Que conmigo estéis bien

[F. Enrique]

¡Quién fuera trovador para cantar con tu profundidad, Ferreiro!

[E. R. Aristy]

No soy presente sino huida,
raudal del cabo al fin
mientras voy desvelando a uno y otro lado,
rosas, ceniza de alas, ansia y sombras,
presentimientos, solamente míos.

Allí se traman las sustancias
de lo vivido y por vivir
—todo eso que da forma a la luz.
Y es el azar quien amplifica
y confunde los trópicos privados,
el taimado paisaje que draga la existencia.

Este es mi patrimonio:
La rubia languidez de un trigal ondulando,
el centelleo de los peces
ahogándose en el aire,
y los alambres
que cierran todo lo que se ha perdido.

Quiero
que el tiempo se resuelva entre nosotros
como las campanadas astronómicas,
con esa densidad y consistencia
que va curvando los frutos.

Y deseo, además,
que conmigo estéis bien,
que advirtáis en mi mano
un estrecho dedo de verdad,
y el resto sea vino derramado
y sangre que se alza.

Un poema de corazon abierto y amplio. Gran belleza y sensibilidad, Ferreiro. Un placer inmenso leerte. Gracias por ser y estar. Abrazos!

[J. J. Martínez Ferreiro]

Pues sí, amigo Ferreiro, contigo estamos bien y celebramos el caudal poético que nos regalas. Un abrazo grande y decembrino. Salud.

Graciñas, amigo Julio, por pasar y dejar tan entrañables comentarios sobre la compañía, siempre que esta vaya acompañada de unos imprescindibles y aguerridos compañeros que se agarran a la piedra combatiendo contra viento y marea

Un fuerte abrazo y Feliciano para toda la family.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Hola J.J.
Es muy atractivo tu patrimonio y sobre todo la rubia languidez del trigal ondulado.
Como me gusta!!
Es muy generoso de tu parte el deseo de estar bien contigo.
Un abrazo y gracias

Gracias, Carmen, por tu paso y generosos comentarios. Celebro que hayas disfrutado de estos versos.

Un bico y feliciano para ti y todos los tuyos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Sólo el que ha alcanzado la virtud de sentimientos en la convivencia humana puede escribir de esta manera. Un alma limpia de distorsiones psicológicas se abre a la relación humanista, libre de cualquier actitud interesada.
El poema se desarrolla sobre un ritmo muy apropiado, en una temática que gira sobre la liberación espiritual del hombre.
Aleluya por este hermoso poema.

Abrazos y un saludo de amistad.
Óscar

Gracias, Óscar, por la generosidad que tu brillante y profunda mirada critica derrama sobre estos versos.
Siempre es un lujo tenerte por aquí.

Un fuerte abrazo, querido amigo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Sí, ten por seguro que así es.

La primera estrofa es para ponerle un buen marco y guardarla como una joya, "No soy presente sino huida", ¡Bestial!
El comienzo de la misma es en sí una obra de arte.

En fin, contigo siempre se aprende y se disfruta.

Un fuerte abrazo, paz y felicidad.

Gracias, Alejandro, por esa generosidad que desprenden tus comentarios.

Celebro que hayas disfrutado de estos versos.

Abrazos.

[Ramón Carballal]

Es inevitable alabar este poema de identidades y propósitos. Siempre se aprende leyéndote. Unha aperta.

[J. J. Martínez Ferreiro]

¡Quién fuera trovador para cantar con tu profundidad, Ferreiro!

Graciñas, Enrique, por tu paso y generosos comentarios. Celebro que disfrutes de mi trabajo poético.

Un abrazo.

[E. R. Aristy]

No soy presente sino huida,
raudal del cabo al fin
mientras voy desvelando
a uno y otro lado, rosas,
ansia, alas, y sombras,
presentimientos, solamente míos.

Allí se traman las sustancias
de lo vivido y por vivir
—todo eso que da forma a la luz,
amplifica y confunde los trópicos privados,
el taimado paisaje que draga la existencia.

Este es mi patrimonio:
La rubia languidez de un trigal ondulando,
el centelleo de los peces ahogándose en el aire,
y los alambres
que cierran todo lo que se ha perdido.

Y quiero
que el tiempo se resuelva entre nosotros
como las campanadas astronómicas,
con esa densidad y consistencia
que va curvando los frutos.

Y deseo, además,
que conmigo estéis bien,
que advirtáis en mi mano
un estrecho dedo de verdad,
y el resto sea vino derramado
y sangre que se alza.

Sin dudas eres un árbol florecido de frutos, Ferreiro! Qué esplendoroso poema, te felicito!