Dorado violento

[J. J. Martínez Ferreiro]

Entro en la habitación desde un pasillo dorado violento
debido a los cuadros torcidos, a la penumbra inesperada,
a los agrietados techos;
todo como si se cerniese una tormenta en las paredes.

Con esa inquietante insurrección de fondo
me asomo a la terraza oscura.
Contemplo la bahía, grande como una madre,
y arriba, navegando, nubes pálidas.

La mirada es opaca como la bondad,
y siempre insiste en su primera intención.
Huele a trigo oscuro y se oye fluir
la esencia ámbar de los pinos.
Hay almohadones de zarzas
espejeando los faroles de la calle.
Veo gatos en los tejados
enaltecidos por el sueño y sus símbolos tiesos.

De repente, en el mar nocturno, escucho voces nítidas
que parecen acarrear una distancia vasta,
limpia, despierta;
sus brillantes timbres se acercan
y dibujan pequeñas ondas sobre la taza de café.

Un camino a lo lejos parece zozobrar,
por eso algunas veces se detiene en un llano
para luego ascender atragantado de polvo.

Hoy puedo sentir la noche
como si fuese el resplandor de un cable eléctrico;
la noche esbelta y trepidante
con sus benignos pechos de plata oxidada.

Detrás, el aposento regresa con impaciente inquisición,
barnizado de objetos que no estaban allí.
Mis ojos se disuelven en lágrimas de inquietud
goteando en el suelo, formando pequeños charcos
—llagas de luz asombrada
o de avidez insatisfecha.

[E. R. Aristy]

Esa apariencia de los símbolos y esa esencia de la mente en su encuentro forman nuestra necesidad de entender. No obstante, se erigen otras preguntas como paredes de un templo al misterio de nuestra existencia. Quizá porque nosostros mismos seamos símbolos y la química producida por esas interacciones sea algo a la vez más; una alquimia que no es precisamente para transformar la materia en oro, mas bien, para transformar el portal que conduce a la esencia divina del espíritu del ser.
Es un poema de esencia y de sugerente portentos, Ferreiro. Abrazos, E.R. Aristy

[Ramón Castro Méndez]

Otro excelente poema, amigo Ferreiro, con esos paisajes interiores de luz tenue y otras violenta, que nos mantiene en vilo, que concilia sentidos y símbolos, que navega por entre imágenes que le dan brillo y esplendor a esa pátina, a veces, oscura de la que se adornan.
Noraboa.
Un fuerte abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Huele a trigo oscuro
y se oye en los pinos fluir la sangre ámbar.

Desde estos dos versos donde el trigo se hermana con los pinos celebro todo tu poema de excelsas pinceladas e imágenes vigorosas. Grande, Ferreiro. Un abrazo y salud.

[Ramón Carballal]

Es un poema impresionista, magistralmente escrito. No es nada fácil transformar en palabras las sensaciones y hacerlas tan nítidas y evocadoras que el propio lector parezca sentirse allí. Felicidades, J.J. Unha aperta.

[Pilar Morte]

Magnífico poema. Espectaculares imágenes hacen una lectura deliciosa. Felicidades .
Abrazos y salud

[Ventura Morón]

Es un poema inquietante que nos sitúa ante unas imágenes plenas de simbolismo. Muy descriptivo, los paisajes interiores y exteriores se mezclan haciendo un todo que forma la mirada del poeta, como dando forma al sentimiento.
Me ha gustado mucho venir amigo. Fuerte abrazo

[Raul Muñoz]

Nos abres la ventana al símbolo. Pocas veces el símbolo cabe en ningún marco, tal vez la clave sea ese pasadizo que alumbra el poema. Muchas gracias por abrirnos las ventanas y poder contemplar el paisaje simbólico de tu poesía, Ferreiro.

Un abrazo, amigo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Gracias, Roxane, celebro que la lectura de estos versos te lleven a tan profundas y trascendentes reflexiones. Es todo un honor que hayas disfrutado de estos versos.

