El insípido letargo. A Oscar Distéfano

[Javier Dicenzo]

El insípido letargo
A Oscar Distéfano, amigo entrañable.

EL insípido letargo solitario de Edgar Allan…
¡Oh, asesino de lombrices en el cuerpo letárgico de Allan Poe!
Las llamas de irrisibles lamentos, lamentos, lamentos...
Lo bueno y lo malo está en el rostro de la efigie, rota, maldiciente.

Malditos contra el poeta, malditas.
Que llueva maldición en esta ciudad.
Que se mueran en la tumba de Edgar Allan Poe.

La noche trae cuervos… nunca más…
El rostro que yace en la mansión terrorífica de las dríades, dioses…, lluvia de sangre.
¿Cómo no llorar la muerte de Quevedo, la de Borges, la de mi yo excéntrico?

Malditas llamas
en otros cuerpos dormidos del mas allá de una lágrima y del campanario que marca la noche sádica.

Las ruinas del sur…, el mito, las ruinas de una mano desangrada en gusanos gordos.
Las lunas llenas mueren en Argentina… en la mítica ciudad de Buenos Aires.

Latidos gruñendo a las putas, juegos de seducción y putas en el horizonte…
Poesía de alta escuela de Rafel Calle, la masturbación de la nada y de todos los mundos…

Soles girando, borrachos y Allan Poe que muere al amanecer.

Siento esos dioses en la tormenta del mundo y los eclipses mortales.

Rostros que gimen
Palabras elegíacas, mundos y ciudades en vientos de barcos piratas.
¡Allan, no bebas el veneno que te otorgaron!
¡No! Grillos asesinos del madrigal en las noches.

Sádicos…
Sádicos,
asesinos con revólveres, cuchillos y Stephen King, que me asola con sus fantasmas.

Quizá muerte de la música, de la nada y el arte, ese arte, este arte...
La lágrima,
las lágrimas.
O solo tú en la alta poesía; morir de amor, vivir por vivir.

[Rafel Calle]

Arriba con este poema dedicado entre poetas, al más puro estilo dicenziano. Javier se abre las venas, se rompe la camisa, se da todo inmisericorde.

[Marisa Peral]

No hay ninguna duda la calidad y entrega que ofreces, Javier, en este poema dedicado a Óscar.
Ha sido un gusto leerte.
Felicidades a ambos y un abrazo.

[Alejandro Costa]

Bueno, original y estudiado.

Y la dedicatoria a Óscar es un plus.

Un escrito complicado, pero que tiene una intriga que lo hace altamente interesante.

Saludos.

Salud, paz y felicidad.

[Raul Muñoz]

Como queriendo acercar los mares a una costa vacía, el desgarro de la soledad canta en el poema al mismo poema. Una buena dedicatoria al compañero Óscar. Mi enhorabuena, Javier. Gracias por compartir.

Un abrazo.

[Óscar Distéfano]

Antes que nada, muchas gracias por la dedicatoria, que me ayudará a no ser olvidado tan pronto pues, seguro estoy, tú poesía perdurará más que la mía. (Esto te lo digo porque los misterios de tu poesía tardarán más en ser desentrañados que los de mi poesía).
Luego quiero decirte que cada vez me gusta más leerte: tu gramática ha mejorado ostensiblemente, y tu técnica se ha depurado; antes, el toro a veces se te escapaba; ahora, lo tienes agarrado fuertemente de las astas; tal es así que este poema, por ejemplo, tiene una compresión resaltante del corpus: las ideas e imágenes poéticas que se presentan en forma de bloques, aparentemente inconexos, apuntan, sin embargo, invariablemente, a la médula del mensaje. El surrealismo (la escritura automática), que antes te dominaba, ahora se ha vuelto sumisa a los dictados de tu voluntad creadora. Esta es una crítica sincera, independiente del vanidoso placer que me produjo tu dedicatoria. Se trata, simplemente, del placer que me provoca ver cómo van creciendo tú y muchos compañeros de este foro. Albricias!

Mi admiración por tu sacrificado legado poético.
Óscar

[E. R. Aristy]

El insípido letargo
A Oscar Distéfano, amigo entrañable.

EL insípido letargo solitario de Edgar Allan…
¡Oh, asesino de lombrices en el cuerpo letárgico de Allan Poe!
Las llamas de irrisibles lamentos, lamentos, lamentos...
Lo bueno y lo malo está en el rostro de la efigie, rota, maldiciente.

Malditos contra el poeta, malditas.
Que llueva maldición en esta ciudad.
Que se mueran en la tumba de Edgar Allan Poe.

