Editorial Alaire

Esta canción, que les canto, cantando
nace, sin nada, feliz. Y resuelta
sigue su curso en las voces envuelta;
siendo la misma verdad, conversando.

Quiero decir, que me entrego, volando:
Blanca paloma, viniendo de vuelta,
traigo en el pico la paz, desenvuelta,
rauda en amores que vuelan amando.

Tanto bregar por mis hijos queridos,
clavo saetas de música ardiente,
muero llagado de amores sufriendo.

Cuando contemplan la cruz, redimidos,
pueden oír al que canta en la fuente
dando la vida por todos, muriendo.

Precioso soneto con una musicalidad extraordinario y un lenguaje apacible que llena los sentidos.
Enhorabuena, amigo, fue un placer pasar por tus letras

Agradable la lectura de este soneto tan vital y con un sentido del ritmo muy logrado. Felicidades por él y un abrazo.

Hermoso poema pleno de significado y sensibilidad. Ha sido un placer leerte.
Abrazos y salud.

Precioso soneto, tan liberador como ese canto de Aquel que amó y sigue acompañando nuestros pasos. Magnífico poema en forma y esencia. Raúl Muñoz. Felicidades.
Un abrazo.

Sigue en ascenso la calidad de tus sonetos.

Todo un placer de lectura, amigo Ramón.

Un abrazo.

Gracias Jorge. Me alegro que te haya gustado.

Un abrazo.

Gracias Ramón. Muy amable.

Un abrazo.

Son muchos tus talentos, Raul! Abrazos, ERA

Genial soneto, bien creado y con gran ritmo.

Un abrazo.

Gracias. El placer es mío, Pilar, por tu comentario.

Un abrazo.

Demos gracias a Dios por la poesía.

Un abrazo, Carmela.

Gracias Ferreiro por los ánimos siempre es de agradecer en los empeños.

Un abrazo, amigo.

Gracias Era por leerme y los ánimos.

Un abrazo.

Un bello, bellisimo soneto. Un abrazo.