Stop-Resiste

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

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Raul Muñoz
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Stop-Resiste

Mensaje sin leer por Raul Muñoz »

No puedo escapar, han cerrado el futuro. Las manchas negras dicen amar cuanto queda de mí en un callejón vacío. Antes tuve la suerte de soñar.

Un ave depositaba sus huevos en mi lengua, crecían los jóvenes llenos de júbilo. En una fiesta de votos confiaban arreglar la infancia, esbeltos como espigas, imposibles de segar aspiraban al sol, eran morenos de cabellos muy oscuros.

Llevaban la verdad en sus botas de acero, mientras pintaban las paredes en largos días con luna de fondo, y alguna estrella entre el denso humo de las fábricas cerradas.

Así se forjó el acero que había de ser inservible. Pero, quién podía saber lo que ahora intuyo, en este dolor de huesos que quiebra el último vuelo ascendente.

Otra opción que he barajado ha sido no decir nada, obligarme a mí mismo a callar; y no peco de indulgencia si digo que de nada sirve ninguna obligación. Cuando la juventud arrasa con todo y no queda nada posible, ¿ cómo sorprender a quienes todo lo saben ?

Ahora que no están, resulta sencillo decir que nada sabían, pero no me atrevo a decir que nada saben, porque han crecido interminablemente en mí, han depositado la infancia en mis huesos.

La muerte en un cajón me espera. Es mi único consuelo cuando todo está perdido.

Me apena de una manera sorprendentemente quebradiza la desilusión, que atraviesa a estos jóvenes, cuando vienen a la cabecera de mi cama y sacuden con fuerza mi cabeza medio adormilada en medio de la noche mediana -la que de manera ingenua asimilé como el próximo amanecer-.

Temo olvidar la juventud de los años, por eso es imposible mudar el silencio en la piel blanca del desengaño. No ha de haber rendición en el cansancio sino arduo pesar de los días pesados en las miradas sin brillo.

Cuando en una ocasión me disponía a sacar mi cabeza por la ventana y dejar ir, tal vez, una salmodia interminable al vacío, un calambre atravesó la columna vertebral del fascismo y tuve miedo de la cárcel y volví al silencio del futuro. Dejé caer la cobardía en las sábanas de algodón buscando tal vez alivio en mi interior; pero, de pronto, la infancia inmóvil en las celdas del tiempo, revolvía los cajones del sueño.

Un ave majestuosa en su inocencia desató el incendio: ardieron en hileras interminables todos los edificios. Sin duda, es mi culpa -de nuevo el miedo a la muerte en cualquier callejón, vestido de mujer, rodeado de hombres sin ojos, inconsecuentes demócratas sin escrúpulos vendiendo cara la democracia y comprando el cuerpo insoportable-.

No ha sido fácil hablar sin tener conciencia del fracaso antes de nacer.

Mi hada madrina fue la angustia terrible en una caída sin fondo suplicando que no viniera al mundo. Ella fue el punto de inicio a toda una cadena de infortunios. No podía ser de otra manera, un padre violento y una madre sobreprotectora con demasiado miedo a morir lejos de su propia madre.

No quedan excusas porque todas las he agotado, pero, no puedo salir del infierno sin antes poner remedio a la juventud que todavía arde en mí, y, como un joven que cualquier día vislumbrara todo el futuro en un paquete de cigarrillos y luego inclinara la cabeza en un banco vacío, o lanzara un ladrillo contra los cristales, así y no de otra manera, la verdad me tiene cogido de los huevos.

También yo he sido (soy) mi padre, con la misma violencia he odiado (odio) a mi madre tan lejos de su madre y tan cerca de la muerte; también me he prostituido (me acuesto con prostitutas) negándome el placer en la mirada del deseo; y también he sentido (siento) asco por ser quien soy.

Sí, mi iniciación fue misántropa y misógina, y esto no lo digo por quedar bien o mal, lavar o manchar mi conciencia. No, sencillamente han venido de nuevo. Tengo que decir algo sobre ellos, que no existen.

¿Cómo sacar a la muerte del cajón? Acaso, ¿he de entrar en el cajón?

La confusión de ser, de no ser en este cuerpo, lleva los días contados, pero, el silencio no cuenta conmigo.

La calle parece un campo abonado de mierda abundante; no es culpa de la lluvia porque nadie llora. El otro día gritaban como cochinos mientras me concentraba en mi vanidad.

¿Cómo decir a estos jóvenes, que amo tanto no ser olvidado?

Imposible engañarme a mí mismo, me han devuelto las pelotas a la infancia. Sobre las azoteas corre al perro de negra pelambre persiguiendo guijarros; gotea la sangre amarga de sus dientes y un niño bobo agita en el vacío el manifiesto comunista. Fin de la revolución. Stop –

Resiste.
Tu profecía, poeta.
-Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra.

-¿Mas el arte?..
-Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.

Antonio Machado ( Proverbios y cantares ).

https://transitando-la-palabra.webnode.es/
Hallie Hernández Alfaro
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Re: Stop-Resiste

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

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Un trabajo fantástico, querido compañero.
Trazas, con la cordura poética necesaria, unas coordenadas preclaras de lo que fue, es, y ha seguido en algún lugar, imposible de mover.

Aplausos con lágrimas en los ojos, Raúl.
Un abrazo de los grandes.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
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Raul Muñoz
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Re: Stop-Resiste

Mensaje sin leer por Raul Muñoz »

Gracias, Hallie. Muy amable en tu atenta lectura y comentario.

Un abrazo fuerte.
Tu profecía, poeta.
-Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra.

-¿Mas el arte?..
-Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.

Antonio Machado ( Proverbios y cantares ).

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