La noche trae cuervos… nunca más…
El rostro que yace en la mansión terrorífica de las dríades, dioses…, lluvia de sangre.
¿Cómo no llorar la muerte de Quevedo, la de Borges, la de mi yo excéntrico?

Malditas llamas
en otros cuerpos dormidos del mas allá de una lágrima y del campanario que marca la noche sádica.

Las ruinas del sur…, el mito, las ruinas de una mano desangrada en gusanos gordos.
Las lunas llenas mueren en Argentina… en la mítica ciudad de Buenos Aires.

Latidos gruñendo a las putas, juegos de seducción y putas en el horizonte…
Poesía de alta escuela de Rafel Calle, la masturbación de la nada y de todos los mundos…

Soles girando, borrachos y Allan Poe que muere al amanecer.

Siento esos dioses en la tormenta del mundo y los eclipses mortales.

Rostros que gimen
Palabras elegíacas, mundos y ciudades en vientos de barcos piratas.
¡Allan, no bebas el veneno que te otorgaron!
¡No! Grillos asesinos del madrigal en las noches.

Sádicos…
Sádicos,
asesinos con revólveres, cuchillos y Stephen King, que me asola con sus fantasmas.

Quizá muerte de la música, de la nada y el arte, ese arte, este arte...
La lágrima,
las lágrimas.
O solo tú en la alta poesía; morir de amor, vivir por vivir.

Un poema apasionado en la línea de tu frenesí poético y tu desbordante belleza poética, contrasta lo significativo de ser poeta/artista. El sacrificio es la frágil belleza que somos todos los poetas. Tu dedicación a Oscar es conmovedora.

[Javier Dicenzo]

Gracias Rafel.
javier

[E. R. Aristy]

El insípido letargo
A Oscar Distéfano, amigo entrañable.

EL insípido letargo solitario de Edgar Allan…
¡Oh, asesino de lombrices en el cuerpo letárgico de Allan Poe!
Las llamas de irrisibles lamentos, lamentos, lamentos...
Lo bueno y lo malo está en el rostro de la efigie, rota, maldiciente.

Malditos contra el poeta, malditas.
Que llueva maldición en esta ciudad.
Que se mueran en la tumba de Edgar Allan Poe.

La noche trae cuervos… nunca más…
El rostro que yace en la mansión terrorífica de las dríades, dioses…, lluvia de sangre.
¿Cómo no llorar la muerte de Quevedo, la de Borges, la de mi yo excéntrico?

Malditas llamas
en otros cuerpos dormidos del mas allá de una lágrima y del campanario que marca la noche sádica.

Las ruinas del sur…, el mito, las ruinas de una mano desangrada en gusanos gordos.
Las lunas llenas mueren en Argentina… en la mítica ciudad de Buenos Aires.

Latidos gruñendo a las putas, juegos de seducción y putas en el horizonte…
Poesía de alta escuela de Rafel Calle, la masturbación de la nada y de todos los mundos…

Soles girando, borrachos y Allan Poe que muere al amanecer.

Siento esos dioses en la tormenta del mundo y los eclipses mortales.

Rostros que gimen
Palabras elegíacas, mundos y ciudades en vientos de barcos piratas.
¡Allan, no bebas el veneno que te otorgaron!
¡No! Grillos asesinos del madrigal en las noches.

Sádicos…
Sádicos,
asesinos con revólveres, cuchillos y Stephen King, que me asola con sus fantasmas.

Quizá muerte de la música, de la nada y el arte, ese arte, este arte...
La lágrima,
las lágrimas.
O solo tú en la alta poesía; morir de amor, vivir por vivir.

Tu poesía desborda la copa fascinante de lo que nos apasiona y nos hace universos vibrantes! Un abrazo grande, Dicenzo! Felicidades a ambos, qué bella y emocionante dedicatoria al gran Oscar!

[jose manuel saiz]

Bonito poema. Merecida dedicatoria a un estimado y gran poeta.
Enhorabuena a los dos.
Un abrazo
J. Manuel

[J. J. Martínez Ferreiro]

Magnífico, poema, amigo Javier. Sin duda alguna una de tus mejores entregas.
Felicidades para ti y para el gran Óscar Distéfano.

Un abrazo.

[Ricardo López Castro]

Me ha gustado leerte y pasar por tu obra.
Abrazos y felicidad!!

[Javier Dicenzo]

marisa gracias por tu comentario.
javier

[Ana Muela Sopeña]

Un poema escalofriante, Javier:

Hermosa la dedicatoria a Óscar Distéfano.

Has logrado unir tu poesía, la de Edgar Alían Poe y la de Óscar.

Felicidades
Abrazos
Ana

[Javier Dicenzo]

Oscar bièn merecido tienes este poema dedicado.
javier