Muchacha de El Fayum muerta en la Almadraba
Publicado: Dom, 27 Ago 2023 10:47
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Toda su juventud encendida en pasiones carnales,
en hermosa tensión toda su hermosa juventud;
Y entre los sueños el placer le acude; entre los sueños
contempla y abraza esa figura, la carne que desea.
(Cavafis - Traductor: Desconocido)
en hermosa tensión toda su hermosa juventud;
Y entre los sueños el placer le acude; entre los sueños
contempla y abraza esa figura, la carne que desea.
(Cavafis - Traductor: Desconocido)
Su juventud encendida por la pasión carnal
su juventud hermosa en una armonía tensa;
y entre los sueños el placer la llama; entre los sueños
contempla y abraza esa figura y la carne del deseo.
La muerte se dibuja en la pared del tiempo
que sueña la blancura
de la rosa del alba
y despierta el murmullo en las ruinas
que rompen los espejos de tu rostro
y de los gatos negros
y aquella soledad que siempre te acompaña.
El velatorio vuelca en un recodo
la huella de tu paso,
la cal viva que cubre la escalera,
los peldaños de luna en los cipreses brunos
y aquella soledad que siempre te acompaña
que sueña la blancura
de la rosa del alba
y despierta el murmullo en las ruinas
que rompen los espejos de tu rostro
y de los gatos negros
y aquella soledad que siempre te acompaña.
El velatorio vuelca en un recodo
la huella de tu paso,
la cal viva que cubre la escalera,
los peldaños de luna en los cipreses brunos
y aquella soledad que siempre te acompaña
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Cual bellos cuerpos que murieron
sin llegar a madurar,
encerrados con tristeza en suntuosos mausoleos
con rosas en la cabeza, con jazmines a sus pies,
así son los deseos que se apagaron
sin haber sido vividos,
ninguno testimonia
una sola noche de placer o una mañana radiante.
(Constantino Cavafis – Deseos (1904) - Versión - Francisco Enrique León)
Tu frágil voluntad de novia compungida
pasea en el encaje de las sábanas
que fueron destrozadas
por un proscenio
arrebatado y lúgubre
que llora en tu memoria todavía,
por un jardín ausente que te ha dado sus flores
para no traspasar la esperanza postrera
desde la soledad
de un remo desgarrado, de un jazmín ceniciento
en la elegancia cérea, profunda y penetrante
de una mirada herida,
de una promesa rota en la espesura
del silencio y el polvo que añoran lo perdido.
*** *** ***
Aún siento en mis mejillas su aliento venerado,
cómo será que tan cercanas horas
no vuelvan nunca más, sean ya el pasado.
(Hugo von Homannsthal - Traducción - Mariano Manent)
Muere la soledad entre tus labios
y el manto de la noche en las ruinas de la cala
que despierta un murmullo en la memoria
y gime en el teatro
donde se representa la sangre de la rosa,
camina en el esbozo de la túnica
que será derrotada por el furor del tiempo
y reza en tu memoria todavía
por un barrio sin alma que te ha dado la mano
para no morar solo en la última barca
enterrada en la orilla.
(Memorias de Hydra)
sin llegar a madurar,
encerrados con tristeza en suntuosos mausoleos
con rosas en la cabeza, con jazmines a sus pies,
así son los deseos que se apagaron
sin haber sido vividos,
ninguno testimonia
una sola noche de placer o una mañana radiante.
(Constantino Cavafis – Deseos (1904) - Versión - Francisco Enrique León)
Tu frágil voluntad de novia compungida
pasea en el encaje de las sábanas
que fueron destrozadas
por un proscenio
arrebatado y lúgubre
que llora en tu memoria todavía,
por un jardín ausente que te ha dado sus flores
para no traspasar la esperanza postrera
desde la soledad
de un remo desgarrado, de un jazmín ceniciento
en la elegancia cérea, profunda y penetrante
de una mirada herida,
de una promesa rota en la espesura
del silencio y el polvo que añoran lo perdido.
*** *** ***
Aún siento en mis mejillas su aliento venerado,
cómo será que tan cercanas horas
no vuelvan nunca más, sean ya el pasado.
(Hugo von Homannsthal - Traducción - Mariano Manent)
Muere la soledad entre tus labios
y el manto de la noche en las ruinas de la cala
que despierta un murmullo en la memoria
y gime en el teatro
donde se representa la sangre de la rosa,
camina en el esbozo de la túnica
que será derrotada por el furor del tiempo
y reza en tu memoria todavía
por un barrio sin alma que te ha dado la mano
para no morar solo en la última barca
enterrada en la orilla.
(Memorias de Hydra)