La poesía en la música de nuestro tiempo

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
Avatar de Usuario
F. Enrique
Mensajes: 8486
Registrado: Mié, 22 Ago 2012 19:47
Ubicación: Abyla
Contactar:

La poesía en la música de nuestro tiempo

Mensaje sin leer por F. Enrique »

I

The Beatles - Yesterday

No soy ni la mitad del hombre que solía ser,
hay una sombra que cuelga sobre mí,
de repente llegó el ayer.

El quinto disco de los Beatles, "Help!", tiene canciones inmortales, y no está exento de experimentación, pero fue consumido por las prisas; canciones intrascendentes, irregularidad conceptual, vuelta a las versiones para darle una oportunidad a Ringo de que asomara la cabeza. Pero qué podemos decir de un disco que tiene la canción que le da título en la que John expresa abiertamente su angustia y en la que admite sin reparos que no tiene nada que ver con el joven triunfador que parecía, Ticket to Ride (hay quien dice, quizás exagerando, que contiene las primeras manifestaciones del hard rock), You got to hide your love away (Tienes que esconder tu amor), la única canción dylaniana que tendría una réplica del maestro, en su antológico "Blonde on blonde" precisamente y "I need you" la primera aportación verdaderamente valiosa de George, y Yesterday...

Yesterday es probablemente la canción que más se ha cantado en la música popular y, sin duda, la que más veces ha sido versionada, unas 3200 se contabilizan hasta ahora. Paul ha explicado muchas veces como surgió, que primero tuvo la melodía que le vino durante un sueño y la tocó al despertar para evitar que se le olvidara, que le costó un par de meses convencerse de que no estuviera registrada ya dada su prístina sencillez, que fue muy laborioso encontrarle una buena letra siendo un objetivo propicio para la ironía de John durante meses en los que se referían a ella con el espantoso título de "Huevos revueltos". También ha hablado de las dudas que hubo para incorporarla al repertorio del grupo porque rompía con el tipo de música que estaban haciendo y los problemas con George Martin para grabarla acompañada solo de su guitarra y un cuarteto de cuerdas.

La grabación que podemos disfrutar nos muestra a Paul sin sus compañeros en el escenario. Un documento histórico que nos trae el recuerdo indeleble de una de las grandes canciones de nuestras vidas.
II

The Kinks - Days




Thank you for the days,
Those endless days, those sacred days you gave me.
I'm thinking of the days,
I won't forget a single day, believe me.
(Ray Davies)

Gracias por los días
interminables, sagrados que me diste,
pienso en aquellos días,
no olvidaré un solo momento, créeme.

Descubrir una nueva canción que se te escapó y tardaste en volver a encontrarla porque el día de la presentación improvisada no quisiste perder tres minutos en mirarla a los ojos que se acabarían revelando de una belleza innombrable puede ser tan complejo en su simplicidad, tan fustigante cuando se recuerda el momento de ese voluntario olvido como grande es saber de memoria un himno que no has escuchado o volver a verte en la senda de los sentimientos puros cuando no se quiere analizar en un amor perdido circunstancias, ni culpas, sino recordar las sensaciones que hacían florecer las ansias de vivir.

Me gustaría poder hablar de Ray Davies y no mencionar su sentido del humor ni su inteligencia, ni las razones por las que en los países que no son de habla inglesa se sitúa a Los Kinks a años luz de Los Beatles o Los Rolling Stones en niveles de popularidad. En esta canción de un romanticismo vibrante y bienintencionado que intenta sepultar la derrota del presente en el triunfo del pasado, Ray Davies aparta su mirada crítica y corrosiva y se abraza a la exultante alegría de amar y haber sido amado, de guardar un maravilloso recuerdo que se lleva para los restos de la vida y lo proclama.

Situaría "Days", así se llama la canción, muy cerca de "In my life", para algunas revistas especializadas la mejor canción del pop-rock. Creo que no se puede añadir más.

III

Ruby de los Martes






She would never say where she came from
Yesterday don't matter if it's gone
While the sun is bright
Or in the darkest night
No one knows, she comes and goes.

Goodbye, Ruby Tuesday,
Who could hang a name on you?
( Keith Richards)

Ella no solía decir de dónde venía;
el ayer no importaba si se marchó,
en el brillo del día
o en la noche más oscura
nadie sabe si viene o va.

Adiós, Ruby Tuesday,
nadie puede ponerte un nombre.

