Editorial Alaire

Orly: Nunca había sido un cantante tan interminablemente triste, repite sin cesar que la vida no regala nada, haciendo sentir que el final de un gran amor se precipita y tiene sensaciones que lo equipara en su tragedia con la muerte, esa que ya jugaba con él hasta helarle la sonrisa.

El último almuerzo (La mort): Quizás porque la muerte se sentía lejos o porque no tenía vocación de ir a su encuentro prevalecía la ironía y un enternecimiento inconformista destinado a la derrota en un tema luctuoso del que se llegó a reír cuando pensaba que sería el actor principal.

Tiempo de cerezas (Los burgueses): El tiempo pasa, nos hemos hecho mayores y no hemos cambiado el mundo, y somos distintos aunque nos identifiquemos con los mismos ídolos, con la misma soledad cuando estamos acompañados de quienes no nos comprenden.

Originales tus tres fragmentos,donde en cada uno puede extraerse un aforismo, F. Enrique. La vida, la muerte y el paso del tiempo.
Gracias por tu gran aporte.
Abrazos

Qué grandes aforismos, Enrique:

Me encantan, sobre todo el tercero.

Bravo
Un fuerte abrazo, poeta
Ana

Carmela Viñas escribió: ↑Sab, 16 Dic 2023 15:58 Originales tus tres fragmentos,donde en cada uno puede extraerse un aforismo, F. Enrique. La vida, la muerte y el paso del tiempo.
Gracias por tu gran aporte.
Abrazos

Me has hecho reír, Carmela, yo que no río casi nunca. No sabes cómo te lo agradezco. Un abrazo.

Un abrazo.

Si te he regalado sonrisas, me alegro mucho, F.Enrique.
Abrazos.

Le enfance es vivir, Carmela, el resto es soportar la levedad del ser, perpetuar la extensión de la herida de saber que Dios nos olvida cada vez que se acuerda de nosotros..

Muchas gracias, Carmela. Un abrazo.

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Lun, 18 Dic 2023 11:53 Qué grandes aforismos, Enrique:

Me encantan, sobre todo el tercero.

Bravo
Un fuerte abrazo, poeta
Ana

Gracias, Ana.

Un abrazo.

F. Enrique escribió: ↑Mar, 19 Dic 2023 13:40

Le enfance es vivir, Carmela, el resto es soportar la levedad del ser, perpetuar la extensión de la herida de saber que Dios nos olvida cada vez que se acuerda de nosotros..

Muchas gracias, Carmela. Un abrazo.

La infancia es absoluta plenitud, inocencia perfecta, corazón abierto al amar y al recibir.
Dios no nos olvida,F.Enrique. Somos nosotros que le damos la espalda porque el mundo prescindió de Él hace muchos, muchos años. Mi alma lo encontró y es mi refugio.
Abrazos.

Admiro a la gente, como ´Raúl o tú, que tenéis fe, Yo no sé cómo, ni cuándo, ni por qué la perdí. Sólo soy un hombre solo hasta la muerte.

Un abrazo.