«Poemarios que no dan la talla»

[Ignacio Mincholed]

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Leo una noticia aparecida el siete de julio en La Nueva Crónica, periódico de León:

«Poemarios que no dan la talla.
El jurado del certamen literario de Poesía Joven “Fundación Monteleón” declara desierto el premio de la presente edición»

Mala noticia. Mala por lo que indica acerca del estado de la poesía actual. Los participantes en el certamen de poesía joven, que no debían superar los treinta y tres años, no han cubierto los mínimos objetivos. Mala noticia, sin duda, a la vez que se puede considerar buena noticia por lo que supone en cuanto a honestidad del jurado, algo poco habitual, que no ha temido declarar desierto el asunto. Antonio Gamoneda, Juan Carlos Mestre, Tomás Sánchez Santiago y Rafael Saravia han tomado la decisión unánimemente. “Ninguno de los poemarios presentados ha alcanzado la relevancia exigible a una obra que ha de distinguirse por su nivel de excelencia”, dicen.

Si hay algo imperdonable en los poetas es que nuestros poemas resulten intrascendentes, aburridos, a fin de cuentas. Podrán ser como sean, tratar los asuntos más dispares, graves o ligeros, alegres o dramáticos, torturados o torturantes; pero deberían procurarnos como lectores una experiencia dirigida a traspasar lo intrascendente, que es la antesala del aburrimiento. Un poema que no produce estímulo alguno en el lector, ni siquiera distracción, es un poema fallido por muy bien tratado que esté bajo las directrices del lenguaje; si además no lo está: apaga y vámonos.

Poemas sin energía, anodinos, pero claro está que, al autor, aunque no siempre, le puede parecer que su poema tiene una carga suficiente de algo; sin que los demás, al menos algunos, seamos capaces de encontrarlo. Digo que no siempre sucede así porque el poeta, generalmente, es capaz de detectar si aquello que ha escrito es portador de algo; pero incluso a sabiendas de no encontrar ni una brizna de ese algo, lo lanza sin miramientos al éter de la poesía.

Somos capaces de opinar, más allá de gustos, sobre cualquier rama del arte, pero mostramos muy poca capacidad para ser críticos con la poesía desde la poesía. Como si se tratara de algo sagrado, callamos, como mucho, ante lo insuficiente; en cambio nos pronunciamos con elogios desmedidos ante lo que habitualmente no muestra ˝relevancia exigible”, en palabras del jurado.

Afortunadamente no sucede en muchas ocasiones que un certamen quede desierto, pero a la vista de los resultados de muchos de ellos, cabe preguntarse: ¿no quedan desiertos porque cumplen con el “nivel de excelencia”, o porque la honestidad del jurado se rige por la norma de en el país de los tuertos el ciego es rey, que no deja de ser un criterio, o es peor todavía y se rigen por el menos malo a sabiendas de que todos son malos? Se prestigiaría más a la poesía, entre propios y ajenos, si hubiera jurados y críticos honestos
(y valientes ante los requerimientos de los patrocinadores) que no contribuyeran con su pasar por alto a la devaluación de la poesía.

Yo me acuso, acusando a los poetas, de:
Tramitar las palabras.
Desconocimiento.
Falta de creatividad.
Relajar la tensión.
Trivialidad.
Prosopopeya.
Insustancialidad.
Falta de solidez.
Complacencia.
Artificiosidad.
Afectación…
Aburrimiento.

Podría continuar, pero cada término que incorporo duele.

Así vamos aumentando el montón de los poemas insustanciales. La consecuencia inmediata es que si alguien se acerca a la poesía, se dará de bruces con ese montón, al ser mucho mayor, y no con el montón de los poemas vitales, aquellos que llevan en sí la energía capaz de producir estímulos. Consecuencia sobre consecuencia: la poesía es aburrida, no despierta interés. Pero resulta que no lo es y sí tiene interés, el que no lo despierta necesariamente es el autor. Quien esté libre de haber aburrido, que tire la primera letra.

Buen verano a todos.