Hay en el rock demasiadas canciones controvertidas, cuando no malditas, Ruby Tuesday puede añadir a estos dos adjetivos el hecho de ser una canción maravillosa que nos evoca una época con su sola audición. Está firmada por Jagger/Richards como la mayoría de los grandes éxitos de los Rolling Stones, cuando no es así en este caso, la canción es casi toda del segundo de ellos y de Brian Jones que le ayudó con la música, aunque hay voces muy relacionadas con el grupo que disienten de esto y afirman que Jones tuvo una gran participación en la música. Sea como fuere no parece lógico que alguien renuncie a la autoría de algo suyo por que le presione un productor mal intencionado. El mejor músico, con una diferencia sideral sobre los otros, de los Stones, debería estar ya muy metido en las drogas que le llevarían a la tumba a los 27 años cuando amaneció flotando en una piscina después de una fiesta.



Marianne Faithful es una gran cantante, fue novia de Mick Jagger y alguna vez declaró que le engañó una sola vez, con Keith Richards precisamente, en la que fue la noche más hermosa de su vida. Ella no fue la destinataria de la letra de la canción sino una novia fugaz de Richards que le desconcertó con su comportamiento. De ella es esta versión enigmática, acercándose a los registros de la inevitable, cuando aparece el misterio, Nico, que grabó en 1995, tarde, muy tarde, para demostrar que la canción gozaba de una salud envidiable con el transcurrir del tiempo.

[bbvideo]
[/bbvideo]


Pero yo prefiero esta otra, la de Melanie, desgarradora y con una gran capacidad para transmitir la tristeza, aunque al final se recomponga un poco y se ajuste el vestido de algodón; una chica progre no podía transmitir los excesos de una Janis Joplin, por ejemplo.

Como curiosidad, esta versión que extrajo la delicada profundidad de sus versos y los llevó al terreno de la melancolía circula por la Red en una versión en audio que le otorga a esta última la autoría, lo malo es que escuchándola puede parecer creíble.


Ruby Tuesday se sitúa en la época dorada del grupo, pienso que Aftermath, Between the Buttons y Beggars Banquet son sus mejores álbumes, a partir de ahí los Stones pasaron a llamarse Rollings, así fue como los conocí y los nombro cuando hablo con mis amigos de entonces. Su segunda época dorada, de mayor culto para los que admiran su modernización de los aires primitivos, con Sticky fingers y Exile on main Street, es buenísima pero carece de su lirismo, será otra voz propia la que se apodere del grupo, una voz que clamará hasta nuestros días con poquísima fortuna en demasiados años. Pero ya no habría lugar para hitos intransferibles como Paint it black, Out of the time, Mothers little helper, Under My thumb, o ésta sobre la que insistimos. ¿Todas las canciones escritas por el dúo Jagger/ Richards? No me lo creo del todo viendo como se las gastaron con esta mítica canción. Brian Jones había vendido su alma y su destino, casi nadie habla de él, sin que nunca supiera por qué lo había hecho.
IV

The Kinks - Domingo por la tardehttps://youtu.be/g-cLaPUOtzU?si=KT26j0UOOGf60rcl&t=9


En el mundo anglosajón, tributario del germánico, el poeta, como conocedor de los misterios, es adorado, respetado y, quizás, como cualquier oficiante que sabe lo que a los demás no les está permitido, temido y odiado.

Ray Davies se encuentra en un mundo que no le pertenece pero sabe desentrañarlo con un espíritu crítico prodigioso, como Bowie o Lennon en sus momentos de lucidez. De joven causaba pavor a cualquier grupo social sobre el que proyectara su objetivo, ese era el suyo, hablar con ironía, incluso con sarcasmo del mundo al que socialmente pertenecía y se regocijaba en la decadencia de sus propias costumbres. No voy a cambiar esta sociedad, parecía decirse a sí mismo, pero me moriré riéndome de su estúpida autocomplacencia.

Ray Davies pasará a la historia por aquellos discos que publicó su grupo, The Kinks, en la segunda parte de la década de los 60 y los primeros años de los 70, los mejores conceptuales que se han grabado en la historia de la música popular, ni Revolver, ni Blonde on Blonde tienen tanta coherencia, ni una planificación aparente tan absorbente y metódica. Ray Davies en su mejor momento no se daba el mínimo respiro, podíamos hilar versos de distintas canciones creyendo que estaban perdidos en el mismo poema; eran tan parecidas y tan distintas, a la vez, las canciones.


