Tal como están las cosas
me van a crucificar.
(John Lennon - La balada de John y Yoko)
La fábrica detiene el ruido del miedo,
la escalera acoge a niños asustados
y no puedo quedarme bebiendo en el recuerdo,
enderezando alas de ángeles caídos.
Este era mi barrio; hablé con otras gentes,
otras nubes besaron el interior de la colina.
Esta era mi casa de encaladas paredes
donde surgían espectros de caricias antiguas.
¡Ay, mi corazón atravesado
por el halo del mar, por la vereda
que sube inconsciente hasta la muerte de los coches¡
No sé si mi dolor será sólo una sombra
para los besos claros que abrazarán la noche,
si brotará la parra del patio ceniciento
que añora sillas, ronda murmuraciones.
Ya no quiero mirar las huellas que quedaron
de mi errático paso de soñador sin suerte;
no quiero morir crucificado.
Evoco aquellos versos escritos en penumbra,
me acerco a aquellas calles donde nos conocimos,
me entrego a aquel amor que tú ya no recuerdas,
me abrazo a tu rincón abierto en un deseo
con el corazón atravesado
por el halo del mar, por la vereda
que sube impasible hasta la muerte de los coches.
(Abril 1997)