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[Julio Gonzalez Alonso]

¡Buen verano, Ignacio! Y sí, me parece una excelente noticia para la poesía la decisión unánime de un jurado tan prestigioso y acreditado como el del concurso mencionado. Una cosa es "andar aprendiendo" a escribir y recibir los estímulos y orientaciones adecuadas para ir progresando, y otra muy diferente es enfrentarse a la edición y premio de una obra con las exigencias de calidad que requiere. Es además, un acto de respeto para el lector. No se puede soportar sin cansancio y fastidio la cantidad de publicaciones carentes de calidad que algunas editoriales ponen en circulación con el dinero -naturalmente- de los autores, los cuales creen ver cumplido un sueño. En fin, para qué seguir. Reitero mi opinión: un acierto de este jurado y un buen apunte para otros concursos en circulación. Salud.

[Ana Muela Sopeña]

Enhorabuena a este jurado por su honestidad e integridad.

Es interesante encontrar calidad en un poemario, no cantidad de poemarios.

En otras disciplinas artísticas hay muchos "premios desiertos". Era hora de encontrarlos también en poesía.

Gracias, Ignacio, por compartir la noticia.
Abrazos
Ana

[Javier Dicenzo]

Mucho mas valor para alaire donde hay excelentes poetas.
Javier Dicenzo

[Carmen Moro Frías]

Hola
Teniendo en cuenta el prestigio y nivel del jurado solo se me ocurre decir "chapeau" por la decisión que imagino habrá sido difícil de tomar.
Un abrazo

[Rosa Marzal]

Buenos días, Ignacio:

Aplaudo la decisión del jurado. Las obras presentadas a estos concursos deben de tener unos criterios de calidad que son exigibles. Falta autocrítica y también imaginación, estoy de acuerdo.

Un saludo, compañero.

[Ignacio Mincholed]

A la vista de los comentarios, me da la impresión de que no me he explicado bien. La noticia es la que es, pero mi intención al traerla aquí no es tanto por la noticia en sí como por lo que supone en cuanto a propuesta de reflexión y autocrítica como autores.

Julio, estoy de acuerdo con lo que dices en el comentario simultáneo del post de Rafel, «Cómo mejorar nuestros poemas, I», y su pertinencia en relación con la noticia.

Ese era el objetivo de traer aquí la noticia, y mi comentario sobre ella, proporcionar un punto de atención para reflexionar sobre qué hacemos al escribir poemas, cómo lo hacemos y en qué modo podemos mejorar ante la evidente falta de ˝relevancia exigible” y del bajo “nivel de excelencia” al que se refiere el jurado en la noticia.

No era mi intención felicitar a un jurado por cumplir con su cometido; o sea, por hacer lo normal, desde la normal honestidad que se les supone a todos. Y, sí, también señalar que no es frecuente que se dé este caso por las implicaciones negativas que supone saltarse los requerimientos de patrocinadores, editoriales, instituciones… a los cuales, con demasiada frecuencia, se pliegan los jurados. Pero en este caso no ha sido así, y lo que han hecho es ponernos colorados a los poetas, en general, con la muestra de los participantes en ese certamen.

Por eso, encuentro pertinente el post de Rafel, como cualquier otra vía mediante la cual los poetas y aspirantes que, en ese
"andar aprendiendo", como bien dices, podamos encontrar la materia y la energía para que nuestros poemas cumplan como tales.
Lo encuentro tan adecuado como ver documentales de La 2, viajar, pisar librerías y bares, teatros y rastrillos, leer y ver cine; en definitiva, echar mano de todo aquello que nos culturice al quedarnos con la sustancia para aumentar nuestro conocimiento y sensibilidades. Casi hasta recomendaría las lecciones particulares del maestro solapón, personaje del poema que hace poco puse, «Poema urgente».

Ana, como digo, felicitar al jurado está muy bien, pero mirar en qué dirección vamos me parece mejor.

Javier, está muy bien encontrar valores, tanto como bien está ser autocríticos y no complacientes.

Carmen, no veo necesario insistir, diría más de lo mismo y no quiero repetirme.

Así es, Rosa, parece que a todos nos silba el aire en los oídos cuando hablamos de autocrítica.

Pregunto a cualquiera: ¿de dónde piensas que salen los poemas que llegan a los certámenes?, queden desiertos o no.

¡Buen verano!

[Ana Muela Sopeña]

Hola, Ignacio:

Por supuesto que con frecuencia escribimos poemas irrelevantes en fondo y forma y es bueno reconocerlo y/o que nos lo recuerden los demás.

