Ella es todo un vicio
Publicado: Dom, 07 May 2023 13:30
Es mi pareja todo un vicio,
quién me mandaría a hacer este nido...
¡Es todo un vicio!
¡Un desmadre!
¡Si me hubieran avisado antes!
Que me estoy quedando en los huesos,
que ya me falta hasta el aire,
que ya no tengo ojos sino huecos,
que desnudo parezco cadáver,
que es verla y mi simiente
se vuelve loca, se enajena,
y contra ella se bate.
Ella me usa a todas horas,
siempre voy sin ropa,
me duermo y me despierto desnudo,
desnudo me alimento y camino
y cada vez que la miro,
desnudo,
atrapa mi culo
entre sus garras.
Yo, ya sin saber qué hacer,
sin saber cómo salvarme,
la lamo y la cuido,
la beso y la mimo,
la abrazo y le cocino
sufriendo síndrome de Estocolmo.
Pues, mientras ella come mi carne,
yo bebo de sus ojos
un exquisito elixir, maravilloso,
por el que siento
que me muerde y me devora,
que con mi piel se vuelve loca
por lo que entreabre sus ojos
cual ventanas,
que adora mis labios a besos
y que me compone hasta los huesos
con el néctar de su lengua.
Mi pareja es todo un vicio.
¡Un peligro!
Que es rozarla y caer preso.
¡Cautivo!
De la soberanía de sus senos.
Que todas las noches
estoy preparando mi huida.
¡Para salvar la vida!
Y el cuerpo...
Que, si me descubre,
le diré que es mentira,
que, si me descubre.
¡Me haré el muerto!
Y, si no puedo escaparme,
al menos, al menos...
Al menos me tiraré encima
para que haga lo indecible,
para que enajene
por última vez mi cuerpo,
para que beba hasta mis besos,
mientras yo crea morir,
en ese éxtasis en el que sólo se es energía,
en ese estado en el que sólo se es universo,
o entre versos y rimas,
bien dentro de su alma.
quién me mandaría a hacer este nido...
¡Es todo un vicio!
¡Un desmadre!
¡Si me hubieran avisado antes!
Que me estoy quedando en los huesos,
que ya me falta hasta el aire,
que ya no tengo ojos sino huecos,
que desnudo parezco cadáver,
que es verla y mi simiente
se vuelve loca, se enajena,
y contra ella se bate.
Ella me usa a todas horas,
siempre voy sin ropa,
me duermo y me despierto desnudo,
desnudo me alimento y camino
y cada vez que la miro,
desnudo,
atrapa mi culo
entre sus garras.
Yo, ya sin saber qué hacer,
sin saber cómo salvarme,
la lamo y la cuido,
la beso y la mimo,
la abrazo y le cocino
sufriendo síndrome de Estocolmo.
Pues, mientras ella come mi carne,
yo bebo de sus ojos
un exquisito elixir, maravilloso,
por el que siento
que me muerde y me devora,
que con mi piel se vuelve loca
por lo que entreabre sus ojos
cual ventanas,
que adora mis labios a besos
y que me compone hasta los huesos
con el néctar de su lengua.
Mi pareja es todo un vicio.
¡Un peligro!
Que es rozarla y caer preso.
¡Cautivo!
De la soberanía de sus senos.
Que todas las noches
estoy preparando mi huida.
¡Para salvar la vida!
Y el cuerpo...
Que, si me descubre,
le diré que es mentira,
que, si me descubre.
¡Me haré el muerto!
Y, si no puedo escaparme,
al menos, al menos...
Al menos me tiraré encima
para que haga lo indecible,
para que enajene
por última vez mi cuerpo,
para que beba hasta mis besos,
mientras yo crea morir,
en ese éxtasis en el que sólo se es energía,
en ese estado en el que sólo se es universo,
o entre versos y rimas,
bien dentro de su alma.