El tiempo dicta laudo
lavando las heridas del recuerdo
desazonado, jaudo
nadie lo apura, lerdo
no sabe del Señor ni de su Izquierdo
ni abriga sentimientos
danzando en su simpleza con lo eterno
llevando en sus sarmientos
leteos del invierno
que preñarán de olvidos tu cuaderno.
Renacerás ungido
por la esperanza nueva que se anida
en el primer latido
angustia repetida
de perder de antemano la partida
enfocado al nacer
en un infinitésimo camino
para volver a ser
el azar del tondino:
humano barro atado a otro destino
encadenado a volver
a hacer el ciclo una y otra vez
serás volver a ser
como el ciclo del pez
repitiendo su guión con tozudez.
Y al agotar los giros
compondrás en las cuerdas de los tiempos
escapes de suspiros
segundos de lamentos
y el gong que enhebra tiempo de tormentos
de fuertes campanadas
que peina cabelleras en el cielo
de liras estrelladas
con fulgores de hielo
te volverá cascada en otro vuelo.
¡despertarás!