Un bico.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Otro excelente poema, amigo Ferreiro, con esos paisajes interiores de luz tenue y otras violenta, que nos mantiene en vilo, que concilia sentidos y símbolos, que navega por entre imágenes que le dan brillo y esplendor a esa pátina, a veces, oscura de la que se adornan.
Noraboa.
Un fuerte abrazo.

Gracias, Ramón, por dejar esta magnífica lectura que haces del poema. Siempre es un placer tenerte por aquí.

Un abrazo, querido amigo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Huele a trigo oscuro
y se oye en los pinos fluir la sangre ámbar.

Desde estos dos versos donde el trigo se hermana con los pinos celebro todo tu poema de excelsas pinceladas e imágenes vigorosas. Grande, Ferreiro. Un abrazo y salud.

Gracias, Julio, celebro que hayas disfrutado de estos versos. Como ves e substituido el término "sangre" por "esencia"... ya sé que la licencia poética puede permitir el otorgarle sangre a los pinos... pero no sé... no lo veía... "esencia" me parece más equilibrado y pertinente en este caso.

Abrazos, querido amigo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Huele a trigo oscuro
y se oye en los pinos fluir la sangre ámbar.

Desde estos dos versos donde el trigo se hermana con los pinos celebro todo tu poema de excelsas pinceladas e imágenes vigorosas. Grande, Ferreiro. Un abrazo y salud.

Gracias, Julio, celebro que hayas disfrutado de estos versos. Como ves e substituido el término "sangre" por "esencia"... ya sé que la licencia poética puede permitir el otorgarle sangre a los pinos... pero no sé... no lo veía... "esencia" me parece más equilibrado y pertinente en este caso.

Abrazos, querido amigo.

¡Pues qué quieres te diga, amigo Ferreiro, a mí me parece ver sangrar los pinos! De hecho -no estoy seguro- creo que sacar la resina de los pinos se llama así, sangrar los pinos. Pero el poeta es dueño de su poema, así que -aunque rebajando la fuerza de la imagen- puedes referirte a la esencia (para mí sangrante) de esos pinos de tus versos. Un abrazo y salud.

[Carmela Viñas]

Contemplación e inquietud, aunadas en tus versos muy expresivos y pictóricos.
Muy bello tu poema, J.J. Martínez Ferreiro.
Felicidades.
Un abrazo.

[xaime oroza carballo]

Colléche-lo momento en engaioláchelo, de xeito tan sinxelo, que o reverteches nunha fermosa xoia.

Bicos, meu.

[Hallie Hernández Alfaro]

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"Entro en la habitación
desde un pasillo dorado violento

debido a los cuadros torcidos, a la penumbra inesperada,
a los agrietados techos;

es como si se cerniese una tormenta en las paredes.

Con esa inquietante refulgencia del fondo
me asomo a la terraza oscura.

Contemplo la bahía, grande como una madre.
Arriba navegan nubes pálidas.

La mirada es opaca como la bondad,
y siempre insiste en su primera intención.

Veo gatos en los tejados,
inmortalizados por el sueño y sus símbolos despiertos.

Hay almohadones de hojas espejeando los faroles de la calle.

De repente, sobre el mar nocturno, escucho voces nítidas
que parecen contener una distancia vasta, limpia, despierta;

sus brillantes timbres se van acercando
y forman pequeñas ondas sobre la taza de café.

Huele a trigo oscuro
y se oye fluir la esencia ámbar de los pinos.

A lo lejos un camino parece zozobrar,

por eso algunas veces se detiene en un llano
para seguir ascendiendo atragantado de polvo.

Hoy puedo sentir la noche
como si fuese el resplandor de un cable eléctrico,

la noche esbelta con sus tiernos pechos de plata oxidada.

Detrás, la habitación regresa con impaciente inquisición,
barnizada de objetos que no estaban allí.

Mis ojos se disuelven en lágrimas de inquietud

que gotean en el suelo formando pequeños charcos;
llagas de luz asombrada o de avidez insatisfecha."


Ohh, este es un poema que juega en primera división.
No sé si estás plenamente consciente de lo que has traído a la vida con Dorado violento.
Ovación cerrada y hasta que duelan las manos.

Un abrazo.