Reto a pelo 5: Una mente práctica

[Armilo Brotón]

Una biografía sin Descartes

Abordamos, estimados lectores, en este nuevo reto, un tema existencialista. Muchos hemos vivido la dicotomía de centrarnos, exclusivamente, en lo que nos da de comer frente a lo que nos apasiona.

Si tienes un hondo penar, piensa en mí.
Si tienes ganas de llorar, piensa en mí.
Agustín Lara

Tatareaba: “Qué no daría yo por empezar de nuevo” y sus ojos se llenaban de lágrimas, unos tragos de brandy aliviaban la pasajera incertidumbre. Ebrio, remataba la faena por Antonio Molina: “Yo, yo soy minero.” Agarrado de nuestro brazo llegaba a casa de su madre, donde habitaba.

Vida y arte se juntaron indisolublemente. Costalero y cofrade: “¡Dentro, izquierda atrás, arriba! ¡Viva España!” Nació entre Hiroshima y Nagasaki. La radiación de las bombas modificó la sinapsis de sus neuronas. Al sentir la luz, lloró su primera canción de despedida como otros lloran el desgarro del útero. Hijo de filósofos, por padre, y cantaores, por su madre gitana. Tomás Quintín, abuelo, lo rebautizó después del cura: se quitó solemnemente el pañuelo de lunares del cuello, lo mojó en vino de Jerez y lo puso en su boca: succionó sin asco hasta dejarlo seco. Las sevillanas del Pali, como mantras, el baile cabal, varias noches de celebración flamenca obraron un milagro: de las tetas de su madre sólo manó un amontillado fino que lo alimentó por siempre.

“Los jugadores siempre pierden”, es por ello que nunca se descartaba en el póker. Tenía una mezcla extraña de rockero y capillita que lo hacía indefinible. “Rezaré ante ti porque eres Madre universal, ahora y siempre, Amargura, te rezaré”. Surrealista, como un submarino amarillo cantaba:

—"No busques más que no hay, cuando el rey San Fernando conquistó Sevilla ya se preguntó: ¿Dónde está mi Betis?"

Entre la opulencia y el arroyo:
—Convidar, Prior, es compartir la vida, invitar es una propina. Estoy convencido de que voy a terminar recogiendo cartones.
No le agradaba la duda existencial, sólo la guitarra y las tabernas eran su mundo.
— Bueno, ¿y por qué no rectificas?
—No quiero estropearlo.

Podría haber sido un genio: no pudo o no quiso. Defendía, como Kundera en La insoportable levedad del ser, que no podemos empezar de nuevo.
Una mente práctica: “Yo solo dudo cuando tengo resaca, y cuando tengo resaca me siento en el sofá a ver la televisión hasta que se me pasa la duda.”

[Ana García]

“Yo solo dudo cuando tengo resaca, y cuando tengo resaca me siento en el sofá a ver la televisión hasta que se me pasa la duda.”

Nació entre Hiroshima y Nagasaki. La radiación de las bombas modificó la sinapsis de sus neuronas. Al sentir la luz, lloró su primera canción de despedida como otros lloran el desgarro del útero.


Entresaco estas frases y me pregunto de donde sacas tales ideas. A mí me da que tuviste algún antepasado relacionado con los perros filosóficos y te lo chivatea todo. Alguno de ellos que solo pensara en el cante, la guitarra y el buen vino. Del resto ya se ocuparía algún descendiente.

Muy bueno este reto. El buen vivir.
Besazo.

[Armilo Brotón]

Entresaco estas frases y me pregunto de donde sacas tales ideas.

Evidentemente de una mente práctica, valga la abundancia.
Besazo