Days no es una canción que nos pondrían como ejemplo del genio creador de Davis, es simplemente una canción de amor agradecida cuando ya todo se ha perdido. Una rareza considerada entre los grandes logros del pop-rock. Aquí ya no es joven ni está acompañado por su grupo, pero es un momento mágico. En España no se respeta a los sacerdotes incluso entre los propios poetas y nunca lucieron estos días que no hubo sangre en el camino ni el flautista yacía en las puertas de la aurora, los españoles solemos equivocarnos con frecuencia y somos casi incorregibles.
V

Simon & Garfunkel - Los sonidos del silencio
Gente que charla sin hablar,
gente que oye sin escuchar,
gente que escribe canciones
que ninguna voz compartirá,
nadie se atrevió
a perturbar el sonido del silencio.

Hay canciones que nos acompañan siempre y trascienden lo que significaron en su momento, por muy grande que fuera lo que representaron más lo es que tengamos la impresión en cada audición de su intemporalidad y, sin embargo, nos sitúan con claridad y sinceridad en el tiempo concreto en el que fueron creadas.

El nacimiento con fuerza poética del folk-rock, esa expresión musical que no desdeñaría el lirismo de unos versos y la contundencia de un nuevo sonido acabaría salpicando a Bob Dylan, los Beatles y a los Byrds, sin que pueda precisarse en qué momento y en quiénes estalló el pistoletazo de salida.

Pude escuchar hace poco a Paul Simon en Madrid, creo que esa peregrinación se la debía a quien guio mis primeros pasos y me mostró la belleza de la poesía en nuestro tiempo en el que los pueblos parecen ciudades y hasta Ceuta conserva en el Paseo de las Palmeras una pequeña Manhattan desde la que Marilyn guiña un ojo a los adolescentes que hacen robona y se enamora del Puente Cristo.

Paul no pudo irse de Madrid sin volver a interpretar "Los sonidos del silencio" como, sin duda, le ocurrirá en cada concierto, en cada ciudad. Admito que fue infinitamente más importante que la cantara que cómo lo hizo; desnuda y un tanto desangelada, porque no olvidaré en la vida que estuve allí.

Él, que acabaría dando más importancia al sonido, lo dijo categóricamente a unos siete metros de distancia, no puede escapar de la significación ni la importancia de sus primeros poemas, esos que le convirtieron en el Poeta del Desencanto, a través de la disección intelectual y emotiva de Nueva York, el nuevo faro de Occidente ya que París se había desangrado en la tragedia de un continente y le entregó la antorcha porque no podía evitar que se apagara.

El joven poeta nos relataba con amargura la soledad y la decadencia de los valores de una sociedad capaz de ser solidaria en situaciones extremas pero que olvida sus responsabilidades éticas con respecto al resto del mundo que la tiene como espejo porque ella ha querido que así sea y lo ha intentado imponer con las armas cuando no quedaban razones para sustentar su dominio en nombre de la libertad.

Solo nos dejó esa noche cinco canciones de su etapa con Art Gunfunkel y algunos más de cuando empezaba a volar en solitario, aunque los muchachos de ahora ya no los escriban en los pasillos, ni crean en el poder redentor de una canción cuando todo se hunde.

Algunos nos sentimos un poco tristes, sin dejar de sonar en nuestras cabezas canciones como Kathy's song, I am a rock o La conversación en el aire; todavía quedan algunos que leen a Emily Dickinson atraídos por el misterio de su soledad y su alejamiento voluntario de los salones y reuniones literarios, pero solo Coppola escribe en el aire un par de versos de Robert Frost para recordarnos que los amigos deben hacer todo lo posible para seguir siendo de oro cuando todo se precipita al vacío.

Abandonábamos, mi mujer y yo, el recinto, mientras unas muchachas gritaban en la calle, sin perder la armonía, los sonidos del silencio y The boxer, quedaba claro que los jóvenes aventajados iban de lleno al origen del mito, aunque aplaudieran con rabia lo bueno que habían dejado etapas posteriores; Paul Simon siempre ha tenido capacidad para escribir grandes canciones, pero soy de los que piensan que sus doce primeros años en el mundo de la música son imprescindibles y eso a pesar de que su relación con Garfunkel y con los productores fue más acerba que idílica.