El "todo vale" está muy de moda, pero en la práctica eso es empobrecedor.

Un abrazo
Ana

[Alejandro Costa]

He leído a todos y cada comentario que habéis dejado.

Yo creo que había que partir de las siguientes preguntas: ¿Quién se presentó a ese certamen? ¿Qué nivel tiene cada uno de los que participaron? ¿Cuál era el límite de exigencia?

Cada vez, por cierto, es triste, se presentan más "novatos" o más personas que se creen poetas, a cualquier certamen literario. ¿Están preparados? Seguramente no. Y los que realmente lo están, ¿enviaron un poema fantástico o uno simple, sin alma, sin corazón, sin irradiar sentimiento y hacer sentir a quién lo lee?
Sí, efectivamente puede ser un magnífico poeta, un poeta genial, pero como todo en la vida, no acertó a la construcción de "ese" en concreto.
Podríamos recordar cantantes con canciones que fueron un bombazo, que se hicieron históricas, y esos mismos cantantes crear alguna que otra canción que pasó con más pena que gloria. Esto es aplicable a cualquier tema. Futbol, cine, literatura, cualquiera.
Introduciéndome en el barro, por comentar un monstruo de la poesía, Miguel Hernández tuvo su "Perito en lunas". ¿Es malo? En absoluto, pero después de leerlo, estudiarlo, vivirlo, ¿Cómo valoraríamos "Nanas de la cebolla" "Elegia" "El niño yuntero"? Si que no tienen que ver nada con su perito... pero son obras maestras. Federico García Lorca escribió "Poeta en Nueva York" por el cual recibió muchos halagos y muchas críticas, ¿es malo? ¡No! pero, cuando lees "Sonetos del amor oscuro" algo cambia y algo te lleva a un mundo de poesía plena. Pido perdón si a alguien le molesta y no comparte mi humilde opinión.

Para terminar, sí es cierto que existen, existimos, muchos "poetas" a los que nos falta formación, pero, aunque no estemos al nivel de otros muchos, sí que sabemos que hemos avanzado en el tiempo y que hemos corregido muchos errores, defectos y le hemos dado más "lirismo" a nuestras composiciones. ¿Somos poetas? Es posible que no ¿Nos gusta la poesía? Seguro que sí. ¿Podemos valorar lo bueno y lo malo? Creo que somos capaces. Respecto al jurado. Si entendieron que los poemas presentados no daban la mínima talla, no les convenció, perfecto con dejar el premio desierto.

Gracias a todos.

Si mi comentario no se ajusta a la idea de algunos de vosotros, pido humildemente perdón.

Debéis entender que estoy por debajo de muchos de vosotros en este maravilloso mundo de la poesía.

Saludos y abrazos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Ignacio, la lectura de este artículo sobre la condición de “calidad artística” me lleva a una reflexión sobre el oficio de poeta o de artista en general: la de ser consciente de la intención de lo que está acometiendo en todo momento del desarrollo de su obra, o sea un estado de autocrítica constante tanto en forma como en fondo. Para lograrlo son ineludibles: objetividad, trabajo, talento (creatividad, imaginación), formación en las particularidades consubstaciales a la poesía y a los diferentes “lenguajes poéticos”, y conocimiento de obras poéticas y de otras artes, tanto clásicas como modernas.
Conjuntando a la vez todos estos factores conseguiremos en la medida de lo posible (y refiriendo los conceptos que utilizas en tu “acusación”) huir de los lugares comunes, de la trivialidad, cursilería y autocomplacencia, de la afectación y artificiosidad; conseguiremos hacer sustanciosas nuestras obras, y al fin lograr en gran medida que no queden “desiertos” los premios de poesía a los que nos presentemos.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

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Buenas tardes, Ignacio.

Me ha venido muy bien leer estas "responsables acusaciones". Me acuso y, coloco alarmas, en todas las instancias personales de las que soy consciente; las inconscientes que se preparen también para hacer lo propio.

Pienso que es indispensable, agudizar el ingenio (si nos acompaña), nutrirnos de la vida interior, estudiar, leer, ser. Igualmente sería importante "desentrenar el ego" para no creerse un virtuoso del ombligo.
Aún con todos estos puntos muy claros, pueden haber intentos fallidos de buenos poemas. Cada día, cada minuto, que se haga uso del ejercicio poético, no deberíamos olvidar estos condicionantes.

