán.

Aplausos
Un beso
Ana

[E. R. Aristy]

El pájaro que nunca vio la luz

Eres pájaro tonto.
No sabes emprender el vuelo
(sólo tristes corridas,
duras elevaciones casi a ras del suelo).
Nunca has surcado el aire como vuelan las palomas
enfrentadas al halcón peregrino, como cazan las águilas reales.
Frente a la belleza del vértigo, tu alma de pájaro arrogante
está desalentada y agoniza y araña
detrás de la quimera. Deberías arrancarte la venda.

Eres pájaro imbécil.
Jamás luce la luna en tus bosquejos,
ni vuelan mariposas en tu numen.
Tus manos se han entumecido
en los inviernos de la estrella.
Detrás de tus paredes hay demonios
que esperan la irrupción de tu silencio.
Vives en la catástrofe del grito,
en el tiempo obligado
a seguir la sequía de los páramos,
la oscuridad de los relámpagos,
aquella eternidad encarcelada,
tus sueños bajo máscaras.

Aunque veo que tienes la edad de los valientes,
de los que han sepultado su inocencia,
recomponiendo penas
que ya no influyen para nada
en tu memoria llena de parásitos;
aunque el tigre de Borges te ha comido la vista,
te extrajo ambos ojos y hoy, apoyado en tu bastón,
bajas por la escalera de la noche,
del otro lado de la noche: la ceguera psíquica...,
sabes que estás perdido
en los amables gestos de la ruina.

Tus voces siempre cierran la boca de tu espíritu,
ya que el recuerdo de aquellas cadenas
daña tu innoble corazón.
Sólo te resta enterrar tu amargura,
los días desolados,
y sufrir la agonía sideral
de los mortales que se aferran
a tumbas criogenizadas.

Ves partir hacia el infinito
debajo de las nubes las pandillas de pájaros
a punto de encontrar la absolución,
mientras tú vas sobrellevando tu apetencia,
ignorando que es tarde en el abismo,
oscuramente tarde.

Con tiempo justo para despedirme,
voy cantando en tenor la última canción,
con buena melodía y con sarcasmo:
«¡Buenas noches, amigo!
¡Buenos deseos a tu terca vida!»

Wow!


Ves partir hacia el infinito
debajo de las nubes las pandillas de pájaros
a punto de encontrar la absolución,
mientras tú vas sobrellevando tu apetencia,
ignorando que es tarde en el abismo,
oscuramente tarde.


Quizás, si somos honestos, seamos alguna vez esos pájaros. La trivialidad y aceptación de grandes errores por no meternos en esos baches llenos de toda inmunda savandija, bueno es lo que se hace; dejamos morir porque cada vez hay menos carácter. Oscar, nos dejas maestría y aprendizaje. Buen hacer y sabiduría. Que vuelo al centro del abismo del infinito! Abrazos.

[Carmela Viñas]

Un poema muy conmovedor, puesto que hace de espejo a nuestras miserias, y nos lleva a ese lugar donde las propias cadenas nos impiden el vuelo. El otro es, a su vez, uno mismo en puntuales ocasiones.

Impecable en fondo y forma,Óscar. Te felicito por esta gran obra.
Abrazos de luz.

[Julio Gonzalez Alonso]

Ves partir hacia el infinito
debajo de las nubes las pandillas de pájaros
a punto de encontrar la absolución,
mientras tú vas sobrellevando tu apetencia,
ignorando que es tarde en el abismo,
oscuramente tarde.

De esta gran metáfora de la vida en la que reconocerse, me quedo hoy con esta estrofa, Óscar. Un abrazo y salud.

[Óscar Distéfano]

Me parece una metáfora en toda regla.

Desde el primer al último verso. Es como un repaso a la idiotez de la vida, al trayecto erróneo del ser humano, el trasiego por toda la caminata y la lucha constante por la subsistencia.

Muy bueno, Óscar.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

Tu comentario me resulta acertado, en cuanto que visibiliza la idiotez. Pero, creo que hay optimismo existencial en el fondo, ya que, por contraste, existen pajaros que han alcanzado la luz (lógicamente, luego de gran esfuerzo).

Abrazos cordiales.
Óscar

[jose manuel saiz]

¡Cuánto dice este poema! Merece leerlo detenidamente y varias veces.
Enhorabuena amigo.
Un abrazo.
J. Manuel

[Óscar Distéfano]

La verdadera luz es para los privilegiados, muchos caminamos, bastante trayecto, en penumbra, pero también así se puede llegar.
Tu poema es bueno y triste, muy bien construido.
Un abrazo grande y salud

Te agradezco tu reflexión sobre el poema. Creo que es clarificador lo que dices. A veces tengo necesidad de limpiar las celdas de mi memoria.

