Las piedras nos acompañan,
A veces, son nuestra guía
inertes, con vida propia.
Algunas, pequeñas y delicadas
como cantos arrullados
por un constante fluir del agua.
Otras, grandes y esculturales
talladas por reconocidos diseñadores;
el viento, la lluvia, la nieve, el sol
y, alevosía en el devenir del tiempo.
A partir de un trozo inanimado,
lentamente se va transformando
dando comienzo su metamorfosis. .
Piedra vestida con los pliegues de su enagua,
con el jabón de la bruma, la lluvia ha ido limpiando
y al final, el sol brilla en su color anaranjado.
Nos muestra un gran vientre
y parece estar gritando.
¿Estará germinada?,
si es así, se comprende el desconsuelo
chilla al cielo quejidos de pena,
tiene miedo de las guerras,
y de sufrir un gran dolor.
Dicen que en el crepúsculo del día
también la han visto llorar.
