¡Al fin llegamos, toma mi cuerpo!
Publicado: Mié, 18 Oct 2023 0:09
El corredor de fuego deja ver el frenesí de tubos
cayendo en cóncava laxitud de planicies. Aparece
el cable de la escafandra unido al inmortal,
no nacido, cubierto de plata reluciente.
Ceden los pies bajo la escarcha e implosiona el astro.
Avanza en una bola fulminante sobre el mismo eje rotando.
Comienza el baile a desafiar la gravedad del tiempo,
en la dentadura enredado bajo el pliegue de labios
que enmudecen de tanta ternura impasible
de palabras caídas en la fotosíntesis del sol
tejiendo el manto vegetal del océano resplandeciente.
Comienza a mineralizarse sobre la sombra alzado,
con el riñón de plástico en la lengua
y una azada de enjambres sudorosos cavando el frío
de noche perforando la cubierta de la cápsula.
Llega a morir sin nada de niño con la sabiduría al final del túnel,
con las barbas de la luna y los cuernos del toro versátil,
dulcemente subyugado a la intemperancia
del silencio a medianoche tapando la boca
con sutileza para que no escape la muerte.
Tanto me ama que no me deja ir el silencio
-Toma mi cuerpo -dice- toma mi cuerpo.
Sonrío al pellizcar el hilo de plata -el cable de la escafandra-
que sale del ombligo, al tiempo que defeco
mansamente la cornada de la nave espacial
hundida en la pompa de jabón.
Orgásmicos nos reciben. Bienaventurados
exclaman: ¡ Al fin llegamos, toma mi cuerpo !
cayendo en cóncava laxitud de planicies. Aparece
el cable de la escafandra unido al inmortal,
no nacido, cubierto de plata reluciente.
Ceden los pies bajo la escarcha e implosiona el astro.
Avanza en una bola fulminante sobre el mismo eje rotando.
Comienza el baile a desafiar la gravedad del tiempo,
en la dentadura enredado bajo el pliegue de labios
que enmudecen de tanta ternura impasible
de palabras caídas en la fotosíntesis del sol
tejiendo el manto vegetal del océano resplandeciente.
Comienza a mineralizarse sobre la sombra alzado,
con el riñón de plástico en la lengua
y una azada de enjambres sudorosos cavando el frío
de noche perforando la cubierta de la cápsula.
Llega a morir sin nada de niño con la sabiduría al final del túnel,
con las barbas de la luna y los cuernos del toro versátil,
dulcemente subyugado a la intemperancia
del silencio a medianoche tapando la boca
con sutileza para que no escape la muerte.
Tanto me ama que no me deja ir el silencio
-Toma mi cuerpo -dice- toma mi cuerpo.
Sonrío al pellizcar el hilo de plata -el cable de la escafandra-
que sale del ombligo, al tiempo que defeco
mansamente la cornada de la nave espacial
hundida en la pompa de jabón.
Orgásmicos nos reciben. Bienaventurados
exclaman: ¡ Al fin llegamos, toma mi cuerpo !