Y son un libro abierto de amor, que no cabe en ninguna cárcel.
A los "usuarios" de la Llar residencia, donde de noche trabajo
velando el sueño, rezando el rosario. Os quiero como a mi vida.
No me han faltado motivos para aprender.
Ni hubo suficientes manos para tanto pan,
ni hubo suficientes bocas para tanto amor.
He coloreado mis propios límites por el cuerpo.
Uno es el amor, y entre todos se hace posible.
Donde la cordura no alcanza se vive el sueño.
Tanta es la alegría de quien se siente acogido,
amado por quienes no han sabido engañarse.
No falto a la razón si digo lo que ahora siento
porque estas lágrimas ya no me pertenecen.
No necesito ninguna excusa para estar loco,
simplemente es algo hermoso ser humano;
llevar la piel curtida por tantos pesares,
y aun así tener un corazón tan inmenso
que se sale de toda norma o estigma.
Tan sólo comprender quiénes somos.
No me faltan motivos para amar
porque es posible, aquí y ahora,
sentir la vida por vuestras pieles…
el agua, remanso de tantos ojos,
calmando esta sed tan humana.