Gracias por este post que compartes, Ignacio.

Un abrazo de los grandes.

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[Javier Bustamante]

Gracias Ignacio, por traer a colación un tema que se aleja de las auto-complacencias. La realidad es que estas críticas valientes son las únicas que pueden aportar el crecimiento necesario en cualquier disciplina, incluyendo la poesía. En el arte, ocurre mucho el tema de la ambigüedad, nacida de las interpretaciones de los autores y de quienes, leen, observan, o escuchan sus obras. A algunos las parecerá que la obra de Picasso es digna de adornar la antesala a las puertas del paraíso y a otros, les parecerá que solo son trazos sin una geometría propia que nace a capricho del pincel del pintor, pero aun dentro de todo esto, ocurre la magia de la conexión autor / lector y nace el valor del arte, o como en este caso, la poesía.

Creo que el advenimiento de las redes sociales ha sido una espada de dos filos. Por un lado, nos ha permitido explorar letras y estilos de muchos escritores que tal vez no hubiéramos podido conocer si nunca hubieran sido publicados. Por el otro, hay un exceso de escritos por todos los ámbitos de la world wide web que, con un par de frases medio hiladas, ya se les considera poemas y hasta se les exhalta como una magna obra, fruto del desconocimiento y / o el privilegiar la amistad sobre la crítica sana.

En días pasados, explorando las ventajas de empezar a utilizar ChatGPT como una herramienta válida de trabajo, se me ocurrió pedirle que escribiera un poema sobre La voz del poeta y esto es un pedazo de lo que resultó

La voz del poeta, un susurro valiente,
que enmudece al mundo y despierta la mente.
Es un canto sagrado, un regalo divino,
una luz en la oscuridad que siempre está contigo.

Escucha su voz, déjate llevar por su fluir,
porque en sus versos, el alma puede renacer.
El poeta habla, el poeta susurra,
y en cada palabra, la belleza perdura.

Si se fijan verán un poema con metáforas trilladas y un desparpajo en cuanto a la métrica y el ritmo. A veces me parece que muchos aspirantes a poetas somos como Mini ChatGPTs, tratando de recrear la poesía utilizando recursos baratos.

Regresando a tu reflexión, el tema no es si el juzgado hizo lo pertinente, que a mi parecer si lo hizo, si no que se estén dando estas circunstancias en el mundo de los concursos de poesía. Dicho de otra manera, no es que el juzgado haya encontrado culpable al asesino, sino que este mató a una familia entera sin mostrar un ápice de remordimiento.

La invitación es que, antes de seleccionar el botón de "Enviar" le demos una última lectura a nuestro escrito, con ojo crítico y, si no nos convence, lo cerremos y regresemos a él mas tarde hasta que el crítico interno quede totalmente satisfecho. Eso es la honestidad en el poeta y eso es a lo que debemos aspirar quienes amamos la poesía.

Saludos, amigos.

[Carmela Viñas]

Me parece muy interesante este debate que abres, Ignacio, en torno al compromiso que debemos tener con la propia voz poética ( trabajar de modo incesante los poemas) y la valentía para aceptar la crítica constructiva y aprender a darla también, siempre desde el respeto.

El enemigo del arte es el ego y la falta de disciplina en el acto de crear convierte la obra en una mediocridad.

Tu propuesta es muy enriquecedora: darlo todo por la poesía y eso equivale a inspiración y esfuerzo, sentido agudo de lo estético y fluidez en lo semántico.

Un abrazo.

[Ignacio Mincholed]

Gracias a todos por contribuir con vuestras aportaciones a la poesía.

Abrazos.
Ignacio

[Javier Dicenzo]

Está lo que se llama la alta Poesía, ejemplo Machado, con su estilística personalidad, a eso debe apuntar alaire. Narradores como Abelardo Castillo supieron de sus limitaciones y se entregaron a la narrativa, pero un creador es, de alto nivel. Por ello Castillo u otros son poetas, el tema está en lo mirado, en lo buscado, en la consciencia, en la labor artística, en la seriedad, no solo por estas cosas, sino por el sentido de identidad de una persona.