Editorial Alaire

Julio Gonzalez Alonso escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 9:31 Qué fantástico poema y con qué intensidad está escrito. Imágenes y metáforas que tocan el fondo de la poesía y nos la devuelven en su estado más puro. La estrofa de cierre resume genialmente el alma del poema. Gracias, amiga Pilar. Salud.

Carmen Moro Frías escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 10:10 Hola,
La segunda y tercera estrofa me han encantado, aunque todo el poema te lleva por el camino de unas metáforas muy bien trabajadas, y que decir de la última, el cierre perfecto.
Me ha encantado.
Un abrazo y salud

Pilar Morte escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 9:16 Se ramifican, escuchan el chispazo eléctrico
del abrazo al amor.
Se hacen camino sorteando dunas, transformando
el sonido triste del llanto en una mirada,
sentimiento
donde danzan sin miedo neuronas de espejos fértiles.

En nudos, la garganta
siente lentos retornos,
expresando emociones que nadan en la sangre
y violan la quimera con la que habló la pausa.

Ya no soy la que vino desnutrida
de la ausencia. Me vivo en el gesto que irradia
colores olvidados.
La espera se hizo día para recoger el fruto
de interminables estaciones sin vuelo.

Dulces son las semillas que siembra el viento;
innegable el caudal sinuoso
que asegura sus aguas al mar
donde peces festejan
su baile húmedo.

Al fin, un diario sellado de rostros que dialogan
en idioma esperado, dilación de la mirada.
Todos hunden sus manos en tierra
que se descubren cálidas
haciéndose tacto.

Al fin, el viento cerró el arcón
de letras mutiladas, y afuera quedó la música
de hueso y alma
para danzar sobre pista
impermeable.

Ramón Carballal escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 19:20 El poema fluye tranquilo y profundo como un río de pensamientos. Felicidades por estos versos que he disfrutado intensamente. Un abrazo.

Pilar Morte escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 9:16 Se ramifican, escuchan el chispazo eléctrico
del abrazo al amor.
Se hacen camino sorteando dunas, transformando
el sonido triste del llanto en una mirada,
sentimiento
donde danzan sin miedo neuronas de espejos fértiles.

En nudos, la garganta
siente lentos retornos,
expresando emociones que nadan en la sangre
y violan la quimera con la que habló la pausa.

Ya no soy la que vino desnutrida
de la ausencia. Me vivo en el gesto que irradia
colores olvidados.
La espera se hizo día para recoger el fruto
de interminables estaciones sin vuelo.

Dulces son las semillas que siembra el viento;
innegable el caudal sinuoso
que asegura sus aguas al mar
donde peces festejan
su baile húmedo.

Al fin, un diario sellado de rostros que dialogan
en idioma esperado, dilación de la mirada.
Todos hunden sus manos en tierra
que se descubren cálidas
haciéndose tacto.

Al fin, el viento cerró el arcón
de letras mutiladas, y afuera quedó la música
de hueso y alma
para danzar sobre pista
impermeable.

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 19:25 .

Versos muy bien hilados, con un núcleo sináptico, maravillosamente traído a escena.
Creo que este ha sido un Big Bang de inspiración, querida Pilar.
No sobra ni un suspiro en tu poema.

Aplausos a granel; besos y felicidad.

xaime oroza carballo escribió: ↑Vie, 03 Feb 2023 0:42

Pilar Morte escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 9:16 Se ramifican, escuchan el chispazo eléctrico
del abrazo al amor.
Se hacen camino sorteando dunas, transformando
el sonido triste del llanto en una mirada,
sentimiento
donde danzan sin miedo neuronas de espejos fértiles.

En nudos, la garganta
siente lentos retornos,
expresando emociones que nadan en la sangre
y violan la quimera con la que habló la pausa.

Ya no soy la que vino desnutrida
de la ausencia. Me vivo en el gesto que irradia
colores olvidados.
La espera se hizo día para recoger el fruto
de interminables estaciones sin vuelo.

Dulces son las semillas que siembra el viento;
innegable el caudal sinuoso
que asegura sus aguas al mar
donde peces festejan
su baile húmedo.

Al fin, un diario sellado de rostros que dialogan
en idioma esperado, dilación de la mirada.
Todos hunden sus manos en tierra
que se descubren cálidas
haciéndose tacto.

Al fin, el viento cerró el arcón
de letras mutiladas, y afuera quedó la música
de hueso y alma
para danzar sobre pista
impermeable.

Es un gran poema, para releer y llevarse al sueño. Gracias, Pilar, por este tu gran canto.

Un bico.

Pilar Morte escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 9:16 Se ramifican, escuchan el chispazo eléctrico
del abrazo al amor.
Se hacen camino sorteando dunas, transformando
el sonido triste del llanto en una mirada,
sentimiento
donde danzan sin miedo neuronas de espejos fértiles.

En nudos, la garganta
siente lentos retornos,
expresando emociones que nadan en la sangre
y violan la quimera con la que habló la pausa.

Ya no soy la que vino desnutrida
de la ausencia. Me vivo en el gesto que irradia
colores olvidados.
La espera se hizo día para recoger el fruto
de interminables estaciones sin vuelo.

Dulces son las semillas que siembra el viento;
innegable el caudal sinuoso
que asegura sus aguas al mar
donde peces festejan
su baile húmedo.

Al fin, un diario sellado de rostros que dialogan
en idioma esperado, dilación de la mirada.
Todos hunden sus manos en tierra
que se descubren cálidas
haciéndose tacto.

Al fin, el viento cerró el arcón
de letras mutiladas, y afuera quedó la música
de hueso y alma
para danzar sobre pista
impermeable.

Raul Muñoz escribió: ↑Vie, 03 Feb 2023 14:19

Pilar Morte escribió: ↑Mié, 01 Feb 2023 9:16 Se ramifican, escuchan el chispazo eléctrico
del abrazo al amor.
Se hacen camino sorteando dunas, transformando
el sonido triste del llanto en una mirada,
sentimiento
donde danzan sin miedo neuronas de espejos fértiles.

En nudos, la garganta
siente lentos retornos,
expresando emociones que nadan en la sangre
y violan la quimera con la que habló la pausa.

Ya no soy la que vino desnutrida
de la ausencia. Me vivo en el gesto que irradia
colores olvidados.
La espera se hizo día para recoger el fruto
de interminables estaciones sin vuelo.

Dulces son las semillas que siembra el viento;
innegable el caudal sinuoso
que asegura sus aguas al mar
donde peces festejan
su baile húmedo.

Al fin, un diario sellado de rostros que dialogan
en idioma esperado, dilación de la mirada.
Todos hunden sus manos en tierra
que se descubren cálidas
haciéndose tacto.

Al fin, el viento cerró el arcón
de letras mutiladas, y afuera quedó la música
de hueso y alma
para danzar sobre pista
impermeable.

Qué buen trazado de circuitos neuronales, dando chispazos. Una poesía que llega como canción antigua. Tal vez, eso sea la poesía, ritmo y explosión de la misma belleza. Me gustó mucho Pilar. Gracias por compartir.

Un abrazo.