Editorial Alaire

Don’t Know How To Keep Loving You – Julia Jacklin (Revisited)


Acabo de verte en un vídeo casero
con tu niño asombrándose en una casa del revés.
Cada habitación, cada objeto,
una sorpresa, una exclamación de estupor
en un idioma que no entiendo
y que ya nunca entenderé.
Nada parece ser lo que es,
nada es ahora lo que entonces parecía.
Tu rostro ayer, tu sonrisa hoy,
tan lejos, tan cerca de ese niño
que no es nuestro, aunque sí.
Debe de existir una razón para esta distopía,
una explicación del éxito de nuestro fracaso,
de la maravilla de tus hijos,
de nuestro estar alejados para siempre,
cada cual en el extremo
de una circunferencia invisible,
esperando que todo se convierta en recuerdo.

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Uff, es un poema muy duro y altamente evocador, Enrique.
Gracias mil por estar.

Un abrazo.

Qué triste poema del recuerdo de lo que fue, y qué versos logrados en la nostalgia. Un placer leerte.
Abrazos y salud

Emociona el poema, Enrique. Me gustó mucho. Gracias por compartir.

Un abrazo

Sentir de desgarro muy bien expresado, Enrique. Honda lágrima de la palabra.
Un placer leer tu bella obra.
Abrazos.

Hallie: sí, un poema duro… lo escribí en primera persona aunque se refiera a alguien joven que conozco bien. Un amor imposible de la época de Erasmus. Una comunicación que continúa pero que dejó atrás lo que fue. Gracias a ti por estar aquí. Un abrazo.

Pilar: hay tristeza y nostalgia, sin duda, pero también asunción del presente tras el visionado de un vídeo casero con ese niño asombrado recorriendo con su madre una casa con todo del revés. Abrazos, amor, paz y felicidad.

Raul: me alegro que te gustara y emocionara este intento. Fuerte abrazo y gracias a ti por pasarte por aquí.

Carmela: el placer es mío por contar con tu presencia: Gracias por dejarme tus palabras. Un abrazo.

Un poema donde el fracaso se hace entrañable, donde la aceptación de la pérdida es el triunfo vital y también poético.

Eso... muy hermoso, viejo amigo.

Todo un placer de lectura.

Un abrazo.

La dureza que preside este poema no evita que a la postre resulte sumamente evocador, amigo Enrique.
Felicidades.
Abrazos.

Es una perfecta historia del fracaso, la nostalgia se siente a flor de piel.
Muy duro pero a la vez muy bello.
Gracias por compartir.
Un abrazo muy fuerte