El vientre de tus párpados
Publicado: Mar, 07 Nov 2023 22:18
Te descubro siempre que abro los ojos
y mi pensamiento no está aquí
sino en la llamarada de la vida donde fuimos
el sol que quiebra la dureza de los horóscopos
con su señal de agujas en la intemperie del azar.
Eres la luna dormida entre el silencio de las rosas,
te veo en la candidez de un perro que se aproxima
con tus mismos ojos de paz, a menudo tu ritual
de niña insomne me acompaña si al brotar
el rojo del alba al fin te duermes.
Dejamos en la ceniza de las horas una sed de infinitud
que vuelve a mí cuando el desvelo cruza la flor
de las historias que sobreviven a los espejos.
Hay un carrusel que me recorre, un almanaque furtivo
que ya no es, pero sus fechas son de plata
y brillan como un corazón que tuviera
eternamente una luz de faro antiguo
que jugara con las olas infantiles de agosto.
Si escucho tu voz, el acento de tu voz, la magia de tu voz,
el mapa de tu voz, los sonidos me llevan a las orillas de la edad.
Hay un túnel que no logro olvidar, entonces el fulgor de la juventud
me ilumina y bajo la fe del recuerdo seguimos juntos
como si en nuestras venas un solo latido alegre
nos nombrara y fuéramos el aire que va del hoy
a los instantes en que el resplandor nos cubrió
con un ala que todavía esconde su desnudez de rayo
en el vientre de tus párpados, que jamás se abren,
a no ser que yo te mire.
y mi pensamiento no está aquí
sino en la llamarada de la vida donde fuimos
el sol que quiebra la dureza de los horóscopos
con su señal de agujas en la intemperie del azar.
Eres la luna dormida entre el silencio de las rosas,
te veo en la candidez de un perro que se aproxima
con tus mismos ojos de paz, a menudo tu ritual
de niña insomne me acompaña si al brotar
el rojo del alba al fin te duermes.
Dejamos en la ceniza de las horas una sed de infinitud
que vuelve a mí cuando el desvelo cruza la flor
de las historias que sobreviven a los espejos.
Hay un carrusel que me recorre, un almanaque furtivo
que ya no es, pero sus fechas son de plata
y brillan como un corazón que tuviera
eternamente una luz de faro antiguo
que jugara con las olas infantiles de agosto.
Si escucho tu voz, el acento de tu voz, la magia de tu voz,
el mapa de tu voz, los sonidos me llevan a las orillas de la edad.
Hay un túnel que no logro olvidar, entonces el fulgor de la juventud
me ilumina y bajo la fe del recuerdo seguimos juntos
como si en nuestras venas un solo latido alegre
nos nombrara y fuéramos el aire que va del hoy
a los instantes en que el resplandor nos cubrió
con un ala que todavía esconde su desnudez de rayo
en el vientre de tus párpados, que jamás se abren,
a no ser que yo te mire.