Lo que queda después

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

enrique sanmol
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Lo que queda después

Mensaje sin leer por enrique sanmol »

Lo que queda después


CERO

Desear es conocer la impaciencia, vivir en una expectativa, la esperanza de que al fin suceda. El deseo es esa fuerza interior que retuerce nuestra voluntad y nos arrastra a necesitar poseer el objeto de nuestro deseo. Lo que queda después, tras poseerlo, cuando la expectativa pasa a ser presente, es una carretera cortada, una puerta que se cierra para ya nunca volver a abrirse; sonidos de infancia –paraíso del que aún no sabe– que crees recordar y que sabes que no volverán.

Todo –lo irremediable, lo ridículo, lo sagrado– todo se difumina, se pierde entre conexiones neuronales y estancias perdidas en el espacio límbico. Y esa es nuestra forma de convivir con lo que llamamos mundo. Y eso es todo lo que conocemos. Y lo que desconocemos es todo.

El deseo tal vez sean esas conexiones neuronales (neurotransmisores como la dopamina) persiguiendo algo, quizás lo que llamamos placer. Y ahí esos experimentos con monos que una y otra vez y hasta la extenuación, olvidándose de cualquier otra cosa, presionan un interruptor que les da una descarga eléctrica en una parte del cerebro (el núcleo accumbens) porque les proporciona algo que denominamos placer; o el drogadicto que es capaz de casi todo por una sustancia que consiga que su cerebro le proporcione una vez más esa sensación.

En un lugar alejado del placer encontramos la trascendencia y el sentido de la vida… ese otro placer menos inmediato que puede proporcionar nuestro cerebro si le permitimos algo de tiempo. La religión también. Deseas y piensas que Dios está aquí, que Dios te acompaña. Piensas que Alguien debe haber, aunque no entendamos por qué o por quién. Para no verlo nunca y para no vernos a nosotros mismos nunca. Porque no es posible ver hacia dentro y tampoco más allá de nosotros: hacia dentro nos empeñamos en ponernos barreras que nos impiden, que no nos dejan ver y el espejo no sirve, no nos muestra más que una sombra, una pantomima de nadie, un nadie que sigue –como el hielo bajo el calor– difuminándose a cada paso; y hacia fuera no sabemos mirar, ni mucho menos ver u observar, sin modificar, sin contaminar lo que observamos.

Deseamos desconociendo el mundo, desconociéndonos a nosotros mismos. Acaso todo es deseo de permanecer, impulsos eléctricos atravesando células descontroladas que nos engañan continuamente. O acaso nunca hubo nadie y tan sólo somos el sueño de Alguien.

UNO
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Raul Muñoz
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Re: Lo que queda después

Mensaje sin leer por Raul Muñoz »

Me uno a esta reflexión tan lúcida.

Tal vez, todo sea una sola visión. Un saber sin saber que sabemos, como decía San Juan de la Cruz.

En todo caso, siempre es inteligente continuar indagando.

Gracias por compartir, Enrique.


Un saludo.
Tu profecía, poeta.
-Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra.

-¿Mas el arte?..
-Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.

Antonio Machado ( Proverbios y cantares ).

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