Editorial Alaire

LLOVIÓ EL DÍA QUE SE FUE

Llovió a raudales ese día.
Llovió a mares el día que se fue.
Llovió,
llovió toda la tarde.
Llovía como nunca vi llover.
Tal vez no fuera lluvia
la lluvia que caía
ni eran charcos los charcos que pisé.
Pero llovía,
llovía intensamente
y el agua no cesaba de caer.
No habrá nada
más gris en esta vida
ni puede que haya un día
tan triste como aquel.
Pero ella sigue
perdida en la distancia
y al fin se ha abierto el cielo
que ahora puedo ver.
Si cayera otra lluvia tan intensa
como aquella
y hubiera charcos como aquellos
que pisé,
no habría dicha más inmensa
que la mía,
porque en mis ojos ya ha dejado
de llover.

--oOo--

El romanticismo a pura pasión y encendido sentimiento.
Tu poema idealiza la realidad con una lírica que crea mundos oníricos agradables de creer.
El ritmo es, en este poema, tan recio como esa lluvia torrencial. Y la forma pulcra y esmerada es un ejemplo a seguir.

Salud!

Abrazos, amigo poeta.
Óscar

Pero qué bien cierras los poemas !!
Unos versos escritos con mucho sentimiento que calan como esa lluvia que nos lleva a adentrarnos en ella. Un placer leerte.
Un abrazo grande

Poesía en estado puro.
Todo un regalo para los ojos.
Me recuerda al que encuentra por sí mismo la vía para dejar de sufrir.
Gracias por compartir tu obra.
Abrazos y felicidad, estimado.

La lluvia es un gran catalizador, nos permite al final llevar los sentimientos y los versos a buen puerto. Como este poema.

Muchas gracoas amigos por los comentarios.
Un abrazo
J. Manuel

Sentimiento, romanticismo, pura poesía.

Muy elegante y bonito.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.