El padre, en la cruz (A Jero de los Chichos)

[Raul Muñoz]

El padre en la cruz calla,
nada dice sobre el olor a madera,
los huesos mudos y cansados
que se pudren en la cárcel
-a veces el mejor canto es el silencio coronado
de espinas.

Solo, mira a sus hijos en el suelo lleno de cristales, con los pies descalzos
después de atracar la farmacia -recuerda que tenían siete años y jugaban
al balón en la trastienda, entre macetas de geranios y jaulas con jilgueros
y canarios de colores chillones, todos viriles y alegres en sus gorjeos.

Solo, mira en la cruz, puede verlos tumbados en cartones deshechos,
inyectándose la heroína. Luego, caen en el pico profundo y dorado.

Llevados por la incomprensión de facturas impagables, por la ruina
del alcantarillado; abducidos por la mala sombra del alumbrado
de calles y escaleras, donde resuenan dolorosos jadeos
de la última adolescente
violada en el portal.

Suspendidos de golpes a deshora -que nadie sabe de dónde vienen ni
adónde van-
caen al coma profundo de las venas.

(Desde la distancia incalculable del inmenso vuelo líquido
del ave testamentaria, comatosos, contemplan las chuches
en el quiosco, la última farmacia antes del atraco).

El día de la perdición llevaban el retrato de sus madres en la mirada,
el ruido de sartenes y cacerolas estrellándose en la cocina. Podían ver
por el cristal opaco a las mujeres, sonámbulas, buscando a sus maridos
borrachos; vieron la noche desbocada corriendo a buscar el caballo.

A sus pies, quemando, el incienso sube mientras recitan el santo rosario,
sentadas, con el inútil temblor de las rodillas ofreciéndose por sus hijos.
El sermón bendecirá la osadía de los jóvenes, tan lejanos como esquivos.

La penuria de la vida -no cabe aquí decir austeridad- siendo incrédula
profanaba los cementerios; terminaba la paz en un sueño en demasía
quebradizo.

Benditas gasas y bendito alcohol en bocas de la generación perdida,
que redime a la muerte recordando la vida, el asesinato, la injusticia,
volando sobre quienes malviven en el extrarradio de la marginación
- ¿ cómo negar el alivio, cuando el dolor es insoportable, insufrible?
-¿Quién habría de soportar lo insoportable, ofrecer algún consuelo?

El padre, en la cruz, calla,
mira a la mujer en un rincón,
despreciada -madre, esposa, novia, hija, nieta, hermana, prima, santa,
puta, y un largo etc…-
que vomita la mala leche
de tantos pájaros caídos.

A veces, el mejor canto es el silencio coronado de espinas.
¡Quién sabe! Pero, esto es un hecho, así sucedió… Sucede
y me temo que seguirá sucediendo.

[Ulises C.J.]

Hubo una generación, muy cercana a la mía, especialmente castigada por la droga. No se el porqué llegaron tanto a ella. Imagino que tenía razón la actriz Carrie Fisher cuando decía que querían expandir la mente y disminuir el dolor, pero acabaron disminuyendo la mente y aumentando el dolor. La muerte trajo mucho vacía a muchas familias, que ya no volvieron a tener la misma mirada.
Has escrito de una forma muy sensible, con aquella mirada que se perdió.
Abrazos.

[Pilar Morte]

Con mucha emotividad traes un poema que refleja una realidad que ha destrozado a tantos. Me gustó como tratas el tema. Un placer leerte.
Un abrazo y salud.

[F. Enrique]

Un poema visceral tendente al Caos en los que se presiente la muerte por desesperación. Aplaudo tu diversidad, que explores con entusiasmos tantos caminos para llegar a la poesía.

Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Hola, Ulises, muy agradecido por la visita y tu amable y sugerente comentario.

Supongo que podríamos ser de la misma generación. Soy del 76, y veía los restos del estrago de la heroína, allá por el 83, contando yo siete años. Me críe escuchando a Los Chichos. Todavía me acompañan sus canciones. Sigo viviendo en un barrio de extrarradio, vuelvo a ver los mismos estragos de la miseria moral y económica. Más y más generaciones que se pierden. Quise hacer un homenaje a quienes sufren, homenajeando a un gran icono, como Juan Antonio Jiménez Muñoz - el Jero- de todas las personas que sufren la marginación y exclusión social, de toda la gente humilde y obrera que se gana las habichuelas con el sudor de su frente.

Un artista de gran altura y sensibilidad, que pudo reflejar en su vida y grandes composiciones esta dura realidad. Pero, como buen artista nos trajo la alegría a los corazones, con su alegre rumbear repleto de magia y duende. El Señor lo tendrá en su gloria y siempre estaremos en deuda con él. Siempre podemos entregarnos más y más y sentir en carne viva como lo hizo él, a través del arte. Parece que también tuvo gusto por leer poesía. Así, me parece apropiado su homenaje en un foro de poesía. Con todos los respetos al artista.

Un abrazo.

[Raul Muñoz]

El placer es mío, Pilar, por encontrarte en este poema. Gracias.

Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Gracias, Enrique, muy amable. Siempre es un placer recibir tu aliento en el quehacer de la poesía.

Un abrazo.

[Carmela Viñas]

Tus versos lloran una realidad que estremece, amigo Raúl. Escribes, comprometido con la palabra, otro infierno más, dentro de los círculos dantescos.
Muy bueno me ha parecido tu poema y esa relación entre el drama y el silencio de la Cruz .
Abrazos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema buenísimo, amigo Raul, con un lenguaje poético que retrata muy bien, a modo de homenaje, el ambiente marginal al que dedicaron su arte los Chichos.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Gracias Carmela, amiga. Me alegro que el poema te llegue como reflejo de esa dura realidad.

Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Gracias Ferreiro, amigo, me alegro que te guste el poema y lo encuentres cercano al arte de Los Chichos y Jero.

Un abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Desconozco la vida e historia de Jero, pero por tu poema la imagino igual a la de tantas víctimas de la droga. Tus versos suenan doloridos y tristes, desconsolados. Y no es para menos. Abrazo y salud, Raúl.

[Raul Muñoz]

Gracias, Julio, muy amable por la lectura y las palabras que me dejas.

Un abrazo.

[Rafel Calle]

Tan bello como emotivo poema, amigo Raúl, que llevas con mucho tino desde el principio hasta el final.
Mi enhorabuena por este trabajo tan interesante.
Un fuerte abrazo.

[Raul Muñoz]

Gracias, Rafel, amigo, por tu compañía en mis intentos de expresar, en este caso, una dura y desagradable realidad.

Un abrazo.