Escrita el 19 de febrero de 1964, fue incluida en el primer y fallido álbum, Wednesday morning 3 A. M., de Simon y Garfunkel con el nombre "El sonido del silencio", unas modificaciones que afectaron a su expresión musical y un leve retoque del título, sin la participación de Paul que se encontraba en Inglaterra adonde había vuelto para rumiar el fracaso de un álbum no exento de calidad pero cuya ruptura con el folk tradicional no resultó convincente, significaron un éxito clamoroso como single y la aparición apresurada de un esplendoroso[ii] nuevo álbum que, sorprendentemente, nunca fue bien tratado por la crítica[iii] que siempre se ha ensañado con la precipitación del proyecto orientado a aprovechar el éxito de esta canción.

Hay quien ha querido ver una relación directa de la letra de esta canción con el magnicidio de John Kennedy por su inquietante y profunda melancolía, porque sumía a una sociedad autocomplaciente en el terreno empantanado de la desconfianza y del miedo.

Paul Simon insiste en que quería remover un poco la conciencia de los más jóvenes, invitarles a no imitar lo que veían en sus mayores y la decadencia sentimental y el embrutecimiento de la cultura urbana, reflejar la falta de comunicación, extrema en algunos casos como en la trágica y desolada "Un hombre muy raro".

La ciudad no es el marco donde desarrollamos nuestro anhelo de justicia e igualdad es donde nos arrodillamos ante los símbolos más desequilibrantes del progreso, es donde se denuncia el olvido al que se condena a los poetas cuya voz no será compartida por nadie.

Y a todo esto ¿Para qué sirve la Poesía?


Sorprende que La otra cara de Bob Dylan fuera denostado en su día y considerado un retroceso en la carrera del genio de Duluth con respecto a la respuesta está en el viento (FreeWheelin’). Sé que Dylan tiene varios álbumes que pueden ser considerados el mejor sin que se le pueda poner reparos porque encontraremos suficientes argumentos para respaldar nuestra elección. Yo me siento más a gusto escuchando “The another side of Bob Dylan” que con ningún otro, no es la única razón, pero, ahora mismo, no se me ocurre otra.

Los Byrds desde su aparición hicieron una aportación valiosísima al folk-rock, destacando, precisamente interpretando a Dylan con excelentes armonías vocales y una música embriagadora y compleja que sin embargo llegaba con una sencillez prístina aunque bajando, no podía ser de otra forma, la intensidad desesperada de Bob que en esos días se había enfundado el traje de profeta..
Rubber Soul no es el mejor disco de los Beatles pero sí el más importante, su eclecticismo es proverbial y un folk rock complejo y progresivo de muchos quilates tiene cabida en “Te estoy calando” (I’m looking through you) y la genial e inclasificable Norwegian Wood.
[ii] Sé que los doctores no me perdonarán que haga mi propio diagnóstico, pero considero que un álbum que contiene tres obras maestras es un gran álbum aunque las nueve canciones restantes sean material para el olvido.
Los sonidos del silencio excede ese número; En abril ella vendrá, Un tipo muy raro, Soy una roca, La canción de Kathy y, por supuesto, la que da título al álbum, se encuentran en su diversidad temática y estilística entre lo más profundo para penetrar en las contradicciones de la Atenas de nuestro tiempo, capaz de albergar en su corazón las virtudes más exquisitas y las miserias más imperdonables. Lou Reed empezaba por esos días a cebarse con estas últimas haciendo hincapié en la otra cara de la Gran Manzana de Occidente.
[iii] El principal argumento que se suele esgrimir para sustraerle dos estrellas a este magnífico álbum carece de consistencia; en 1965 apenas existía el concepto de un trabajo orientado desde su creación a ofrecer una visión de conjunto, prevalecía el single sobre el álbum que normalmente solía ser una acumulación de discos sencillos, con la irregularidad que esto conllevaba, ni siquiera los Beatles escaparon a esta norma y cuando lo hicieron con el mítico A Hard Day’s Night (1964), bajo un dominio abrumador de Lennon sobre McCartney, consiguieron la primera de sus obras maestras.

