Me han acusado de defensor del alma. No fui yo sino Dios mismo quien la defendió
Gustav C Jung
Mi corazón siente tu corazón a mil millas de distancia,
el dolor viaja en oleadas,
en una mochila llena de caminos y manchas de pintura descolorida,
dentro, enrollado, un mapa cósmico,
las estrellas descienden,
siento tu caída ardiendo lentamente en mí
como una hoja entreabierta arrojada una y otra vez desde árboles con venas abiertas que exudan un leve aroma,
es difícil saber cómo es que uno puede llorar y sonreír tan bien,
cómo las almas huyen de dolor en dolor.
Te siento filtrarte en mi corazón como un extraño olor melódico que sostengo y aprieto en mi pecho
(porque me desmayé muchas veces y conozco su punzada, su olor metálico)
Hoy huele también a lirios sobre el agua, a un estanque desposeído de espacio.
Me alegro de estar contigo en este momento.
No me avergüenzo de querer curar tu corazón
con el trocito aromático que me queda.
E. R. Aristy
2018