Crucificado

[Raul Muñoz]

Quiso ser engendrado -crucificado fue- el reino descendió.
Quiso ser Hijo del Hombre -crucificado fue- el Hijo de Dios.
Las paredes fueron testigos mudos: vieron por las escrituras,
escucharon por las ventanas, que llegaba el dueño de la casa,
que la mesa era servida. Los comensales reunidos al fin fueron
la sagrada familia.

-Hijo de hombre ¿ podrán revivir estos huesos ?-

Sí, estoy seguro, que el sagrario me descoyunta del todo,
que por amor ahora muero, y que por amor todo lo doy,
que a cambio me parten, con el cuchillo me seccionan,
hunden el frío en mis carnes blandas. Y no digo nada,
voy a parar donde el ruido del estómago. Sepulcro soy
de tantos comensales reunidos en la casa de mi Padre.
Luz soy, que atraviesa las miradas incrédulas. Y canto:
hijo soy del hombre, por el hombre crucificado. Y soy
luz eterna del bajo vientre, morada de los muertos,
redención de la muerte, cobijo del cuchillo afilado.
Hijo soy del águila por el vuelo sepulturero del aire.
Hijo soy de la viuda, ojo de la lluvia, semilla oculta.
Hijo antes de que nadie pronuncie palabra alguna.
Hijo porque he visto tantas veces partir a mi Padre,
confundiendo a la muerte con mi cuerpo ausente,
entregado al amor, ávido de muerte prematura.

¿ Cuándo llegas Padre ? Me agotan las palabras,
repetir una y otra vez, en la más absoluta miseria,
en el más absoluto desprecio, siempre a oscuras,
con mi cráneo inservible, las manos agujereadas,
el costado como un terrón, arrojado al manantial:
éstas prisas por estar siempre contigo fluyendo,
torrencialmente manchado de amor, coloreado,
rojo por las entrañas de mi madre, traspasado.

¡ Qué me salgo del pecho Padre ! -dime, Hijo-.

El amor de mi madre traspasado, su corazón, el sagrario,
el alboroto de los comensales -¡ Crucificadlo, Crucificadlo !-.

Si es solo un niño, nada sabe de nuestras mentiras.
¿ Qué sabe el corazón, antes de salirse del pecho ?

Engendrado fue -antes del homicidio- perpetuado.
Único Hijo redentor. Único espejo donde mirarnos.
Salvación -por la sangre derramada- vida eterna.

[Arturo Rodríguez Milliet]

A quién se le haya ocurrido pensar que la poesía no comulga con la fe,
que declame este poema tuyo, o que lo rece, al fin y al cabo será lo mismo.
Mi saludo y abrazo, buen amigo, con este valioso poema.

[Pilar Morte]

Creas o no, es un buen poema, pleno de amor que supura por los cuatro costados. Las imágenes son preciosas. Felicidades.
Abrazos y salud.

[Ventura Morón]

Muy hermoso como se derrama este poema acto de fe y emoción de las creencias más profundas y que subyugan al corazón.
Me alegra mucho venir a leerte Raúl. Un fuerte abrazo amigo

[Concha Vidal]

Raúl, impresionante el poema que has dejado, estremece hasta los huesos.
Gracias por compartir.
Abrazos mediterráneos y hoy, yo, también he estrenado... en mí, la lectura de tu poema.

[E. R. Aristy]

Quiso ser engendrado -crucificado fue- el reino descendió.
Quiso ser Hijo del Hombre -crucificado fue- el Hijo de Dios.
Las paredes fueron testigos mudos: vieron por las escrituras,
escucharon por las ventanas, que llegaba el dueño de la casa,
que la mesa era servida. Los comensales reunidos al fin fueron
la sagrada familia.

-Hijo de hombre ¿ podrán revivir estos huesos ?-

Sí, estoy seguro, que el sagrario me descoyunta del todo,
que por amor ahora muero, y que por amor todo lo doy,
que a cambio me parten, con el cuchillo me seccionan,
hunden el frío en mis carnes blandas. Y no digo nada,
voy a parar donde el ruido del estómago. Sepulcro soy
de tantos comensales reunidos en la casa de mi Padre.
Luz soy, que atraviesa las miradas incrédulas. Y canto:
hijo soy del hombre, por el hombre crucificado. Y soy
luz eterna del bajo vientre, morada de los muertos,
redención de la muerte, cobijo del cuchillo afilado.
Hijo soy del águila por el vuelo sepulturero del aire.
Hijo soy de la viuda, ojo de la lluvia, semilla oculta.
Hijo antes de que nadie pronuncie palabra alguna.
Hijo porque he visto tantas veces partir a mi Padre,
confundiendo a la muerte con mi cuerpo ausente,
entregado al amor, ávido de muerte prematura.

¿ Cuándo llegas Padre ? Me agotan las palabras,
repetir una y otra vez, en la más absoluta miseria,
en el más absoluto desprecio, siempre a oscuras,
con mi cráneo inservible, las manos agujereadas,
el costado como un terrón, arrojado al manantial:
éstas prisas por estar siempre contigo fluyendo,
torrencialmente manchado de amor, coloreado,
rojo por las entrañas de mi madre, traspasado.

¡ Qué me salgo del pecho Padre ! -dime, Hijo-.

El amor de mi madre traspasado, su corazón, el sagrario,
el alboroto de los comensales -¡ Crucificadlo, Crucificadlo !-.

Si es solo un niño, nada sabe de nuestras mentiras.
¿ Qué sabe el corazón, antes de salirse del pecho ?

Engendrado fue -antes del homicidio- perpetuado.
Único Hijo redentor. Único espejo donde mirarnos.
Salvación -por la sangre derramada- vida eterna.

Amen.

[Carmela Viñas]

Llegan tus versos y se quedan en el alma. Inmenso tu poema y entrega a Cristo crucificado, Raúl. Felicidades.
Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Gracias Arturo. Celebro con gozo que sientas este poema como confesión de la fe. La verdad que esta ha sido la razón última que me llevó a la poesía. Todo lo que escribí es una continua conversión a la palabra de Jesús.

Un abrazo. Y feliz pascua.

[Raul Muñoz]

Gracias Pilar. Me alegro que te transmita el poema.

Un abrazo, amiga.

[Raul Muñoz]

Una alegría encontrarte Ventura en este poema que quiere ser una declaración de Amor a quien me devolvió a la vida. Feliz pascua, amigo.

Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Gracias Concha, me alegro de encontrarte en esta declaración de intenciones. Ese querer remontar hasta el calvario. Feliz pascua.

Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Gloria a Jesús el Cristo resucitado.

Un abrazo, Era.

[Raul Muñoz]

Gracias Carmela. Te deso una pascua bendecida y que Jesús siempre te acompañe con tanta poesía que nos regalas.

Un abrazo.