La realidad de los erizos

[Ana Muela Sopeña]

A Raul Muñoz, a propósito de su texto "El despertar de la psiquiatría", que me parece impresionante...


La sombra de las voces
se va anegando en el silencio.

Una nostalgia de vacío
atrapa con su luz
el círculo que huye de lo infame.

Un aullido de lobo (que es humano)
se oye por los pasillos.

Un enfermero sabe de viales.
Atento con su hoja de instrucciones
repasa sin reproches
la normativa exacta de las drogas.
La psicosis parece una película,
pero es, únicamente,
el otro lado del espejo.

Las gotitas del fármaco que baja
la dopamina en sangre
saben a pócima dudosa.

Amarga la realidad de los erizos.

Terrible la contención de las correas.

Aquí ya los humanos
no llegan ni siquiera a identidades.

Despojados del nombre
son historiales clínicos muy fríos
que responden a un código de niebla.

Con el hambre aumentada,
con la sed suprimida,
con libertad en jaulas
revolotean como pájaros
con la mirada perdida...


y escuchan siempre mensajes desde Urano
o de Napoleón.

El sistema deniega
que la mente simule ser cometa.

Aplica con su luz
la alternativa opaca de los títulos
de etiquetas diagnósticas
que cocrean con fervor
el chivo expiatorio.

En la melancolía más oscura
la conciencia cargada de futuro
aboga
por indultar al mundo íntimo.

Mas todavía no...

Es pronto
para amnistiar a los herejes.

Todo se solucionará
cuando amanezca...

Hay un sicario envuelto en un Sol Negro
y nadie conoce su nombre...




Ana Muela Sopeña

[Marisa Peral]

¡Qué barbaridad de poema, Ana!
Te superas a ti misma y, además dedicado a nuestro compañero Raúl, que imagino estará encantado.

Felicidades a ambos y un abrazo grande.

[Pilar Morte]

Tiene razón Marisa. Este poema tiene una calidad alta, sin olvidar el sentimiento que provoca. Te has superado, y me ha encantado. Felicidades
Abrazos y salud

[Raul Muñoz]

¡ Madre mía, Ana, esto no me lo esperaba ! ¡ Qué alegría ! Me llena de gozo sentir tu sensibilidad tan próxima al sufrimiento que se padece en los sistemas psiquiátricos instituidos, tan fríos e inhumanos. Tu poema contiene las palabras precisas envueltas en una penetrante alegoría, que permite dar la voz a los que no tienen voz. El final es profético, contiene en sí mismo su re-verso. Alta y sublime inspiración.

Me emociona el poema, y, si alguna vez tengo ocasión, también lo compartiré con las personas con las que trabajo, tratando de ayudarles, dentro de esas frías prisiones. La tarea es colectiva, es de aumentar mucho la conciencia para convivir en comunidad y ayudarnos los unos a los otros; y no "psiquiatrizar" toda la problemática social, otra forma de abuso de poder por parte de quienes explotan y oprimen, pensando solo en su propio beneficio.

Ya el símbolo que escogiste -los erizos- es muy significativo. A propósito de ello, me vino a la mente un libro que tengo por casa, muy bueno, del cual hicieron una película: La elegancia del erizo.

Quiero dejar aquí, junto a tu valioso y apreciado poema, el Sermón de la Montaña:

" Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; y abriendo su boca les enseñaba diciendo:

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el Cielo: de la misma manera persiguieron a los profetas que os precedieron". Evangelio de San Mateo.

De nuevo, muchas gracias, Ana. Y mis felicitaciones por tu hermoso poema.

Un fuerte abrazo.

[Ana García]

Impresionante el poema, Ana. Cada verso supone un gran acierto. Tremendas las enfermedades mentales.
Hay una madre que suele decir que su hija viaja a Júpiter cada vez que su autismo cristaliza su mirada.
Me ha encantado.
Te felicito.
Abrazos y besos.

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Marisa, por tus efusivas palabras:

Un fuerte abrazo, amiga
Ana

[Gabriel Capó Vidal]

Que bien debes sentirte despues de escribir este gran poema. Un beso.

[Ana Muela Sopeña]

Agradezco tus palabras, Pilar:

Un abrazo grande
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Me alegra, Raul, que te haya gustado el poema.

Es cierto lo que dices. Todos los comportamientos no ortodoxos se psiquiatrizan. Llevado al extremo, ese sistema es un modo de control social y colectivo.

Un abrazo grande
Ana

[F. Enrique]

Impresionante, Ana. Los herejes llevamos siempre el estigma de que nos odian aquellos que deberían amarnos. Somos presa del mundo, a pesar de todos sus horrores y la carga de la doble moral que no nos entiende.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Eres impresionante, Ana.

Todo lo que creas lo envuelves en un paquete de regalo de buena poesía.

Es una genialidad.

Beso, salud y felicidad.

[Ana Muela Sopeña]

Mil gracias, Ana:

Sí... las enfermedades mentales son terribles.

Me alegra mucho verte de nuevo por el foro.

Un beso enorme
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Pues no sé, Gabriel, nunca me quedo satisfecha del todo tras escribir un poema. Hago lo que puedo. Siempre ansío escribir el "poema perfecto", pero es difícil eso...

Gracias por venir...

Un beso
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Efectivamente, Enrique. Los herejes somos odiados por los que deberían amarnos. Ese estigma no es fácil de llevar...

Gracias por brindarme tus palabras

Un beso grande

Ana

[F. Enrique]

Gracias, Ana. Me agrada mucho que coincidas conmigo en el mismo punto que Giordano Bruno o Galileo. Lo más grande es vivir, por encima de todas las cosas.

Un gran poema. Un abrazo.