La última partida

[Alejandro Costa]

Se me va la vida
entre la penumbra de los ojos,
el olor a hierba húmeda
y el caudal de aquel río dormido
con el margen saciado de lágrimas.

Hoy no es el ayer,
el silencio es un cortesano más,
mis pasos se han vuelto torpes
y el polvo del camino ya no ensucia el calzado.

¿En dónde me encuentro?
Imagino que los dientes del cielo se amotinan
a la vez que este aún trata de alimentarme,
dibujar otra sombra,
ahora decapitada,
y obsequiadme con ese aliento de vida,
que se arrepiente a cada paso,
cobarde y doliente, de unos pies encallecidos.

Cada noche,
-no me quedan muchas-
perpetro un viaje insolente al fuego de satán,
al bosque en llamas que me ofrece,
con la oscuridad de un brochazo de tinieblas,
cargado con la idiosincrasia de mis venas,
el latir tenue de un corazón enemistado
y esa piel destronada por los años.

Y nada queda de mí,
y nada soy ahora.

Me queda, tal vez,
a malas penas,
la esencia de un yo desgastado,
la paciente espera del éxodo del mañana,
y la leyenda de no saber,
no comprender,
para que vine y para que me voy.

Pero antes,
terminaré la partida de la vida,
mientras baraja Drácula
y Satán sirve el último vino.

[Ana Muela Sopeña]

Qué bien escribes, Alejandro:

Esta última partida tuya entre Drácula y Satán me ha fascinado.

Aplausos
Un abrazo
Ana

[Ramón Carballal]

La estrofa final pone broche de oro a este poema existencial que está escrito con la maestría de siempre. Un abrazo.

[Marisa Peral]

Es una partida inusual pero de una imaginación desbordante.
No sé si yo me atrevería a tomar ese vino con vosotros.

Felicidades, Alejandro.
Un beso.

[Carmela Viñas]

A pesar de la desesperanza que inunda tus versos, son muy bellos,Alejandro.
Ninguna sombra pervive, si se deja enamorar por la luz.
Abrazos.

[Raul Muñoz]

Excelso poema en su forma, giros del discurso poético y originalidad. Más aún en su honestidad e interés que despierta, como un aguijón, en la angustia existencial. Me quedo en las indagaciones que suscitas. Gracias por compartir, Alejandro.

Un abrazo.

[E. R. Aristy]

Se me va la vida
entre la penumbra de los ojos,
el olor a hierba húmeda
y el caudal de aquel río dormido
con el margen saciado de lágrimas.

Hoy no es el ayer,
el silencio es un cortesano más,
mis pasos se han vuelto torpes
y el polvo del camino ya no ensucia el calzado.

¿En dónde me encuentro?
Imagino que los dientes del cielo se amotinan
a la vez que este aún trata de alimentarme,
dibujar otra sombra,
ahora decapitada,
y obsequiadme con ese aliento de vida,
que se arrepiente a cada paso,
cobarde y doliente, de unos pies encallecidos.

Cada noche,
-no me quedan muchas-
perpetro un viaje insolente al fuego de satán,
al bosque en llamas que me ofrece,
con la oscuridad de un brochazo de tinieblas,
cargado con la idiosincrasia de mis venas,
el latir tenue de un corazón enemistado
y esa piel destronada por los años.

Y nada queda de mí,
y nada soy ahora.

Me queda, tal vez,
a malas penas,
la esencia de un yo desgastado,
la paciente espera del éxodo del mañana,
y la leyenda de no saber,
no comprender,
para que vine y para que me voy.

Pero antes,
terminaré la partida de la vida,
mientras baraja Drácula
y Satán sirve el último vino.