VI

Bob Dylan - Mi contraportada



El otro día en Madrid, mi mujer y yo, conocimos a una californiana de Sacramento, Suzanne. Ella andaba por un bar muy popular cerca del Sol buscando relaciones para mejorar su aceptable español y se fijó en un chico que estaba al lado nuestro, atractivo y con pinta de ejecutivo caído en su paraíso de oficinas grises, lo abordó y se situó en el hueco que me separaba de él. El chico, en vez de sentirse agasajado por una muchacha tan bella y simpática, se sentía incómodo, se excusó con ella y le dijo que era imprescindible en su oficina y se marchó. Mi mujer creyó ver una oportunidad para que yo mejorara algo mi maldito inglés y empezó a conversar con ella con la intención de cederme su plaza a la mínima oportunidad, como así fue. Después se arrepentiría de ello; hablé con ella en español, la puse al día sobre las grandes películas de nuestro cine, se las anoté en su blog de viaje junto al nombre de sus autores y dos poemas (En un día triste y He vagado en la noche de tu ardiente tristeza) de mi época más lírica, cuando creía que en poesía eran importantes los sentimientos, Silvio me metió hasta los huesos aquello de "He preferido dar que ser damnificado" y tuve la mala suerte de que un estúpido le dijera a mi mujer, al volver de la calle donde temblaban los árboles, adonde había salido para fumarse un cigarro, que le estaban robando el marido.

Lo único que intenté sin lograrlo fue que me aclarara lo de "My back pages", le propuse alternativas inconsistentes como "Mi contraportada", "Mi página de atrás" " Mi última página" y como mi querido y recordado profesor de Filosofía y, sin embargo, gran filósofo, Tomás Lobato, a todo me dijo que sí, por lo tanto ella tampoco lo entendía. El sí amaba fuera de límites a Platón como pensador, no como el escritor más grande de la Antigüedad. Al final he comprendido que My back pages, incluso para los anglófonos, está escrita más allá de la última página.

En My back Pages, Dylan exprime fuera de los límites de lo que podemos comprender el lenguaje sibilino de la poesía, aunque nos quedemos a medias en todo su significado demuestra de una forma fehaciente que la poesía es tan grande que puede llegar al corazón de una forma directa aunque no la entendamos.

VII

Bob Dylan - Stuck inside of Mobile with de Memphis blues again



Déjame recordarte por encima de todos los fracasos
en el último templo que quede de la arrogancia ante la vida,
en tu primer deseo perdido entre los árboles,
en la carta apasionada de un muchacho confundido
que nunca te olvidó entre los muertos
y vive en tu memoria.

Creo que no conozco a fondo nada, Beatriz, simplemente creí que en la vida había un sitio para la poesía. Sé que habría que hablar de Robert Frost y de Allen Ginsberg, sé que los amigos deben seguir siendo de oro, que los poetas dormirán sin sueño en la calle que no tiene nombre ni esquinas desde que Federico murió y que las madres tendrán honores funerarios aunque no hayan muerto… ¿Cuándo muere una madre?

Quizás los pájaros vuelen encadenados a otro cielo[ii] o yo no sienta la ausencia de una sombra cada vez que me miro en el espejo de este tiempo que persigue a los hombres e ignora a los poetas.

Pero a mí me seduce este Bob Dylan que se siente dolido por esa juventud que le ha robado la celebridad y que flirtea con el amor más allá de unas medias y de un perfume en los documentales que no dan por televisión para no escandalizar a una reducida audiencia, ese tal Lou Reed que adora la perdición con un hedonismo descontrolado y el poder regenerador de unos versos sin alma que arañan las paredes y nos recuerdan que todos llevamos algo de la city en nuestros anhelos, esta mañana volveré a llorar sobre la corriente del Hudson, y Leonard Cohen, ese poeta embutido en un traje impecable desgastado que miraba al infinito mientras yo lo miraba, que no cantó ni una sola de las canciones que yo había anotado en un blog y no fue porque me tuviera en cuenta, ni fue porque me mordiera la lengua y escribiera unos versos entrecortados sobre un libro en un tren sin destino para no faltar a aquella cita. Por suerte, todos los hombres somos iguales cuando podemos gozar, aunque sea sufriendo, tocando con la mirada a aquellos que nos hicieron partícipes de sus canciones y de sus caídas.


Kaddish de Allen Ginsberg es uno de los grandes poemas del siglo XX.
[ii] Bob Dylan. Variación F. E. León…
***
cuando vivir era un pecado,
un cilicio sujeto a la ceniza posada en tu frente,
el estigma de un amor que nunca abandonó
las pulsaciones nerviosas de tu pecho
ni el bálsamo de luz que me turbaba en tu mirada.
(Playa de la Almadraba - Fragmento)
Responder

Volver a “Crítica literaria, análisis, ensayos y debates”