Otro abrazo para ti.
Óscar

[Raul Muñoz]

Un poema de cabecera, un compendio de luz y contra luz, tan necesario para vivir en plena libertad. Volveré muchas más veces, es un espejo sin fondo. Aquí estoy, en tu bella y muy inspirada creación poética, bebiendo del manantial del poema excelso. Un gusto venir a leerte, Óscar. Mi enhorabuena por tu profunda inspiración.

Un abrazo.

[Óscar Distéfano]

Pues tienes toda la razón, Óscar, hay vidas tan anodinas y carentes de interés por todo lo que se nos ofrece que llegan al final sin haber tenido y ni siquiera buscado, la oportunidad de volar sin miedo.
Muy buen poema, sarcástico y desalentador.

Te felicito y te envío un fuerte abrazo.

Te doy las gracias por tu visita, por tu amable comentario. Ciertamente, la vida es única, y seguimos distrayéndonos en banalidades.

Saludos cordiales, compañera.
Óscar

[Óscar Distéfano]

Maravilloso poema, Óscar:

A veces hay humanos que no vuelan nunca. De niños no porque obedecen al cien por cien a sus padres. De adolescentes tampoco porque no rompen el cordón umbilical. De jóvenes tampoco. En su etapa madura, por temor a perder lo poco que tienen tampoco alzan el vuelo. Y luego, en su vejez... es demasiado tarde. Ya solo esperan la muerte.

El momento es ahora. Volemos ahora. Si lo dejamos para más tarde nuestras alas se atrofiarán.

Aplausos
Un beso
Ana

El carpe diem, ciertamente.
Hagamos, pues, de este presente nuestro, el tiempo feliz del amor a la vida, a la poesía.

Gracias, amiga poeta.
Óscar

[Óscar Distéfano]

El pájaro que nunca vio la luz

Eres pájaro tonto.
No sabes emprender el vuelo
(sólo tristes corridas,
duras elevaciones casi a ras del suelo).
Nunca has surcado el aire como vuelan las palomas
enfrentadas al halcón peregrino, como cazan las águilas reales.
Frente a la belleza del vértigo, tu alma de pájaro arrogante
está desalentada y agoniza y araña
detrás de la quimera. Deberías arrancarte la venda.

Eres pájaro imbécil.
Jamás luce la luna en tus bosquejos,
ni vuelan mariposas en tu numen.
Tus manos se han entumecido
en los inviernos de la estrella.
Detrás de tus paredes hay demonios
que esperan la irrupción de tu silencio.
Vives en la catástrofe del grito,
en el tiempo obligado
a seguir la sequía de los páramos,
la oscuridad de los relámpagos,
aquella eternidad encarcelada,
tus sueños bajo máscaras.

Aunque veo que tienes la edad de los valientes,
de los que han sepultado su inocencia,
recomponiendo penas
que ya no influyen para nada
en tu memoria llena de parásitos;
aunque el tigre de Borges te ha comido la vista,
te extrajo ambos ojos y hoy, apoyado en tu bastón,
bajas por la escalera de la noche,
del otro lado de la noche: la ceguera psíquica...,
sabes que estás perdido
en los amables gestos de la ruina.

Tus voces siempre cierran la boca de tu espíritu,
ya que el recuerdo de aquellas cadenas
daña tu innoble corazón.
Sólo te resta enterrar tu amargura,
los días desolados,
y sufrir la agonía sideral
de los mortales que se aferran
a tumbas criogenizadas.

Ves partir hacia el infinito
debajo de las nubes las pandillas de pájaros
a punto de encontrar la absolución,
mientras tú vas sobrellevando tu apetencia,
ignorando que es tarde en el abismo,
oscuramente tarde.

Con tiempo justo para despedirme,
voy cantando en tenor la última canción,
con buena melodía y con sarcasmo:
«¡Buenas noches, amigo!
¡Buenos deseos a tu terca vida!»

Wow!


Ves partir hacia el infinito
debajo de las nubes las pandillas de pájaros
a punto de encontrar la absolución,
mientras tú vas sobrellevando tu apetencia,
ignorando que es tarde en el abismo,
oscuramente tarde.


Quizás, si somos honestos, seamos alguna vez esos pájaros. La trivialidad y aceptación de grandes errores por no meternos en esos baches llenos de toda inmunda savandija, bueno es lo que se hace; dejamos morir porque cada vez hay menos carácter. Oscar, nos dejas maestría y aprendizaje. Buen hacer y sabiduría. Que vuelo al centro del abismo del infinito! Abrazos.

Un comentario que me gusta mucho, más allá del cosquilleo vanidoso. Gracias, querida amiga.

Un abrazo grande.
Óscar