Poema duro, duro. Nos derriba si recibimos encogidos su fuerza e impacto. En secreto, muchos contemplan este viaje de la vida y sienten que no es justo. No es justo venir a ver, luchar y oler las rosas. Luego, esta energía limitada y un lapso de tiempo tan corto. Es un estremecimiento en nuestros corazones. Pero, siempre que somos sacudidos, algo más grande que el dragón fantástico, algo real aguarda a nuestro espíritu. Abrazos, querido Alejandro. ERA

[Pilar Morte]

Un poema muy bueno que desea hallar la luz en este mundo de sombras. Me ha gustado.
Un abrazo y salud

[Concha Vidal]

Jandro, querido amigo, tu forma de versar tiene unos tintes como mágicos, utilizas unas metáforas que llevan a interiorizarse con el poema.
Desde este nuestro mar, abrazos fuertes.

[Alejandro Costa]

Qué bien escribes, Alejandro:

Esta última partida tuya entre Drácula y Satán me ha fascinado.

Aplausos
Un abrazo
Ana

Eres muy amable y creo que me valoras demasiado.

Te lo agradezco de corazón.

Un beso.

[Alejandro Costa]

La estrofa final pone broche de oro a este poema existencial que está escrito con la maestría de siempre. Un abrazo.

Mil gracias, Ramón.

Me alegra que te gustase.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Es una partida inusual pero de una imaginación desbordante.
No sé si yo me atrevería a tomar ese vino con vosotros.

Felicidades, Alejandro.
Un beso.

Pues mira, es curioso, pero a mí no me gusta el vino.

Así que espero no jugar esa partida, seguro será de otra manera, y que ellos se "peleen solos"

Gracias, Marisa.

Un beso.

[Alejandro Costa]

A pesar de la desesperanza que inunda tus versos, son muy bellos,Alejandro.
Ninguna sombra pervive, si se deja enamorar por la luz.
Abrazos.

Muy buena frase de sombra y luz, me dejas.

Gracias por estar siempre ahí.

Besos.

[Alejandro Costa]

Excelso poema en su forma, giros del discurso poético y originalidad. Más aún en su honestidad e interés que despierta, como un aguijón, en la angustia existencial. Me quedo en las indagaciones que suscitas. Gracias por compartir, Alejandro.

Un abrazo.

Gracias a tí siempre, por merodear mi lar.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Se me va la vida
entre la penumbra de los ojos,
el olor a hierba húmeda
y el caudal de aquel río dormido
con el margen saciado de lágrimas.

Hoy no es el ayer,
el silencio es un cortesano más,
mis pasos se han vuelto torpes
y el polvo del camino ya no ensucia el calzado.

¿En dónde me encuentro?
Imagino que los dientes del cielo se amotinan
a la vez que este aún trata de alimentarme,
dibujar otra sombra,
ahora decapitada,
y obsequiadme con ese aliento de vida,
que se arrepiente a cada paso,
cobarde y doliente, de unos pies encallecidos.

Cada noche,
-no me quedan muchas-
perpetro un viaje insolente al fuego de satán,
al bosque en llamas que me ofrece,
con la oscuridad de un brochazo de tinieblas,
cargado con la idiosincrasia de mis venas,
el latir tenue de un corazón enemistado
y esa piel destronada por los años.

Y nada queda de mí,
y nada soy ahora.

Me queda, tal vez,
a malas penas,
la esencia de un yo desgastado,
la paciente espera del éxodo del mañana,
y la leyenda de no saber,
no comprender,
para que vine y para que me voy.

Pero antes,
terminaré la partida de la vida,
mientras baraja Drácula
y Satán sirve el último vino.

Poema duro, duro. Nos derriba si recibimos encogidos su fuerza e impacto. En secreto, muchos contemplan este viaje de la vida y sienten que no es justo. No es justo venir a ver, luchar y oler las rosas. Luego, esta energía limitada y un lapso de tiempo tan corto. Es un estremecimiento en nuestros corazones. Pero, siempre que somos sacudidos, algo más grande que el dragón fantástico, algo real aguarda a nuestro espíritu. Abrazos, querido Alejandro. ERA

Muy amable.

Me ha gustado tu comentario, lleno de verdad.

Gracias, compañera.

Besos.