Carta de Frodimir a su hermano Armalick en la noche de Reyes (Mirlos)
Publicado: Vie, 05 Ene 2024 18:37
Kazuhiko Okuno transcribe literal
(no traductor, traidor)
Ay, bro, a veces, pienso
que estás hecho de otra sangre.
No te ha tratado mal esta vida proscrita.
Eres otro hombre desde que abandonaste
el monoteísmo, un Akenatón en reversa.
Que buen pastor hubieras sido
de haber tenido buenas ovejas,
pero te decidiste por la representación artística.
Lo sé, mae, una baglama tira más que dos carretas
y que dos tetas juntas.
Yo, como bien sabes, quise ser gaitero,
y no de viejo, pero no me dio el talento.
Mis dedos son torpes y tengo poco fuelle.
Se te echa de menos, hermano, casi tanto
como a los bocadillos de jamón y a las casadiellas
de casa Tina en el alto de La Espina.
Por no ir solo, me falta tu animosa compañía,
ya no asisto a las carreras de camellos con sidecar
en el canódromo.
No obstante, el trasiego de los días me llena de gozo,
el sol calienta, pero no achicharra, eso sí, El Cairo
sigue igual de bullicioso que antaño.
Paso mis días, y alguna noche, escuchando,
play loud, a Oum Kalthoum y a Pari Zanganeh,
mientras me deleito con los aromas
que desprende mi pipa de agua.
Espero que tengas una vida fácil en la grande
Babilon de Londinum, sé que has sido nombrado,
no hace mucho y por aquello de la multiculturalidad,
concejal de festejos del consistorio londinense,
pero no te fíes de los ingleses, ya sean
sajones o normandos, y, en todo caso, recuerda
siempre a Blas de Lezo. Espero que tu reuma
no se vea afectado por las brumas de Avalon.
Ya tú sabes, la vida es corta, es un compendio
de covers y bonus tracks.
Hace unos días, y te manda recuerdos, hablaba
con Sor Engracia, madre abadesa de las hermanas
Bisectrices de la Santa Enagua. Platicábamos,
entonces, también, sobre la reliquia milagrera,
la mano izquierda, la del alivio, de San Sindulfo,
que se halla en Abisinia, donde hace ya unas cuantas
décadas, los rojos tiraban con bomba explosiva.
El tío Abraham peregrinó hasta allí y participó
en un besamanos de la reliquia y acto seguido
tuvo una erección duradera. Tras ello se cogió
un vuelo de esos que llaman low cost y se fue
hasta Amsterdam. Supimos de él porque nos pidió
que le enviáramos unas remesas de dinero.
Nos ha dicho que no sale de no sé que barrio
y que no tiene tiempo ni para comer, pues se pasa
día y noche haciendo el cocodrilo. No sé que puede
ser eso, ¿lo sabes tú? Ya me dirás.
Volviendo con sor Engracia, no sabrás que se halla
enfrentada al Vaticano. El Pope Francis, como estás
en Londinum, la ha llamado a capítulo, mientras
prepara una nueva encíclica, por los cambios
que ha efectuado en el vestuario de las monjitas:
ha sustituido la tradicional bambocha de cuello de
cisne por unas tangas, ha recortado el largo del hábito
hasta dejarlo por encima de las rodillas, asimismo,
ha eliminado los calcetines blancos, para que las hermanas
puedan lucir tobillo y entrar en la discoteca, y, finalmente,
ha añadido un tacón de diez centímetros
a las tradicionales sandalias marrones.
Dice que la orden ha de adaptarse a los tiempos.
Sé que para carnestolendas tienes pensado volver,
así que pásate por Amsterdam y tráete al tío Abraham
antes de que la carne lo consuma.
Y apiádate de nos cuando nos veas.
(no traductor, traidor)
Ay, bro, a veces, pienso
que estás hecho de otra sangre.
No te ha tratado mal esta vida proscrita.
Eres otro hombre desde que abandonaste
el monoteísmo, un Akenatón en reversa.
Que buen pastor hubieras sido
de haber tenido buenas ovejas,
pero te decidiste por la representación artística.
Lo sé, mae, una baglama tira más que dos carretas
y que dos tetas juntas.
Yo, como bien sabes, quise ser gaitero,
y no de viejo, pero no me dio el talento.
Mis dedos son torpes y tengo poco fuelle.
Se te echa de menos, hermano, casi tanto
como a los bocadillos de jamón y a las casadiellas
de casa Tina en el alto de La Espina.
Por no ir solo, me falta tu animosa compañía,
ya no asisto a las carreras de camellos con sidecar
en el canódromo.
No obstante, el trasiego de los días me llena de gozo,
el sol calienta, pero no achicharra, eso sí, El Cairo
sigue igual de bullicioso que antaño.
Paso mis días, y alguna noche, escuchando,
play loud, a Oum Kalthoum y a Pari Zanganeh,
mientras me deleito con los aromas
que desprende mi pipa de agua.
Espero que tengas una vida fácil en la grande
Babilon de Londinum, sé que has sido nombrado,
no hace mucho y por aquello de la multiculturalidad,
concejal de festejos del consistorio londinense,
pero no te fíes de los ingleses, ya sean
sajones o normandos, y, en todo caso, recuerda
siempre a Blas de Lezo. Espero que tu reuma
no se vea afectado por las brumas de Avalon.
Ya tú sabes, la vida es corta, es un compendio
de covers y bonus tracks.
Hace unos días, y te manda recuerdos, hablaba
con Sor Engracia, madre abadesa de las hermanas
Bisectrices de la Santa Enagua. Platicábamos,
entonces, también, sobre la reliquia milagrera,
la mano izquierda, la del alivio, de San Sindulfo,
que se halla en Abisinia, donde hace ya unas cuantas
décadas, los rojos tiraban con bomba explosiva.
El tío Abraham peregrinó hasta allí y participó
en un besamanos de la reliquia y acto seguido
tuvo una erección duradera. Tras ello se cogió
un vuelo de esos que llaman low cost y se fue
hasta Amsterdam. Supimos de él porque nos pidió
que le enviáramos unas remesas de dinero.
Nos ha dicho que no sale de no sé que barrio
y que no tiene tiempo ni para comer, pues se pasa
día y noche haciendo el cocodrilo. No sé que puede
ser eso, ¿lo sabes tú? Ya me dirás.
Volviendo con sor Engracia, no sabrás que se halla
enfrentada al Vaticano. El Pope Francis, como estás
en Londinum, la ha llamado a capítulo, mientras
prepara una nueva encíclica, por los cambios
que ha efectuado en el vestuario de las monjitas:
ha sustituido la tradicional bambocha de cuello de
cisne por unas tangas, ha recortado el largo del hábito
hasta dejarlo por encima de las rodillas, asimismo,
ha eliminado los calcetines blancos, para que las hermanas
puedan lucir tobillo y entrar en la discoteca, y, finalmente,
ha añadido un tacón de diez centímetros
a las tradicionales sandalias marrones.
Dice que la orden ha de adaptarse a los tiempos.
Sé que para carnestolendas tienes pensado volver,
así que pásate por Amsterdam y tráete al tío Abraham
antes de que la carne lo consuma.
Y apiádate de nos cuando nos veas.