Editorial Alaire

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 20 Abr 2024 0:49 Nada existe más allá de esta crisálida,
de estas horas que se perpetúan como una plegaria
que acaba germinando en el vino dulce de las gargantas.
La mañana se desmorona entre paredes blancas
y en cada ángulo muerto de un sol no nacido.

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 20 Abr 2024 0:49 ... y me dijeron: gasta tus años componiendo
este rompecabezas sin sentido.
ROSARIO CASTELLANOS



Para ese animal poético, Armilo Brotón
(con devoción y admiración)



La mañana despierta del sueño perdido
de algún siglo, y huele a café y a pan caliente.
Sobre la ciudad el gris derrotado del cielo
como noche labrando un vernáculo espejismo
sobre el abierto horizonte que dibujan los tejados
bajo el sibilante paso de las nubes y el tedio de la lluvia.

El mundo parece haberse quedado atrás,
un naufrago en la nada con sus despojos ardiendo de pena,
flotando en este enero invisible como un lunes y su tragedia
de paraguas y golpes de mar.

Nada existe más allá de esta crisálida,
de estas horas que se perpetúan como una plegaria
que acaba germinando en el vino dulce de las gargantas.
La mañana se desmorona entre paredes blancas
y en cada ángulo muerto de un sol no nacido.

Pero la ciudad sigue adelante, en ese otro tacto
que busca en el norte de la llama o en el atlas oscuro
de los vientos el mudo patrimonio de su tiempo;
y yo sé que sigo aquí porque mis pasos
resuenan en esta calle, e imprimo mis huellas
en la misma dirección de las aceras, y he dejado
el abrigo y el sombrero en este mismo lugar,
pues siento como crujen mis huesos enfermos
del veneno de los océanos de la vida.
La luna, guardiana de las tumbas, blanquea mi sepulcro.

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Sab, 20 Abr 2024 12:25 Fabuloso poema dedicado a Armilo:

Tiene una melancolía vestida de gran lirismo.

Felicitaciones
Un abrazo grande para ambos...
Ana

Armilo Brotón escribió: ↑Sab, 20 Abr 2024 14:06

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 20 Abr 2024 0:49 Nada existe más allá de esta crisálida,
de estas horas que se perpetúan como una plegaria
que acaba germinando en el vino dulce de las gargantas.
La mañana se desmorona entre paredes blancas
y en cada ángulo muerto de un sol no nacido.

Querido Frodimir, Ramón Castro a más señas, ¡qué cabronazo eres! ¿Cómo me puedes dedicar una de tus mejores composiciones poéticas? ¿No quedamos en que serían las mediocrees para subirnoslas en el foro y no se quedaran sin comentarios? Traidor.
Encima ahora que ya estaba con las maletas en la mano rumbo a mi querida España, cantando a lo Pepe Blanco:

"Sombrero en mano entró en España
y al verla se descubrió,
y un hombre que de tierra extraña
a nuestra España llegó."

Ahora va a parecer que los halagos son por el dedicado. No, es un gran poema. Desde el inicio, que me recuerda a las tahonas de mi Orihuela, verso a verso vas generando atmósfera hasta llegar al de cierre, lírico y pesimista, a lo Bécquer, qué gran poeta, y su Maese Pérez. Estamos negociando, en el Monasterio Corumelo, contratar ese organista pero nos pide mucha plata, dice que es famoso: ¿tú lo conoces bro?

Bueeeeeno, que me voy, que pierdo el avión y los avios de Iberia. No puedo darte un abrazo apretado en lo físico, te lo doy en lo metafísico para que no te excites.
Gracias amigo, gracias, te quiero mucho.

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 20 Abr 2024 0:49 ... y me dijeron: gasta tus años componiendo
este rompecabezas sin sentido.
ROSARIO CASTELLANOS



Para ese animal poético, Armilo Brotón
(con devoción y admiración)



La mañana despierta del sueño perdido
de algún siglo, y huele a café y a pan caliente.
Sobre la ciudad el gris derrotado del cielo
como noche labrando un vernáculo espejismo
sobre el abierto horizonte que dibujan los tejados
bajo el sibilante paso de las nubes y el tedio de la lluvia.

El mundo parece haberse quedado atrás,
un naufrago en la nada con sus despojos ardiendo de pena,
flotando en este enero invisible como un lunes y su tragedia
de paraguas y golpes de mar.

Nada existe más allá de esta crisálida,
de estas horas que se perpetúan como una plegaria
que acaba germinando en el vino dulce de las gargantas.
La mañana se desmorona entre paredes blancas
y en cada ángulo muerto de un sol no nacido.

Pero la ciudad sigue adelante, en ese otro tacto
que busca en el norte de la llama o en el atlas oscuro
de los vientos el mudo patrimonio de su tiempo;
y yo sé que sigo aquí porque mis pasos
resuenan en esta calle, e imprimo mis huellas
en la misma dirección de las aceras, y he dejado
el abrigo y el sombrero en este mismo lugar,
pues siento como crujen mis huesos enfermos
del veneno de los océanos de la vida.
La luna, guardiana de las tumbas, blanquea mi sepulcro.

Marisa Peral escribió: ↑Sab, 20 Abr 2024 19:44 Excelente poema dedicado a un amigo y admirado poeta.

Dejas algunos versos con un poso de triste desaliento pero describes el paisaje maravillosamente.

Felicidades y abrazos a los dos.

Gia Nuage escribió: ↑Dom, 21 Abr 2024 3:12 Siempre te lo digo pero es que, adoro adoro la melancolía en tus letras! esa especie de sepia!

hermoso poema como siempre amigo!

Un abrazo!